SALTO CUÁNTICO: TRANSITAR A LA SOCIALDEMOCRACIA, DIFÍCIL CAMINO EN MÉXICO
“La vida política de un pueblo marca la condición en que se encuentra; marca su nivel moral, marca el temple y la energía de su carácter. El pueblo donde no hay vida política es un pueblo corrompido y en decadencia; o es víctima de una brutal opresión.”
Leandro Alem
La increíble postura de Ricardo Anaya tratando de pasar por víctima del gobierno de la 4T. La aún más increíble postura de la horda derechista respaldándolo. No hay maneras rebuscadas o poéticas para decirlo: con absoluto descaro, están defendiendo su “derecho” a seguir robando.

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José Luis Treviño Flores* / 4 Vientos / Imagen destacada: Oswaldo Guayasamín (Ecuador), el pintor de los pueblos oprimidos.
Ricardo Anaya y aquellos personajes de ideología conservadora que lo apoyan (Marko Cortés, Diego Fernández de Cevallos, Felipe Calderón, entre otros), me atrevo a decir que no son inteligentes, mas bien son astutos y mañosos, proclives a buscar maneras rápidas para hacerse de bienes, aunque estos sean de origen ilícito.
Su intolerancia al cambio tiene orígenes reales y objetivos. Desafortunadamente, no todas las personas pueden jactarse de ser inteligentes o tener un IQ alto, o medianamente decente. Es difícil afirmar quienes poseen más inteligencia que otros; no obstante, me topé con un artículo interesante de un estudio publicado por Journal of Psychological Science que menciona:
“Las habilidades cognitivas son críticas al formarse impresiones de otras personas y ser abierto de mente. Los individuos con habilidades cognitivas inferiores gravitan hacia ideologías sociales conservadoras de derecha que mantienen las cosas como están, porque les provee una sensación de orden”.
El estudio de los académicos de la Universidad Brock en Ontario no termina ahí. Van aún más lejos en sus aseveraciones:
“Las ideologías conservadoras representan un vínculo crítico a través del cual la inteligencia en la niñez puede predecir el racismo de los adultos. En términos psicológicos, la relación entre inteligencia y prejuicios puede derivar de cuán propensos son los individuos con bajas capacidades cognitivas a respaldar con mayor fuerza las ideologías conservadoras de derecha, debido a que ofrecen una sensación de estabilidad y de orden”.

Imagen: Honore Daumier.
Adjuntando datos de un estudio realizado en 1986 en Estados Unidos sobre prejuicios hacia los homosexuales, descubrieron que las personas con baja inteligencia detectada en la infancia tendían a desarrollar pensamientos proclives al racismo y la homofobia.
Si lo observamos objetivamente, cada actor político de derecha en nuestro país encaja perfectamente en el perfil antes mencionado. Hablemos de un Vicente Fox, burdo, con expresiones que denotan su baja inteligencia cognitiva y emocional. A todas luces podemos afirmar que es astuto, más no inteligente. Usó la presidencia para inflar sus bolsillos, se la pasó y se la pasa, haciendo comentarios cargados de intolerancia hacia cualquier cambio, sea este o no, en beneficio del resto de sus compatriotas.
Un Felipe Calderón, además de poseer una personalidad adictiva, y también necrófila, furiosa y dirigida a la absoluta belicosidad. El claro complejo de superioridad, su eterno y delirante desprecio hacia los demás, que se manifestó en una estúpida guerra que llevó a México a una barbarie nunca vista. Esta personalidad la historia mundial la ha observado antes en un Hitler o un Mussolini.
También podemos hablar del personaje que nos ocupa: Ricardo Anaya. Según Alfred W. Adler, respecto del complejo de superioridad, considera que es un mecanismo inconsciente, neurológico, en el cual el individuo trata de compensar sus sentimientos de inferioridad, resaltando aquellas cualidades en las que sobresale. La constante del yo es una característica rimbombante en Anaya, él “puede todo, tiene la formula precisa para cualquier problema, habido y por haber.”
Su discurso se centra en la continua autodefensa y justificación de sus actos; nunca es culpable de nada. Es el eterno perseguido, nadie lo entiende y nadie es lo suficientemente inteligente comparado con él. Su mitomanía política lo lleva a excesos extraños, como el de emular a su adversario Andrés Manuel López Obrador, hacer exactamente lo mismo, recorrer el país, ir a los lugares recónditos de la patria y fingir una empatía que no posee.

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Es el clásico denominado “uno más”: Andrés hizo esto, yo lo hago al doble.
Su léxico está cargado de adverbios deterministas como “absolutamente”, los cuales usa con frecuencia para dejar en claro que él tiene “toda la razón”.
Llevar a juicio a actores políticos no es una práctica cotidiana en nuestro país; más bien, durante años, cuando algún funcionario público incurría en ilícitos del orden financiero, debía ser lo suficientemente astuto para robar cantidades que le permitieran repartir el botín y quedarse aun con una buena tajada.
Es necesario llevarlos a la justicia por crímenes de lesa humanidad. Claro que hay datos históricos donde presidentes y jefes policiacos han masacrado a los mexicanos. Están los casos de Gustavo Díaz Ordaz en Tlatelolco. Enrique Peña en Atenco y Nochixtlán. Felipe Calderón y su guerra contra el narco en donde miles de inocentes murieron.
Entonces, hablar de conservadores y ultraderecha es hablar de intolerancia, represión, saqueo y entreguismo. No tienen la capacidad para la auto gobernanza, siempre han pedido intromisiones extranjeras para actuar en todos los ámbitos.

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Recordemos a Maximiliano de Habsburgo. ¿Por qué? Simple: no se consideran mexicanos; se sienten extranjeros en su tierra. Creen que su abolengo criollo los hace superiores y que están aquí para controlar a quienes consideran inferiores: los esclavos durante la colonia, los empleados en la actualidad.
No les importa ni su propia línea genética y prefieren ser millonarios sin patria que invertir en su terruño.
Son una de las oligarquías más ignorantes del planeta y están dispuestos a someterse a otras más pudientes. No les importa la devastación ecológica ni la explotación de todo recurso natural; menos aun sus compatriotas.
El vasallaje al que el pueblo mexicano ha estado sometido durante siglos tiene hoy una rendija de posibilidad. Es cuestión de tiempo para hacer de esa grieta una puerta ancha, y dar pan y circo al pueblo debe quedar en el pasado.
Transitar a la socialdemocracia no es tarea sencilla. Los ciudadanos han dado marcha atrás muchas veces antes de dar el Salto Cuántico hacia la emancipación.
“Mucha gente no puede ni emanciparse; es decir, no puede ni darse cuenta de la esclavitud en que le mantiene las ideas en medio de las cuales se ha educado”.
Samuel Butler.
* Subdirector académico en la Secundaria Técnica 75 perteneciente a la Zona 16 del Subsistema Federalizado de Secundarias Técnicas en Juárez, Chihuahua, además de ser activista social, columnista de 4 Vientos y analista político.
Ensenada, B.C., México, jueves 2 de agosto del 2021.
Excelente articulo.