Por mal uso de fertilizantes, el océano pierde biodiversidad, sufre alta mortalidad de especies y caen las nitro finanzas
El deficientemente manejo del potasio, nitrógeno y fósforo que se utilizan como fertilizantes en campos agrícolas cercanos a las vertientes de caribe mexicano y la porción norte del Mar de Cortez, son el origen de la gran proliferación de sargazo y microalgas que, al entrar en etapa de descomposición, generan zonas marinas sin oxígeno que a su vez originan pérdida de biodiversidad y alta mortalidad de especies.
4 Vientos / Roberto Ulises Cruz / Todos@Cicese
Foto destacada: El uso y abuso de los nutrientes contenidos en los fertilizantes agrícolas impactan los ecosistemas del planeta (Captura de pantalla en Youtube).
Ensenada, B.C., México, viernes 23 diciembre 2022.- Asimismo, estos nutrientes incorrectamente usados afectan la calidad del aire, agua y suelo; enriquecen excesivamente en nutrientes los ecosistemas acuáticos (eutroficación); alientan el aumento en la temperatura global, e impactan en gran escala, y a nivel mundial, las nitro finanzas.
Estos son algunos de los resultados identificados en una batería de ensayos que el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) hizo para la empresa transnacional española de biotecnología marina Ficosterra, los cuales se dieron a conocer en noviembre pasado a las autoridades del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNPD, por sus siglas en inglés) y su iniciativa Ocean Innovation Challenge (OIC).
En el acto de presentación, el profesor Mark Sutton, experto en manejo de nutrientes del Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido, director del Sistema Internacional de Manejo del Nitrógeno y ex director de la Iniciativa Internacional del Nitrógeno, destacó las enormes contradicciones que existen entre el buen uso y el mal manejo de los nutrientes incluidos en los fertilizantes, lo que provoca pérdidas y desaprovechamiento de los recursos.
Dio otro dato relevante para calcular el tamaño del problema:
“El valor anual aproximado de los residuos de nitrógeno del sistema agroalimentario en Reino Unido representa 120% del total de los apoyos que este país destina a la agricultura, 110% considerando la Unión Europea, y 78% en escala mundial.”
Esto representa –agregó- un desafío y una oportunidad para proteger los océanos, la atmósfera y los suelos simultáneamente, pues el nitrógeno, el fósforo y potasio (los principales nutrientes) actualmente se pierden en estas interfaces y sus efectos masivos están conectados.

La presencia de la microalga Microcystis en el lago Amatitlán, Guatemala, por el efecto de grandes aportaciones de nutrientes contenidos en fertilizantes agrícolas y el vertido permanente de aguas negras al humedal, en donde se creó una gran zona muerta (Foto: Daniel Núñez).
En el mar, la eutroficación crónica por aportes de nitrógeno y potasio desestabiliza los ecosistemas oceánicos sensitivos, “como los arrecifes de coral”, provocando pérdida de biodiversidad, bioerosión y riesgo para las pesquerías y los medios de subsistencia en las comunidades costeras.
“Este es un problema en crecimiento y se provoca de esta manera: El exceso de nutrientes que llega a las zonas costeras generalmente por escurrimientos a partir de la agricultura (fertilizantes) o por aguas residuales, provoca un crecimiento excesivo y rápido de microalgas. Éstas, en algún momento mueren y se descomponen, proceso que agota el oxígeno presente en el agua de mar”.
Este panorama, actualmente muy repetitivo en la porción norte del Golfo de California y las costas de Ensenada por la constante presencia de florecimientos algales nocivos (“marea roja”), “provoca anoxia (disminución en la cantidad de oxígeno presente en la sangre o un tejido) y por ello los organismos que respiran, mueren, provocando las llamadas zonas muertas”.
Además, recordó, la contaminación por nutrientes es escalable y puede pasar rápidamente de impactos locales provocados por descargas, a impactos globales asociados al calentamiento global.
Es así que, en esta década también llamada la Década del Nitrógeno, se buscará reducir a la mitad los residuos de ese nutriente y revalorar su rol catalítico en las nitro finanzas.
Lo anterior considerando que el valor de los residuos de nitrógeno en el sistema agroalimentario es mayor que los apoyos que otorgan los gobiernos a la agricultura.
“En Reino Unido –informó- se calcula que el valor del nitrógeno residual es de 3.6 billones de libras, mientras que el pago total de los apoyos al sector es de apenas 3 billones. A nivel mundial, el valor estimado del N residual es de 420 billones, contra 520 billones que los gobiernos destinan como apoyos; esto es, 78% del total, lo que sigue siendo muy alto.”

El kelp (Macrocystis pyrifera ): Foto / Octavio Aburto.
Una estrategia para reducir esta diferencia es la iniciativa OIC, la cual pretende orientar “enfoques innovadores, empresariales y creativos” para restaurar y proteger los océanos y costas que sustentan los medios de vida y promueven la llamada “economía azul”.
Fue así como el CICESE se incorporó al proyecto Nutrialgae, de Ficosterra –una compañía “spin-off” subsidiaria del grupo español Hispanagar, consorcio industrial que desarrolla la biología molecular y la microbiología, y asociada en Ensenada, México, con la empresa Algas Marinas (AlgaMar) que tiene presencia mercantil en 10 países del mundo-, seleccionada por la OIC como una de las nueve soluciones “excepcionales” que contribuirán a acelerar el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 de Naciones Unidas: “conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos.”
Por el centro de investigación mexicano dependiente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) participó el Doctor Jorge Olmos Soto, del Departamento de Biotecnología Marina; en tanto que por la empresa GN Productores Agrícolas, de Mexicali, intervino en el desarrollo de los ensayos con brócoli, en laboratorio y en campo, respectivamente, además de ensayos similares que se desarrollaron en la Universidad Hassan II de Casablanca, Marruecos.
El 27 de noviembre se presentaron los resultados finales ante las autoridades de la OIC y del UNDP, “con los que ha podido demostrar que es posible aumentar hasta un 20% más de productividad reduciendo por primera vez la fertilización convencional en un 30%, con el consiguiente ahorro en costes y contaminación medioambiental.”
Finalmente, durante el acto también se comentó, con relación al problema de los arribazones de sargazo (Sargassum natans y Sargassum fluitans) que en los últimos años se han presentado en el Caribe mexicano, que el crecimiento de estas especies en el Atlántico se debe precisamente a un incremento de nutrientes que proviene de cultivos en tierra.
Y se destacó que una solución para su aprovechamiento sería aplicar una tecnología similar a la utilizada por Ficosterra con el kelp (Macrocystis pyrifera) que es la base del bioestimulante Cystium-k desarrollado por la empresa biotecnológica española, y utilizado en estos ensayos.