SALTO CUÁNTICO: La parvada, la viejecilla, el gato, la vaca y otros animales
“Hay que creer que el Pájaro Azul no existe, o que cambia de color cuando se pone en la jaula.” “¡Que si hay Dichas en tu casa!… ¡Pero si tu casa está llena de ellas! Pero en vano todo, tú no ves ni escuchas nada…”
Maurice Maeterlinck.
En torno de la mesa comen, beben, cantan, se agitan, se revuelcan o se duermen entre la carne, los frutos milagrosos, los jarros y las ánforas volcadas, los más groseros goces de la tierra.
José Luis Treviño Flores* / 4 Vientos
Son enormes, inverosímilmente obesos y rubicundos, cubiertos de terciopelos y brocados, coronados de oro de perlas y de pedrería (…)
Sin perder la brújula hay que estar muy atentos a las posturas políticas dentro del marco rumbo a las elecciones del 2018.
México todo siente la necesidad de un cambio radical, el problema no es el sentimiento nacional ante un momento histórico sin precedentes, el problema central es que no sabemos cómo interpretar la sensación.
Cuando un ave lleva presa toda su vida y observa por primera vez la puerta de la jaula abierta, no puede imaginar qué hay más allá de los barrotes de siempre. Según una fábula popular, el ave en cuestión sale y vuela primero por toda la habitación dando tumbos con lo que se encuentra por no saber medir tiempos ni distancias. No conforme con ello alcanza a observar una ventana abierta y el impulso natural por mayor libertad la obliga a salir sin darse cuenta de que hay un invierno cruel afuera. Su repentino y precoz vuelo se ve interrumpido por el frío, cae en la nieve y comienza a congelarse lentamente. Una vaca pasa y defeca encima de la moribunda ave, ésta comienza a sentir calor y canta trémulamente, pero un hambriento gato la escucha y corre rumbo a donde el ave, con las garras aparta la boñiga y se la come.

Foto: Facebook
Las tres moralejas son: El exceso de libertad es malo. No todo el que te caga es para lastimarte. Cuando estés entre la mierda mejor ni hables.
Ya en algunos momentos históricos las aves han tenido la ‘jaula’ abierta, la mayoría de las veces se han quedado en la mera contemplación sin saber qué hacer, la ‘maldita viejecilla del alpiste’ sabe bien como dosificar el alimento mientras da la espalda, mostrando su encorvada, maltrecha y acabada figura con olor a podrido y aliento de muerte.
Aún al verse con la puerta abierta no se atreven a huir, ya saben que pasó a otras aves osadas. Lo peor es que sí ven aves semi libres en la habitación al servicio de la viejecilla, no vuelan pero desarrollaron picos más largos y cada vez que alguno de la jaula se arriesga, esperan a que caiga cansada de volar sola, para despedazarla. El anquilosado sistema de la vieja funciona porque no han aprendido a salir juntas de la jaula, no saben que así sería imposible atrapar a todas y que el invierno no dura para siempre, por eso no necesitan vacas y los gatos no vuelan.
La parvada es grande y suficiente para sacarle los ojos a la maldita viejecilla. Por primera vez pueden dejar de confiar en la vaca y su calor maloliente y dejar que el gato muera de hambre.
Volar en libertad significa ser autosuficientes, con majestuosas alas y colorido plumaje de Quetzal, llenar árboles y alambres de vigilantes pájaros, saturar los nidos con suficientes huevos y permitir que los polluelos aprendan el sabor de la justicia.

Ilustración: mardetinta.com
La vaca (PRD) nada más ha rumiado nuestras ilusiones y defecado en nuestros anhelos. El gato (PAN) ha dado zarpazo tras zarpazo cada vez que la parvada creyó en él, y la viejecilla (PRI) muerta en vida con el alpiste envenenado, solo necesita un empujón a la tumba.
Ésta vez los depredadores y la vaca han unido fuerzas con una cucaracha (MC), la vieja permanece con la Mantis (PVEM) y el ratoncillo asustado (PANAL) formando un híbrido asqueroso que no puede sostenerse en pie, pero asusta con su apariencia. Las aves lo saben.
Por otro lado, ha surgido un grupo nuevo, liderado por una adolescente que mantiene a raya a una lagartija nerviosa que está aprendiendo a explorar con la lengua de punta partida y con la cola dispuesta a perderla por si la atrapan. Trae un perro que ha tenido muchos amos, por eso es desconfiado y muerde cuando no le dan el hueso que pidió.
Nuestra adolescente aún tiene las hormonas en radicales libres y le es difícil controlarlas, tiene buenas intenciones pero la lagartija es escurridiza y el perro se le agazapa cuando le muestra la mano. Las aves observan con cuidado, ya afuera y con la experiencia de años al cuidado de la vieja, querrán cantar en el hombro de la adolescente, susurrándole tonos que calmen su furor novato y no se convierta en otro guardián inmisericorde. Las aves sabrán otorgar un vuelo sincronizado que embellezca el azul del cielo junto a la niña precoz y liviana que observa arrobada un incierto pero prometedor futuro si sabe cuidar la libertad ganada a punta de batallas sangrientas. Las aves saben que ésta niña es observada por viejos agrios y mañosos que esperan al pie de la puerta para mancillarla, es MORENA y de aparente ingenuidad, pero vieja de alma, la lagartija (PES) entre las manos y el perro (PT) con correa están atentos a la parvada.
Maurice Maeterlinck en su hermosa historia del Pájaro Azul que simboliza la felicidad y la libertad del alma humana y búsqueda incansable por poseerlas, sin atender que se encuentran dentro de la humanidad misma y no prisioneras en una jaula para que canten al antojo y conveniencia de otros.
* José Luis Treviño Flores, Coordinador Académico en el subsistema de secundarias.