REFICCIONES: Un país en el límite de su paciencia.

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Comienza a levantarse una multitudinaria manifestación ciudadana por todos los rumbos del país, un movimiento nacional que tiende a incrementarse frente al cinismo del Congreso que supone sus decisiones definitivas, pese a no poseer ninguna representatividad. ¿Cómo podría alguien ser ajeno a tamaña agresión legislativa? hoy van cientos de miles de ofendidos pero cada día se multiplicarán y es que si esta batalla la pierden los ciudadanos será retroceder política y socialmente un siglo, sin embargo, un gobierno del siglo XIX será absolutamente incapaz de gobernar a una ciudadanía del siglo XXI, pronto se verá.

   Ignacio Betancourt/ A los Cuatro Vientos

Cuando el Copete Parlante y sus cuarenta ladrones alucinan que por tener mayoría parlamentaria y televisoras pueden aprobar cualquier atrocidad se equivocan trágicamente, el mundo de la legalidad secuestrada nunca ha sustituido al sentir de las poblaciones, estas tienen otros canales de manifestación y sus maneras no pasan por las cámaras legislativas, son impredecibles e incontrolables ¿a qué estará apostando el gobierno priista? ¿Frente a los reclamos de sus patrones trasnacionales el gobierno mexicano quiere provocar una guerra civil para justificar la represión total? ¿A quién puede servirle tal situación? La disyuntiva, supongo, no debería ser más que la implantación de lo justo, o algo así.

La verdadera pelea va estallando en múltiples frentes, el país se incendia con las pequeñas disputas y con las grandes pero el generalizado hartazgo ofrece una dimensión inusitada al comportamiento ciudadano, todo es posible cuando se han roto los límites de los soportable, cada hombre y cada mujer y cada niño o anciano se vuelve una inevitable subversión; cuando la voracidad capitalista lo ha destruido todo ha minado su propio territorio, sus asideros infalibles: los consumidores, quienes ya comienzan a fallarle pues poco tienen para comprar y encima de eso el panorama es tan desolador que ni ganas dan de consumir.

Si el actual gobierno pretende llevar a la población al límite del expolio y la degradación va a tener que confrontar los estratos más profundos no sólo de la ciudadanía sino de una sociedad que a tiros y jalones se construye para un tiempo nuevo. La incapacidad política para imponer un régimen económico tan lesivo a los intereses de las mayorías es evidente, solo queda la opción temporal de la represión circunstancial pero a fin de cuentas la incapacidad gubernamental y el fracaso de su comportamiento quedará manifiesto y la verdadera batalla habrá dado inicio a la trasformación, incontrolable e indetenible, de un país en el límite de su paciencia.

Pero volvamos a nuestro local rollo-novela-semanal (San Luis Potosí, México) protagonizada por la sociedad civil, en esta caso representada por el Colectivo “Es hora de hacernos agua”, confrontando a los reyes del humorismo involuntario (el Secretario de Cultura Xavier Torres Arpi y dos de sus esbirros: Juan Carlos Díaz y Mauricio Gómez), en un ya prologado debate de ocho meses respecto al tema de la desinformación que existe sobre su accionar financiero y el voluntarismo con que deciden toda acción. El Colectivo “Es hora de hacernos agua” conoce el presupuesto estatal de la Secult, información que les entregó la Comisión de Educación,  Cultura, Ciencia y Tecnología del H. Congreso del Estado como resultado de sus gestiones del mes de junio pasado, pero aún no se conoce el presupuesto federal y de otra índole que la Secult recibe durante el año, ni su procedencia, ni su destino, ni mucho menos las justificaciones de su aplicación. Sobre el punto continúa sus gestiones el Colectivo en las instancias conducentes (federal y estatal) y pronto habrá información.

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El país está cambiando independientemente de que se lo permitan o no, es el momento de revisarlo todo en los campos y las ciudades, y si los académicos independientes y los creadores más lúcidos impulsan un movimiento transformador de las anquilosadas (por no decir corruptas) estructuras culturales estatales, habría que prestar atención a sus acciones; en los momentos de transformación total no hay jerarquías, todo objetivo resulta fundamental sea la cultura o las finanzas nacionales. De manera frontal, con nombres y apellidos explícitos, creadores y académicos señalan múltiples atropellos, maneras de ser institucionalizadas que pese a sus nefastas consecuencias se han vuelto “naturales”, pero que al ser cuestionadas por vías jurídicas y ciudadanas van siendo minadas poco a poco en el sustento simbólico y cotidiano que las hace posibles.

Bienvenidas las denuncias anónimas porque indican, de maneras a veces demasiado viscerales, el increíble grado de descomposición de las instituciones culturales del estado, llámense Centro de las Artes, Instituto Potosino de Bellas Artes o cualquiera otra de sus instancias, lo cierto es que el modelo de “cáeme bien y te apoyo” se ha desgastado, la era del Santa Claus regalando por su santa voluntad (aunque no sea navidad) pierde eficacia. Ya el Colectivo “Es hora de hacernos agua” pronto estará en posibilidades de dar a conocer las estadísticas culturales de los años recientes, el mapa de los beneficiarios y de los incondicionales y de las redes que han hecho posible los más abusivos favoritismos. No sólo de manera anónima se puede cuestionar a la Secretaria de Cultura y su boyante cotidianeidad en crisis.

ignacio betancourt *Ignacio Betancourt Robles. Poeta potosino. Desde 1997 es investigador literario en el Colegio de San Luis Potosí. Premio Nacional de Poesía Punto de Partida (UNAM, 1974); Premio Nacional de Cuento (INBA,1976) Libros publicados: De cómo Gudalupe bajó a la ontaña y todo lo demás (1977), El muy mentado curso (1984), Ajuste de cuentos (1995) y los poemas Diaria poesía (2006). Como dramaturgo ha escrito diez obras, todas representadas. Entre sus libros de investigación literaria están: “El escándalo”, primera drama de Manuel José  Otón. Texto y contexto (1999); Literatura y frontera norte (2005).

 


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