TÉCNICAS DE RELAX… (AVISO OPORTUNO)
Hace unos días, en mi centro de trabajo, hojeando un ejemplar del diario “El Mexicano”, en la sección de aviso oportuno, en el apartado de “servicios”, encontré los teléfonos celulares, todos con clave telefónica de Ensenada (646), de 20 mujeres que ofrecen servicios de índole francamente sexual. No sé en realidad desde cuando sucede lo anterior, pero este hecho, hace que nos de una excelente oportunidad de revisar a fondo una práctica nociva que no por tolerada por nuestras autoridades, deja de ser deleznable. La pregunta es: ¿deben los medios de comunicación, fomentar la promoción abierta de la prostitución, que a su vez se vincula con la trata de personas?
Álvaro de Lachica Bonilla/ A los Cuatro Vientos
La prostitución es una actividad presente en todas las sociedades del mundo; mujeres y hombres se dedican al intercambio sexual que tiene una recompensa económica o material de por medio. Es un hecho que no todas las formas de prostitución son voluntarias y algunos datos sugieren que cuatro millones de personas en el mundo son explotadas sexualmente (CIAS, 2013). Hay quien asegura que los espacios en los periódicos equivalen a las zonas de tolerancia, o guetos de prostitución, que los gobiernos se hacen mensos y las policías solapan. Yo creo que los dueños de diarios como el aludido, han de pensar: “mientras el gobierno siga avalando esta práctica, yo la seguiré anunciando”.
Quienes aseguran en México que todos los anuncios de prostitución son contratados directamente por “prostitutas libres” mienten. También dicen mentiras quienes aseguran que todos los anuncios los pagan las mafias de tratantes. La promoción y normalización de la explotación sexual dependen de la opacidad y la corrupción de muchos involucrados.
La ley establece muy claro que comete el delito de trata quien promueva, solicite, ofrezca, facilite, consiga, traslade, entregue o reciba para sí o para un tercero a una persona, por medio de la violencia física o moral, engaño o el abuso de poder para someterla a explotación sexual, trabajos o servicios forzados, esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud, etcétera. Es momento de que como sociedad, nos preguntemos si tal definición es válida en este momento…tal parece que no.
Preferiría no entrar en el debate de la existencia de la prostitución, inevitable o circunstancial, de su clandestinidad y de la explotación humana; si bien manifestamos nuestro respeto hacia los seres humanos convertidos en “trabajadores sexuales”, que seguramente aceptaron esta actividad por falta de mejores opciones. Así mismo rechazamos la censura en la libertad de expresión escrita que se pudiera invocar.
Es común escuchar que la prostitución es el oficio más antiguo del mundo, sin embargo, la prostitución es la forma de violencia y degradación hacia la mujer más antigua del mundo. Creo que cuando las barreras legales desaparecen, también desaparecen las sociales y éticas con respecto al hecho de tratar a las mujeres como producto. La prostitución es lo que es: violencia contra las mujeres, vulneración de sus derechos humanos, de la igualdad de género y una barrera que frena la lucha contra la trata de personas. Está claro que no hay ninguna ley que en sí misma vaya a solucionar el problema de la trata de personas, por desgracia siempre habrá hombres que estarán dispuestos a comprar. No podemos olvidar que se estima que entre el 80 y el 90% de las mujeres no son prostitutas, sino mujeres prostituidas, mujeres que están siendo obligadas a hacerlo y que no están ejerciendo por voluntad propia. ¡Alcemos nuestra voz, comencemos a nuestro alrededor!
Presionemos a medios de comunicación, autoridades y a la sociedad entera. Hagamos entender que la prostitución está relacionada y fomenta de manera directa la degradación de la mujer, la esclavitud sexual de nuestro siglo y la violación de numerosos derechos humanos. Es imperdonable en este momento, que las empresas editoriales sigan publicando anuncios de prostitución en sus páginas…bueno, es entendible, ya que esta práctica significa (de acuerdo con organismos civiles), ganancias anuales por alrededor de 372 mil millones de pesos, usted dirá.