Otro buen propósito presidencial
El gobierno de la república crea la Coordinación Nacional Antisecuestro, dependiente de la Secretaría de Gobernación. Buscan frenar el vertiginoso aumento del secuestro en México.
Manuel Narváez Narváez/ A los Cuatro Vientos
Como respuesta al incremento del delito que más dolor provoca a la víctima y a sus familiares, el que deja más terribles secuelas psicológicas y mayor impacto en la sociedad, la administración de Enrique Peña Nieto se vio obligada a destinar atención, tiempo y presupuesto para, primero, acallar la presión social, tratar de frenar, y si se puede, reducir el número de casos que se cuentan en todo el país, más de 1600 según cifras oficiales, 105 mil admiten otros estudios.
Ante el anuncio del que será el titular del área en comento, algunos activistas que perdieron a un familiar por secuestro opinaron que ya no es permisible un fracaso más en el combate a este delito, tal fue el caso de Alejandro Martí. Mientras tanto, Isabel Miranda de Wallace dijo que cree en la palabra del Presidente Enrique Peña Nieto, pero también que es necesario que se cumpla a cabalidad las metas o de lo contrario todo queda en un “mero acto político”. Por su parte María Elena Morera, al igual que Martí y Wallace, se incorpora como consejera ciudadana de este nuevo organismo.
A diferencia de los activistas anteriores, Javier Sicilia y los sacerdotes Alejandro Solalinde y Raúl Vera, prefieren guardar distancia y cautela, a la espera de resultados.
Es muy evidente que la administración peñista busca a toda costa diferenciarse de su antecesor, al menos en lo que concierne a la inseguridad y de los delitos de mayor impacto. Por lo que respecta al número de ejecuciones, el presidente cacaraquea que éstas se han reducido hasta en un 30% con relación a las cifras presentadas en el último año de gestión de Calderón.
La supuesta reducción tal vez sea cierta, pues no hay respaldo de credibilidad en los gobiernos tricolores que gustan de maquillar cifras en estos rubros, menos cuando la animosidad que existía en algunos medios informativos por dar a conocer diariamente el ejecutometro en los tiempos de Calderón, ha desaparecido. Tan solo el prestigiado diario bajacaliforniano “Zeta”, menciona en sus páginas que las cifras siguen igual que antes.
A favor de la disminución de las ejecuciones han escrito en sus editoriales diarios extranjeros como el New York Times y El País (España), concretamente sobre Ciudad Juárez y en general en el estado de Chihuahua, que ya no aparece en los primeros lugares de la vergonzosa lista de los más violentos del mundo, salvo la ciudad capital que padece del efecto cucaracha y mantiene niveles alarmantes de ejecuciones, secuestros y extorsiones.
Mientras persiste la duda razonable sobre la palabra del presidente Peña en cuanto a la disminución de las ejecuciones, el crimen organizado mutó en sus actividades, ya que el intercambio de balas con las fuerzas armadas seguramente mermaron su capacidad de fuego y debilitaron sus líneas, orillándolos a cambiar también la refriega frontal contra bandas rivales por el secuestro y la extorsión.
Aquí subyace el tema de fondo, Peña Nieto no tiene aún resultados concretos que presumir, de nada. Las “profundas reformas” se mantienen en el terreno de la letra, todavía no cobran vida, pero lo que pertenece al terreno de la inseguridad lo arrastra al campo de su predecesor, es decir, las estrategias y los resultados lo equiparan con él. Lo cierto es que las odiosas comparaciones con Calderón dejan mal parado a Peña.
Tanto al presidente de la república como al secretario de gobernación debe resultarles muy complicado explicarle a la sociedad cómo es que tapan un hoyo, en el caso de la disminución de las ejecuciones, y se les abre otro boquetote igual de doloroso e impactante como lo es el aumento en el secuestro y las extorsiones.
Esta inconsistencia en los resultados en materia de seguridad me lleva a pensar que desde la toma de protesta hasta el día de hoy, no se cuenta con un diagnóstico fiable de los delitos de alto impacto que sacuden en el país.
Yo quisiera que la eficacia para atrapar criminales VIP sin disparar un solo tiro, se replique para contener a las bandas de secuestradoras y extorsionadores. Que le hace que las estructuras financieras y operativas sigan iguales; ya con que detengan a los meros meros, es ganancia.
Espero que las palabras de Isabel Miranda de Wallace encuentren eco y lógica, cuando augura mejores resultados dado que la mayoría de los gobernadores donde se concentra la mayor incidencia de estos graves delitos, son del mismo bando que del presidente Peña.
P.D. Durante la administración de Francisco Barrio en Chihuahua, se creó un grupo antisecuestro, que dio buenos resultados. Desafortunadamente la traición de malos elementos y el abandono de las subsiguientes autoridades estatales a la suerte de quienes integraron dicho grupo, dio paso para que los mataran a todos.