Por la defensa de la economía popular
Es por demás evidente que el gobierno priísta y sus aliados en las cámaras legislativas vienen con todo para imponer cuanta reforma jurídica se requiera para allanar el camino hacia la mayor concentración de riqueza y poder en pocas manos, sean éstas nacionales o extranjeras.
Marcos Leonel Posadas / Boletín MCM*
El proyecto de reforma hacendaria presentada por el Ejecutivo el domingo 8 por la tarde, luego de la multitudinaria movilización opositora de la mañana y otras ocurridas en días anteriores, más los pronunciamientos al respecto provenientes de diversos sectores y personalidades, nos habla de la pretensión de una recaudación impositiva, adicional a la existente, de unos 240 mil millones de pesos es decir, lo que se va a dejar de recibir, en parte por lo menos, por la venta del petróleo ya que, con la contrarreforma energética y la modificación a los artículos 27 y 28 constitucionales, la renta obtenida por la comercialización del crudo sería compartida con las trasnacionales. El proyecto propone, además, un déficit –nueva deuda– de 1.5% del PIB para el 2014.
Aquí la conexión de estas dos contrarreformas, la energética y hacendaria, al igual que con las laboral y educativa, queda en plena evidencia aunque, claro, sus promotores medio cuidan las formas para tratar de ocultarla.
Como producto de la movilización popular, que ha crecido en las últimas semanas, en el gobierno midieron los riesgos del descontento que se les podría volver incontrolable y, a última hora, no se atrevieron a imponer el IVA a alimentos y medicinas, ni tampoco a aumentar su tasa general, aunque a la zona fronteriza si le atizaron un fuerte golpe al subir allí el IVA del 11 al 16% para dejarlo parejo en todo el país.
Empero, fuera de ese emparejamiento, para nada es equitativa la contrarreforma hacendaria ya que, entre otras cosas, va a hacer que los pequeños o medianos comerciantes e industriales, algunos artistas y unos pocos empleados que a lo largo del año obtienen ingresos por un mínimo de medio millón de pesos, deberán pagar un impuesto sobre la renta del 32%, exactamente el mismo porcentaje que los grandes, grandes millonarios. Así, un pequeño taller que da empleo a cinco o seis trabajadores y que obtiene ingresos por, digamos, 550 mil pesos al año, pagará el mismísimo porcentaje que Emilio Azcárraga Jean, dueño de Televisa quien, el año pasado, ganó la friolera de 754 mil pesos por hora. Si, leyó bien, por hora. Pero, este tal Azcárraga es un pobretón a la par de otro mexicano “ilustre”, Carlos Slim quien, igualmente el año pasado, ganó 6 millones de pesos por hora. Así que, si usted es uno de esos pocos mexicanos que alcanzan a percibir el medio millón de pesos anuales, puede ya, gracias a la contrarreforma priísta, panista ychuchista, decir que está a la par de los grandes oligarcas ya que paga el mismo porcentaje de impuestos que ellos. Pero, además, los contadores se encargarán de realizar los trucos de siempre para seguir eludiendo el pago de impuestos que hoy se evaden bajo la “consolidación fiscal” y los “regímenes especiales”.
Por lo demás, una contrarreforma que es únicamente recaudatoria, no amplia la base impositiva, ni mucho menos será generadora de empleos. Golpea a las clases medias en donde más les va a doler, el alquiler de casas habitación; la compra cuando, después de años y gigantescos esfuerzos, logren su sueño dorado, comprar su casita; el transporte y las colegiaturas que también con gran esfuerzo pagan ya que, esa misma oligarquía que ahora les aplica el IVA, les ha hecho creer que la educación pública no sirve y que, por lo tanto, si quieren que sus hijos “triunfen en la vida”, tienen que estudiar en un colegio privado, entre más caro mejor. El IVA en el transporte foráneo lo encarecerá y, objetivamente, mermará el ingreso de los trabajadores.
Demagógica, la contrarreforma hacendaria ofrece un seguro universal que no lo es porque es limitativo, ofrece una pequeña ayuda económica a todas las personas de la tercera edad cuando no se las cumple a las que viven en las zonas donde, supuestamente, esta ayuda ya se está otorgando y, el colmo de la burla, un seguro de desempleo pero, solo a aquellos que acaben de perder, después de dos años de tenerlo, un empleo formal cuando, como se sabe, el 60% o más de la población económicamente activa trabaja en el sector informal.
Concluimos recalcando la conexión de las contrarreformas hacendaria y energética con las del sistema financiero, de telecomunicaciones, laboral y educativa, así como con la nueva centralización del presupuesto federal y la anunciada reforma político-electoral, todo lo cual da como resultado un cambio del conjunto del régimen político, nulifica aspectos esenciales de la Constitución e impone un régimen antidemocrático, excluyente de los intereses populares, regresivo y antisocial.
Así pues, una contrarreforma que viene a sumarse a las otras para complementar el gran paquete de aplastamiento de la economía popular y seguir asfaltando el camino para la entrega de nuestra riqueza petrolera y lo poco que queda de la soberanía nacional.