SALTO CUÁNTICO: ¡No pasarán!
La marcha en “defensa del INE” -el pasado 17 de noviembre- tuvo una asistencia nutrida. La gran mayoría de la gente que participó seguramente era acarreada y su cantidad no fue lo suficientemente destacada para que el presidente Andrés Manuel López Obrador estableciera una agenda de atención prioritaria ante el incremento de la simpatía de la derecha que se evidenció entre la ciudadana, independientemente de que existe un 30 por ciento de votantes contrarios a AMLO.
José Luis Treviño Flores* / Redacción y edición: 4 Vientos
Foto destacada: El 27 de noviembre, en el zócalo capitalino (Cortesía).
No obstante, en esta corriente ciudadana existe una seria tendencia a ejercer la violencia física, hecho importante al que hay que sumar que la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), reunida en la Ciudad de México, los pasados 18 y 19 de noviembre y organizada por el célebre ultraderechista mexicano Eduardo Verástegui, también aportó su dosis de violencia oral en contra del gobierno mexicano.
Este último grupo reúne a la élite conservadora mundial, la cual ya no puede seguir ocultando su verdadera naturaleza clasista y racista, y se muestra tal y como siempre han sido. No se trata de su máscara de aparente y “noble” cristiandad enmarcada en un discurso de defensa de la familia, la vida y Dios.
Esos principios siguen pregonándolo, solo que ahora le han agregado un toque violento y de franca confrontación con el comunismo y la izquierda progresista latinoamericana que está ganando todos los espacios políticos encaminados hacia la dignificación de los pueblos.
Los ultraconservadores ya fracasaron en una Bolivia emancipada. Recientemente también perdieron en Brasil, en Colombia y en Chile.
Los recursos financieros de los grandes potentados que sostienen a este movimiento mundial no han dejado de fluir. Dinero y más dinero es lo que tienen para mover no conciencias, sino ambiciones.

El actor Verástegui, el “destape” de la ultraderecha internacional para México (Captura de pantalla en Youtube).
Pero es en estos momentos de derrota cuando se vuelven más peligrosos. Es decir, cuando están cerca de perder toda credibilidad, cuando han sido rebasados por las luchas genuinas de los pueblos, cuando ya no tienen asidero en la otrora masa social temerosa de la represión, son capaces de todo.
Sin embargo, la gente ha perdido el miedo a la fuerza intimidante de los ejércitos que actúan bajo sus órdenes y de presidentes gerentes de las empresas extranjeras y nacionales.
Un representante y multitudinario sector del pueblo mexicano tomó las calles de la Ciudad de México en apoyo al presidente Andrés Manuel López Obrador. Cientos de miles refrendaron el cambio profundo de una patria sometida desde la Colonia.
Se habían ganado la independencia, la guerra de reforma y la revolución, pero no la emancipación en la que aún vivían sometidas las huestes mexicanas criollas, que pretendían continuar bajo el sometimiento de la esclavitud de las conciencias y la venta de los recursos nacionales.
Hoy, la enorme desigualdad está cayendo. México ya no debe seguir siendo la colonia económica de nadie. El despertar de una raza multicultural, diversa y rica en la base de su profunda historia encontró el camino, el discurso y el temple a seguir.

López Obrador en una marcha previa en la Ciudad de México en torno a la defensa del petróleo mexicano (Cuartoscuro).
Aquellos racistas que se amparan en la falsa “blanquitud” están al borde de la extinción ideológica; se saben arrinconados y de ahí parte el verdadero peligro que representan: la violencia que pueden desatar para desestabilizar.
Hay que observar de cerca a Ricardo Monreal, icono perfecto de la traición. Se trata de un “aspiracionista” marcado por la frustración y el odio. Su falso discurso de reconciliación se encamina hacia la ambición desmedida. ¡Claro que va a terminar como candidato del PRIAN! No hay más a donde aterrice su ego. No por nada corrió a España justo en el día de la marcha obradorista ya que de seguro fue a vender su alma a la transnacional Iberdrola.
Y hay que mencionarlo. Sucede lo mismo con el Instituto Nacional Electoral (INE) que en el 2018 fue incapaz de contener los millones de votos que se emitieron a favor de la transformación.
Igualmente, con lo medios “chayoteros” que no podrán ocultar la enorme masa de votantes que se esperan a favor del movimiento de López Obrador en el 2024, algunos de los cuales se congregaron en la marcha del 27 de noviembre en la Ciudad de México.
Mientras en el país no exista una oposición digna, las cámaras legislativas y el poder ejecutivo serán de la “4T”. Mientras tanto, en el camino se deberán corregir los errores y arreglar y cerrar las diferencias.
Las fuerzas derechistas y ultraconservadoras no deben alcanzar ni un solo escaño, ni una sola gubernatura y mucho menos la presidencia del país en 2024. Simplemente ¡no pasarán!
* Subdirector académico en la Secundaria Técnica 75 perteneciente a la Zona 16 del Subsistema Federalizado de Secundarias Técnicas en Juárez, Chihuahua, además de ser activista social, columnista de 4 Vientos y analista político.
Ensenada, B.C., México, martes 29 de noviembre del 2022.