MUSA VERDE: La migración es natural y parte de la evolución
La vida no tiene límites geográficos. Está en el fondo del océano, en las cimas más altas y embebida en las rocas. Sin embargo, cada especie tiene una distribución limitada por barreras geográficas o biológicas.

Migración de animales africanos (Internet).
Horacio de la Cueva / 4 Vientos / Foto principal: National Geographic
George Wallace, el co-descubridor de la evolución por selección natural, atestiguó estos límites. Explorando el Río Negro observó que había especies de mariposas diferentes pero muy cercanas en ambas márgenes del río, una barrera lo suficientemente grande para que las especies se aislaran.
Antes, suficientes individuos cruzaron el río para convertir con el tiempo a esa población en una especie nueva.
Las migraciones humanas son anteriores a las fronteras que culturas dominantes han impuesto. Unas veces para incluir, otras para excluir. La migración nunca ha sido limitada por fronteras. Estas mismas fronteras tampoco excluyen a los animales migratorios de llegar a los recursos que necesitan, No podemos esperar un comportamiento diferente de los humanos, una especie móvil con gran capacidad creativa para superar fronteras.
Los humanos, como otras especies de Homo, migraron de África al resto del mundo. Hace poco, durante la última glaciación, cruzamos el estrecho de Bering para popular el lugar llamamos América. En tiempos históricos, africanos embarcaron en balsas de papiro en busca de mejores tierras y los vikingos llegaron a América antes de que Colón recreara al mundo como un globo.
Así como la historia nos muestra que la supervivencia humana es asegurada por la migración, también la biología nos ha demostrado que los desplazamientos a largas distancias son parte de la evolución.

La gran migración de Homo Sapiens.
El cambio climático está alterando los patrones de migración de las ballenas grises. Su migración entre el océano Ártico y las lagunas de Baja California está siendo acortada por aguas cada vez más tibias en las costas de los Estados Unidos, reduciendo distancia y costo del viaje y proveyendo las temperaturas adecuadas para el crecimiento de los ballenatos.
Estos cambios empobrecerán y acabarán con las comunidades de la península que viven del turismo sustentable de ballenas.
Las fronteras de economías contrastantes -Israel y Palestina, los Estados Unidos y México, y Gibraltar y Ceuta- no son imaginarias, difusas y sin vigilancia. Las fronteras casi impenetrables son reales; excluyen a los otros -los indeseables- de ejercer sus derechos y acceder a la riqueza injustamente custodiada por esas barreras. Riqueza obtenida con la explotación de los excluidos.
La barrera en la frontera Estados Unidos-México jamás detendrá a quienes quieren cruzar. El muro de Trump es la última versión. Ha sido una línea imaginaria, una reja en medio de las calles de Mexicali-Calexico, la barda en Tijuana construida con láminas de la pista de aterrizaje de la Guerra del Golfo y los aparatos de alta tecnología para detectar movimiento, removidos por polleros.
Hoy esa valla es una “bella” pared extendida unos kilómetros por el régimen de Trump. A medida que el muro de Trump se aleja a las partes más remotas del desierto, aumentan tanto el precio por cruzar la frontera como el riesgo de morir en el desierto.

Donald Trump y su muro (CNN).
Y es que las fronteras y políticas antinmigrantes no pararán nuestro instinto de supervivencia y la búsqueda de una vida plena, aunque el precio sea muy alto. El MAGA (Mexicans Always Get Across / “Los mexicanos siempre cruzan”) de los connacionales no es el de Trump.
Cualquier barrera es una amenaza a los ecosistemas fronterizos. Las barreras que los humanos pueden cruzar son impenetrables para la naturaleza. Las aves migratorias pueden sobrevolarlas, pero no el puma, la ardilla, la serpiente, la salamandra, la rana, el búho o el arroyo.
Los procesos ecológicos son interrumpidos, las poblaciones segregadas y las especies raras y amenazadas son llevadas más cerca de su extinción.
La naturaleza no ha sido restringida por las fronteras humanas. El derribarlas no puede sino ayudar a mantener los procesos naturales y crear un mundo mejor para todos.
Además, pido que se encuentre y castigue a los culpables intelectuales y materiales de los asesinatos de Miroslava Breach y Javier Valdéz y del secuestro de los 43 normalistas de Ayotzinapa. ¡Viva la Comisión de la Verdad! Que beba Mexicali, dejemos a Constellation sin agua.
SI DESEAS LEER MÁS DE NUESTRO COLUMNISTA, HAZ CLIK EN LA IMAGEN: