Réquiem. México todo comparte la indignación

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Matar, lo único que saben hacer, truncar vidas productivas, llenas de talento y amor, vidas que son un faro, una guía en la oscura tormenta de nuestro país.

José Luis Treviño Flores / A los 4 Vientos

Ellos, los que debieran proteger las luminarias que dan sentido y certeza al resto de nosotros… Guardan silencio y se esconden tras las frías estadísticas, cual cómplices infames.

Cada alma arrancada de tajo sin ser su tiempo, nos deja en la orfandad y a merced de los lobos sedientos de sangre.

Las letras siempre han asustado a los cobardes, así que piensan que con cada periodista, escritor o poeta asesinado, el abecedario será mas corto.

Escribir es un oficio peligroso en éste país, lo sabemos, pero es más peligroso permitir la impunidad, la corrupción, el hambre, la injusticia.

Con infinita tristeza observamos que el puerto constitucional queda lejos, tan lejos como buscar nuevos horizontes.

 La justicia sigue siendo la alegoría ciega, desnuda y ahora… Muda.

Los peritos recogen muestras, pedazos inciertos que se pierden en el cúmulo corrupto de la burocracia y dejan abandonada la dignidad y la verdad recién callada.

Nada es más amargo que un sorbo de impotencia, nada es más vacío que el hueco dejado en el alma.

No son tiempos de replegarse, ni de callarse, son tiempos de guerreros osados, llamamos a todos, a todas, periodistas, escritores, poetas, dramaturgos, armados con la fuerza del talento y la armadura de su inquebrantable espíritu.

Porque si pecado es matar, también lo es callar.

*José Luis Treviño Flores, Coordinador Académico en el subsistema de secundarias


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