Peña Nieto, un presidente que no(s) merecemos

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“No quiero ni pensar que Peña Nieto pueda llegar a la presidencia, no está preparado para ser presidente. Este señor tiene derecho a no leerme, a lo que no tiene derecho es a ser presidente de México a partir de su ignorancia. Los desafíos son enormes, y el personaje es muy pequeño” — Carlos Fuentes

Daniel Arellano Gutiérrez* / A los 4 Vientos

El nuevo reportaje de Carmen Aristegui describe cómo Peña Nieto, presidente de la República Mexicana, plagió su tesis de licenciatura. Curiosamente, la publicación de este trabajo periodístico resultó ser, más que otra revelación indignante como la Casa Blanca, un catalizador que refleja la actitud política de la sociedad mexicana contemporánea.

Antes de pasar al punto central de este artículo, creo conveniente aclarar algunas falacias argumentativas muy repetidas en los comentarios de las redes sociales sobre la publicación del plagio que realizó Peña Nieto:

1. Es incomparable poner en el mismo saco el acto de “pasarse la tarea” en la escuela o sacar un párrafo de Wikipedia al de plagiar una tesis de licenciatura. Realizar una tarea escolar toma días, realizar una tesis toma (cuando menos) entre seis meses y un año. La dedicación que implica la realización de ambos trabajos es abismal en cuanto al proceso de reflexión, investigación, análisis, aprendizaje y construcción del conocimiento. Dentro de estas diferencias, destaca que una tesis, para ser aprobada, debe atravesar una serie de reglamentaciones y criterios (las normas APA, por ejemplo) exigidos por las instituciones educativas de mayor prestigio a nivel internacional, y el cumplimiento de éstas avalan y legitiman el trabajo defendido (que no son “errores de estilo”, como ha respondido la presidencia). Por algo, una tesis es la evidencia de la preparación universitaria del estudiante que la presenta. Aquí es cuando los licenciados y académicos deberían alzar la voz en contra del presidente, pues saben lo que cuesta llevar a cabo un trabajo de este tipo. No señores, no hay justificación para que Peña haya plagiado su tesis, mucho menos porque todos hayamos copiado alguna vez en la escuela o sacado información de Internet sin citar, simplemente no son el mismo acto, aunque en apariencia lo parezca.

EPN PLAGIO OSORIO CHONG

2. Una vez más los consumidores de noticias en redes sociales, acostumbrados al tsunami informativo de todos los días, no ven todo el trabajo que hay detrás de un reportaje de investigación, y con ello se presta a que la labor periodística sea desprestigiada fácilmente. ¿Alguien se ha puesto a pensar lo que implicó hacer la comparación de la tesis del actual presidente con todos los libros plagiados? Detectar los párrafos, las citas exactas, ver dónde sí y dónde no, qué robó de aquí y qué de allá. Estamos hablando de cientos, probablemente miles de páginas de diferentes títulos. No es trabajo fácil, pregúntenle a cualquier académico sobre la “sencilla labor” de hacer una revisión de tesis, de acuerdo a los estándares internacionales de las normas APA, y verán a qué se enfrentó el equipo de Aristegui. La película de Spotlight es buena para ilustrar cuánto tiempo, trabajo y dedicación hay que invertir para realizar un reportaje periodístico de gran calado, así que se las recomiendo.

3. Que hayan pasado 25 años desde que Peña Nieto plagió el contenido de su tesis tampoco es un argumento válido para desprestigiar la revelación de Aristegui. Al contrario, sólo demuestra que el presidente lleva siendo inepto y corrupto más tiempo del que pensábamos.

4. Muchos ven el tema del reportaje de Aristegui como producto del “resentimiento” que la periodista le guarda a EPN. Estos usuarios parecen haber olvidado que cuando sacaron a Carmen del aire (hace 1 año y medio), la periodista prometió que daría la pelea por la libertad de expresión y contra de la censura oficialista. Y esto es precisamente lo que representa este nuevo reportaje: otro disparo periodístico contra la impunidad del presidente más inepto de toda nuestra historia nacional.

Explicado lo anterior, pasemos a lo importante. Después de observar que una de las actitudes más generalizadas en las redes sociales (sobre el contenido publicado por Aristegui) es de burla, decepción o menosprecio, en mi cabeza rezumba una sola pregunta: ¿Qué esperaban los mexicanos? ¿Otro escándalo como el de la Casa Blanca? ¿No les bastó con que el periódico The Guardian exhibiera hace dos semanas otro posible conflicto de interés entre la primera dama y un concesionario norteamericano por un complejo departamental en Miami? No entiendo entonces, ¿qué es lo que esperaba la sociedad mexicana? O mejor dicho, ¿qué es lo que espera?

