¡Todos quietos!

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A pocas horas de que concluyan las campañas proselitistas aquí en Baja California, seguramente muchos coincidirán, en que todos los pronósticos fueron rebasados. Esto se ha convertido en un verdadero cochinero político.

Álvaro de Lachica B.* / Alianza Cívica / A los Cuatro Vientos

En este mismo momento electoral de Baja California, los diferentes contendientes a un puesto de elección popular, son sepultados por escándalos, relacionados con asuntos de dineros, y se muestran como ladrones o burdos trepadores sociales en busca de riqueza y estatus por el atajo fácil de la política y los cargos de poder. La política tiene un buen producto, hace ricos a los políticos y, si se puede, autoritarios…mejor. Este es el lado oscuro y vicioso de la política, el momento en que se vuelve insignificante y se pierde la esperanza de que nos vaya mejor.

No hay a quien irle. Es como una pelea de esas que se llaman: “vale todo”. Piquetes de ojos, mordidas, golpes bajos, etc. Declaraciones tronantes, unos contra otros. Directas e indirectas. Descalificaciones, en base a verdades a medias o mentiras completas. Hasta el árbitro electoral, el IEPCBC “salió bailando”. De tendencioso y parcial, ha sido lo menos de lo que lo han acusado.

Videos, impresos, boletínes, trabajos “periodísticos”. De todo ha habido. Bueno, también se ha recurrido a denuncias penales. De un lado, y del otro. Se dice que se está encaminando todo, para que el final de este proceso, se desarrolle en los tribunales electorales.

Los posibles votantes, no tenemos por qué renunciar a la exigencia de vivir en una sociedad mejor, ni tampoco por qué renunciar a la exigencia de que la política sea una actividad excelente, fiel a su proyecto de crear una comunidad en la que vivir sea algo valioso y apreciado. Nuestro concepto acerca de lo que la política debería ser y hacer no es equivocado y es racionalmente defendible, pero entra en contradicción con la dura realidad de la política ejecutada por todos nuestros políticos, cuyas acciones concretas definen lo que la política realmente es y puede llegar a ser.

Vivimos permanentemente una contradicción entre la política tal como la concebimos y queremos que sea y la política tal como la observamos y vemos que realmente es. Esa contradicción entristece a muchos y hace cínicos a muchos más. A la postre, sea que seamos tristes idealistas exigentes o cínicos realistas, la conclusión lógica es que la política es una actividad sobrevalorada que hay que redimensionar.

La política y el gobierno son actividades humanas pero enredadas entre poderes y razones, intereses y valores, deseos de salvar a la sociedad y planes para aniquilar a los enemigos. Como hemos estado viendo en estos últimos días de campañas, pareciera que la política es una actividad reprochable y criticable por ineficaz y arbitraria, por corrupta, por mentirosa y por su agenda escondida. Es fácil entonces aporrear cotidianamente a los diferentes candidatos y partidos políticos. A pesar de ello, somos conscientes de que la política es el recurso que la sociedad tiene para tener algo de orden y no desfondarse en el caos, para una convivencia.

Total, a ver que resulta de este verdadero mugrero. Los electores bajacalifornianos, y los ciudadanos en general, simple y sencillamente estamos desconcertados. Si estábamos decepcionados respecto de los políticos y teníamos la idea de que la política es una actividad sucia, hoy estamos más que convencidos de ello. Ya veremos, en los comicios del 7 de julio, si ganan los menos peores, o los más cochinos. Aunque al final de cuentas, la que realmente gana, es la abstención. Ya veremos.

ALVARO DE LACHICA* Médico cirujano. Miembro de Amnistía Internacional, de Greenpeace, de Alianza Cívica y de Médicos Sin Fronteras. andale941@gmail.com

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