Usan Moringa y Aloe Vera para crear biomedicina que sane heridas crónicas en humanos

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“Cuando padecemos una enfermedad crónico degenerativa, una herida puede tardar varios meses, años o incluso no cicatrizar. Cuando pasa esto, decimos que la herida se vuelve crónica. Para estos casos necesitamos desarrollar un material que pueda proteger la herida y, además, promueva su cicatrización.”

Todos@Cicese / 4 Vientos / Foto principal: Aloe Vera (internet)

Ensenada, B.C., 3 de enero de 2020. Así lo comentó la Doctora Ana Bertha Castro Ceseña, investigadora del Departamento de Innovación Biomédica del CICESE, quien trabaja con un equipo de científicos locales en el desarrollo y evaluación de andamios bioactivos a base de polímeros biológicos para la cicatrización de heridas.

Un andamio –explicó-  es un “apósito” (un parche) y provee soporte y una barrera física que protege a la herida contra agentes externos o infecciones.

“Estos andamios funcionan como un templete que protegerá a la herida; deben ser porosos, biodegradables y biocompatibles. Estas características estructurales y funcionales deben tenerse en mente a la hora de diseñar un material, para mantener su proceso de fabricación lo más económico posible y así llevarlo a un nivel de comercialización”, explicó Castro Ceseña.

Para este proyecto, el alginato -sustancia química elaborada a partir de algas pardas que por sus características de gel tiene diversas aplicaciones industriales- es el biopolímero que se utiliza en el laboratorio de la Doctora Castro.

El innovador parche biomédico con base a Doctora Ana Bertha Castro Ceseña (Cortesía).

Por su origen natural, es biocompatible, biodegradable, de fácil adquisición y relativamente económico; además, ya ha sido utilizado en apósitos comerciales que se aplican para la cicatrización de heridas.

“Nuestra intención es utilizarlo como andamio. Para esta aplicación tiene una pobre integridad estructural. Una opción es plastificarlo, lo cual incrementa sus propiedades para manipularlo al implantarlo y también le da estabilidad en el medio acuoso”, indicó.

El propósito del proyecto es que además de crear un material que funcione como templete, contenga compuestos que promueva la cicatrización del tejido. Una alternativa para ello son plantas que contengan propiedades antioxidantes, antimicrobianas y antiinflamatorias.

“La incorporación de compuestos con efectos cicatrizantes nos pueden dar un apósito avanzado para su aplicación. Hay muchas plantas que nos pueden ayudar a ello. El gel del aloe vera contiene compuestos orgánicos activos que incrementan la adhesión de fibroblastos y su proliferación. También se ha reportado que los extractos acuosos de la moringa oleifera promueven la proliferación de fibroblastos dérmicos humanos.”

Castro Ceseña enfatiza que no es lo mismo si nosotros salimos a nuestro jardín, cortamos una hoja y extraemos el gel del aloe vera. La ventaja de que el extracto esté incorporado a un material, es que éste tiene una estructura porosa, se degrada y funciona como un soporte donde las células proliferan y promueve el crecimiento del tejido.

 

Substancia biomédica que utiliza el Cicese en el proyecto (Cortesía)

Los resultados de la primera parte del proyecto de investigación consisten en el logro de disminuir la desintegración de los andamios e incrementar su estabilidad en un medio acuoso mediante la proporción del polímero de alginato y plastificante.

El proceso de plastificación se optimizó al punto de lograr la estabilidad estructural de los materiales, manteniendo su estructura porosa.

La investigadora indicó que con base en las evaluaciones, la aloe vera contribuyó a incrementar la capacidad de absorción de agua de los materiales y los materiales que la contenían tuvieron actividad antimicrobiana contra E-coli.

La Doctora Ana Castro Ceseña (Cortesía)

Por su parte, la moringa oleifera coadyuvó principalmente con la capacidad antioxidante, antiinflamatoria por su capacidad para remover óxido nítrico.

El proyecto, para desarrollar y evaluar andamios bioactivos para aplicación de cicatrización de heridas, se encuentra en la fase de pruebas de laboratorio.

“Es una aplicación muy seria. Lo vamos a poner en una persona. Por ello necesita pasar por diversas pruebas que pueden llegar a tardar entre 5 a 7 años. Podría parecer mucho tiempo, pero necesitamos hacer las pruebas necesarias del producto, para que una vez que esté en contacto con una persona, no cause daños y sepamos cuáles podrían ser los efectos secundarios” compartió.

Agregó que la ventaja de los andamios que se desarrollan en el CICESE, ante los que ya se encuentran en el mercado, además de tener actividad antimicrobiana, “pueden reducir la inflamación en el tejido; por lo tanto, contribuyen a que los demás eventos moleculares se regularicen.”

Finalmente, dijo que “se trata de ofrecer otra alternativa para mejorar la calidad de vida de las personas”.


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