El video con el que Carmen Aristegui anunció el reportaje (y que generó “gran expectativa” entre su audiencia) sintetiza —tal como lo mencionó la periodista— todos los hechos biográficos que demuestran lo poco preparado que está Peña Nieto para ocupar el lugar en donde está.

El mensaje del video (y el reportaje) es uno: el presidente de México no es apto para el cargo político que ocupa, ni intelectual, ni académica ni éticamente. Así pues, la revelación del plagio de tesis de Peña Nieto sólo reitera lo que (supuestamente) todos ya sabemos desde hace un par de años: nuestro presidente no está certificado para dirigir el país.

Al contrario, tenemos un presidente mediocre que ni siquiera pudo concluir sus estudios universitarios con rectitud, rigor y ética, un personaje fabricado y colocado en la silla presidencial por la televisora más grande de América Latina: Televisa. “Es una criatura de la televisión”, acierta la periodista. Aprobado sólo por el 24% de la población a nivel nacional, Peña Nieto es un mexicano que no debería ser presidente.

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Claro, no hablamos únicamente de la preparación intelectual de Peña Nieto, recordemos que esto es sólo una parte de toda la incompetencia para gobernar, habría que recordar los hechos déspotas de Ayotzinapa, Nochixtlán, Atenco, la Casa Blanca, y hasta el mismo despido de Carmen Aristegui, y la mediocridad con que el presidente ha manejado políticamente cada uno de estos hechos.

La historia política de nuestro presidente chorrea sangre, corrupción, impunidad y mediocridad. A pesar de ello, con la ironía del surrealismo mexicano, Peña Nieto ha intentado imponer una reforma educativa (laboral) sin escatimar esfuerzo en el uso de la fuerza y la violencia, en el país donde él mismo plagió su tesis de licenciatura, ¡ahí reside la importancia de la revelación de Carmen Aristegui, ahí está lo que tendríamos que atender!

Monero de Rodríguez. Imagen: Internet

Monero de Rodríguez. Imagen: Internet

No deberíamos aceptar ni mucho menos tolerar tantas contradicciones presidenciales. Peña Nieto no tiene autoridad ética ni moral para gobernar, y a partir de ello podemos reafirmar un argumento que venimos repitiendo desde hace tiempo: el proyecto de nación de EPN, junto con todas las reformas estructurales (neoliberales) del gobierno actual, no velan por los intereses sociales de la población, sino por los de un pequeño conglomerado de políticos elitistas y clasistas mejor conocidos como el “Grupo Atlacomulco”.

Así pues, el nuevo reportaje de Carme Aristegui representa un argumento más para lo que los mexicanos deberíamos exigir contundentemente: la destitución de Peña Nieto de la presidencia. Como mencionan varios usuarios en las redes sociales, hay múltiples casos alrededor del mundo en que figuras políticas han sido destituidos de su cargo por los mismos actos. Reproduzco a continuación un par sacados de los comentarios de la publicación de Aristegui:

“A inicios de este año, el candidato a la presidencia de Perú, César Acuña Peralta, fue acusado de copiar páginas enteras de sus tesis de maestría y doctorado sin citar la fuente. Después del escándalo y de otras acusaciones, se retiró de la carrera presidencial.

En Alemania, el ministro de Defensa, Karl-Theodor zu Guttenberg, perdió su grado de Doctor en Ciencia Política en 2011, después de que se descubrió plagio en su tesis. Poco después dimitió de su cargo como ministro.

En México, uno de los casos más sonados ha sido el del escritor Sealtiel Alatriste, quien tras numerosas denuncias de plagio, renunció en febrero de 2012 a la titularidad del área de Difusión Cultural de la UNAM y al premio de literatura Xavier Villaurrutia que acababa de ganar”

Y así como estos, hay casos de sobra (aquí una lista publicada por el diario El País). Sin embargo, en México las cosas siempre han avanzado muy lento, como si la fiesta, el tequila y los tacos de todos los fines de semana nos impidieran movernos con mayor rapidez. El plagio del presidente de la república debería ser la gota que derramara el vaso, el colmo del cinismo, y nosotros como sociedad civil tendríamos que estar organizando acciones nacionales para exigir que el presidente se retire de su cargo. Pero tal como apunta Jacobo Dayán en una columna publicada el lunes pasado, “En México no es grave lo que en otros lados sí lo es, y mucho…”.

En este panorama, donde al parecer todos ya sabemos de la ineptitud, falsedad y mediocridad del presidente —por lo menos todos los que tenemos acceso a las redes sociales y medios independientes—, la pregunta inicial persiste, pero con otro tiempo verbal: ¿Qué es lo que están esperando los mexicanos?

DANIEL ARELLANO* Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Baja California. Reportero y articulista de A los 4 Vientos. Interesado en el periodismo de investigación, la literatura, el estudio de las ciencias sociales y el desarrollo político del país. 

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