Osorio Chong en Mexicali
Hace unos días, cuando se anunció la visita del Secretario de Gobernación a Baja California, se especuló sobre su interés de conocer in situ la situación de los migrantes haitianos y africanos que por miles llegan a la frontera, sobre todo a la ciudad de Tijuana, para hacer llegar al gobierno de la entidad, a los ayuntamientos de Tijuana y Mexicali y a los albergues de migrantes, los apoyos requeridos para enfrentar la emergencia humanitaria.
Raúl Ramírez Baena/ A los 4 Vientos/ Foto portada: Contraseña
Pero cuál sería la sorpresa que el Secretario Osorio llegó el pasado 25 de octubre acompañado de la Canciller Claudia Ruíz Massieu, del Secretario de Desarrollo Social, Luis Enrique Miranda Nava; del Subsecretario de Migración, Población y Asuntos Religiosos, Humberto Roque Villanueva (aquél que siendo jefe de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados festejó con la “Roqueseñal” la aprobación del aumento al IVA, del 11 al 16 por ciento) y del Subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana, Alberto Begné Guerra.
Los visitantes desarrollaron en pocas horas dos actividades en Mexicali: una reunión privada con el gobernador Kiko Vega, funcionarios estatales y el Presidente Municipal de Mexicali, Jaime Díaz Ochoa. Extrañamente no se invitó al presidente municipal de Tijuana, municipio que enfrenta la llegada del mayor número de migrantes.
Al terminar, ofrecieron una conferencia de prensa donde no se permitieron preguntas abiertas a los medios de comunicación, sólo unas pocas preguntas por escrito, debidamente controladas.
Osorio anunció que había acordado con el gobernador regresar a Baja California para darle seguimiento al problema a más tardar la segunda semana de noviembre. De ahí, visitaron un albergue en la zona centro de la capital del estado, para tomarse la foto. Y fue todo con el asunto migratorio.
La segunda actividad fue un típico acto de campaña en una zona urbana pauperizada de Mexicali, el Valle de Puebla, donde prolifera la delincuencia, el narcomenudeo y cientos de mini casas abandonadas y vandalizadas. Ahí se anunció una inversión de 51 millones de pesos del Programa Nacional de Prevención del Delito, como si esto fuera la solución al problema.
Organizaciones de la Sociedad Civil, desairadas
Es obvio que la emergencia humanitaria migratoria que viven las ciudades de Tijuana y Mexicali (“contingencia”, le llamó Osorio Chong) merecía una reunión del Secretario de Gobernación, además de las autoridades, con los dirigentes de los albergues de migrantes y las ONG, ya que el fenómeno migratorio se debe atender de manera integral, con enfoque de derechos humanos, no sólo la asistencia primaria, humanitaria. Eso sí, el Secretario Osorio se desvivió en loas y reconocimientos a los albergues por la ayuda prestada a los migrantes, cuando ello es una responsabilidad de la propia Segob.
Tres días después, el Delegado federal de la Secretaría de Desarrollo Social en el Estado, Guillermo Peñúñuri Yépiz, anunció que “únicamente 11 de los 24 (albergues para migrantes) recibirán algún tipo de ayuda, ya que son aquellos donde se encuentra un mayor número de africanos y haitianos, lo que les representará una inversión de 2 millones 190 mil pesos en víveres, los cuales tendrán una duración de 30 días”.
El Delegado agregó que “se destinarán 2 millones de pesos a la rehabilitación y fumigación de estos 11 albergues. No vamos hacer (sic) ampliación de cuartos, ni tal, porque es un recurso que no nos alcanzaría para eso, pero si hay algunas instalaciones que están muy deterioradas, que los techos necesitan una impermeabilización y en esto vamos a trabajar a partir del próximo miércoles”, puntualizó.
Entre los albergues que no recibirán apoyos se encuentra el Hotel del Migrante de Sergio Tamai, que hoy alberga en Mexicali a casi 500 haitianos, africanos y migrantes tradicionales. ¿Quién decidió esto? ¿Qué pasará con los otros albergues de Tijuana y Mexicali que hospedan y dan de comer y que no recibirán recursos federales?
Según las autoridades federales, el Comité Internacional de la Cruz Roja realizó una evaluación de los albergues y sólo 11 calificaron para prestar servicios a refugiados, de acuerdo a los estándares internacionales en la materia.
Bien, ¿pero entonces no hay un plan alternativo de contingencia? Lo más contradictorio es que los recursos federales del Fondo de Apoyo a Migrantes están etiquetados sólo para los migrantes repatriados, “identificados con matrícula consular preferentemente, documento de repatriación o con algún documento que acredite su residencia laboral en los Estados Unidos de América”. ¿Y los que no han sido deportados, no merecen la ayuda?
Indudablemente, el gobernador Kiko Vega pudo haber provocado una reunión amplia e incluyente entre el Secretario de Gobernación, los albergues y las ONG, que recogiera las necesidades y propuestas para atender de manera integral la emergencia por la abrupta llegada masiva de solicitantes de asilo a los EUA.
Es inevitable que, ante la nula capacidad de diálogo de las autoridades, va a hacer falta resolver, entre otras cosas, qué va a pasar con los haitianos y africanos ante la expectativa de que no sean recibidos en asilo en los EUA y se tengan que quedar a vivir en México; la situación de las familias mexicanas en condición de desplazamiento interno forzado, y cómo se van a contrarrestar las preocupantes manifestaciones de xenofobia, racismo y discriminación de amplios sectores de la sociedad contra los haitianos y africanos.