PRI: la Asamblea Nacional del miedo, la traición y el saqueo
El Grupo de Atlacomulco gobierna México. Es la primera vez que lo ejerce a plenitud y desde Los Pinos. Enrique Peña Nieto no es el Gran Tlatoani, sino el “Mister Chance” de Jerzy Kosinski, por carecer de la inteligencia y el talento político de Isidro Favela o Hank González, sus impulsores. Sin embargo, esa cúpula de hierro oxidado, también propietaria de la franquicia del PRI, ahora ejerce el poder absolutista con ayuda de banqueros, clero y militares.
Everardo Monroy Caracas/ A los Cuatro Vientos
Casi una semana antes de su asamblea nacional ordinaria, el PRI descabezó al sindicato magisterial más poderoso del país y arrodilló a sus dirigentes. De paso, con ayuda del poder mediático, impulsa reformas constitucionales que le abrirán descaradamente las puertas al capital extranjero en Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad. Antes, un ejército de legisladores corrompidos obligarán a los mexicanos a pagar el IVA en alimentos básicos y medicamentos.
Serán intocados los vergonzantes salarios de la gran burocracia y la escandalosa plusvalía de las trasnacionales y millonarios mestizos. La masa, principalmente la clase mediera, será la pagana. Menos de tres mil priistas, al servicio de gobernadores y caciques, ya hicieron su chamba: borraron de los estatutos y programa de acción del PRI cualquier obstáculo legal que impida poner en venta el petróleo de los mexicanos y sus derivados al capital privado. Las banderas políticas de Justicia Social y Nacionalismo Revolucionario han sido arriadas y sustituidas por el signo de pesos y unas enormes nalgas de tres colores.
El Prian generó más de 50 millones de pobres y miserables en el país y sus votos, adquiridos por una despensa de quinientos pesos, permitieron esta tragedia. La asamblea nacional ordinaria del PRI será una simple evocación histórica de los tiempos idos, donde la vieja guardia y sus relevos, tan corruptos unos como otros, reforzaran complicidades para no soltar, en 18 años, Los Pinos y la Secretaria de Hacienda y Crédito Público. Las cúpulas panista y perredista (en manos de Manuel Camacho Solís, Diego Fernández de Cevallos y Carlos Salinas de Gortari) harán lo que el Pentágono y los barones del dinero les ordenen.
El asunto de Elba Esther Gordillo es anecdótico y será recordado en esta ceremonia política vergonzante. No debemos olvidar que La Maestra es invención del PRI y por lo tanto, en nada se distinguía de Peña Nieto y sus patrocinadores. Todos tienen inversiones de bienes inmuebles en el extranjero. Lo mismo que dinero malhabido en bancos de paraísos fiscales.
Las instituciones públicas se han convertido en empresas financieras y cuarteles. Únicamente especuladores de la bolsa y sicarios uniformados atienden a la ciudadanía. Los cárteles de la droga tienen la consigna de tener paralizada a la sociedad. Nadie está a salvo. El país será otro en el momento que las grandes compañías petroleras del Estados Unidos e Inglaterra recuperen Pemex y la CFE. Para fortuna de estos bucaneros del petróleo y la electricidad, los presidentes de México, Lázaro Cárdenas del Rio y Adolfo López Mateos ya están muertos y su legado nacionalista, patriótico y plasmado en volúmenes de papel, ahora solo puede adquirirse en algunas editoriales privadas. Ni siquiera los libros de texto gratuito dimensionan sus alcances políticos y el bienestar social que generaron. Ni sus descendientes los dignifican. Por el contrario, terminaron aliados con los verdugos y traidores de quienes realmente generan con su trabajo físico y honestidad la riqueza del país.
Peña Nieto es el “Mister Chance” de Jerzy Kosinski y una tenebrosa hechura de los poderes facticos y del dinero sucio. Ni el propio Hank González hubiese avalado el arribo de este oscuro personaje a la presidencia de la república porque envilecería mas al poder público, como actualmente ya sucede. La mayoría de mexicanos no le tienen respeto a las instituciones públicas, entre ellas al Presidente de la República, y menos a los militares e iglesias. Les temen y caricaturizan. Los únicos iconos reverenciados, por la fe heredada de nuestros ancestros, son los santos, vírgenes y dioses. No nos queda de otra. Debemos confiar en la divinidad celestial para que destruya a estos demonios que pululan en los partidos políticos, juzgados, alcaldías, congresos y cuarteles.
César Camacho, el ex gobernador del Estado de México y uno de los engranajes menores del Grupo Atlacomulco, estaba eufórico porque arribó a la 21 asamblea nacional ordinaria de su partido, el domingo 3 de marzo, con la estafeta de dirigente nacional y un documento refrendado por menos de tres mil consejeros antinacionalistas y serviciales al gran capital privado. En su momento sus descendientes pagarán su cuota de sangre, porque un gobierno de delincuentes uniformados, lo primero que hacen al tomar el control absoluto del poder público, es matarse entre sí y saquear el patrimonio nacional. Elba Esther Gordillo es ejemplo vivo de lo que nos aguarda.
Sin embargo, no todo está perdido. Dentro de la sociedad mexicana hay un movimiento de resistencia, patriótico, consciente y humanista, que combate día a día, sin descanso, a esta caterva de delincuentes que han fabricado miserables y corrompido a nuestras instituciones públicas. Es importante resaltar que las ideas de Benito Juárez, Emiliano Zapata y Lázaro Cárdenas siguen vigentes y son recuperables. La luz de su ejemplo debe guiarnos en estos momentos de oscuridad.