Mi Zaqueo sietemecinito y olímpico (con videograbación)
Estoy cansado, muy cansado de caminar sin mi amiguito, de no verlo y de no escucharlo, ya sea sonriendo o con furia pero a mi lado. Estoy cansado, tan cansando que necesito silencio. Estoy cansado de no ser yo el muerto y que él sea el vivo.
Gerardo Villegas Lodoza*/ A los 4 Vientos
Estoy cansado de extrañarte, amigo mío. Te necesito tanto que me duele tarde haberlo entendido. Cómo te extraño amiguito pies de goma, habitad de llanto inmerecido. Sietemecinito, pulmoniento, tuberculoso con la izquierda siempre en alto. Atentamente atendiendo a los que no sabemos defendernos.
Estoy cansado, muy cansado, tan cansado que necesito irme contigo… Por favor, llévame, reclama a tu hijo.
Mi Zaqueo olímpico. Y en la más profunda distancia te mato y te revivo, te exijo como igual, te pondero padre mío.
Mi Zaqueo, el ateo; el que sin regateo brindó su vida en defensa de los que han sufrido y sufren lo más feo. Mi Zaqueo, a quien por cierto nunca le vi una joya, excepto su mirada de lobo cuando defendía a quienes en confianza lo tenían. A sus principios siempre fiel, ángeles lo protegían, y por nada los vendía. Eran demasiado caros, no había quien se acompletara para arrancarle su pronunciamiento; aunque por necesidad, de vez en cuando cabildeaba”.

Zaqueo Villegas al centro de la imagen, en primer plano el Profr. Antonio Becerra Gaytán, destacado lider de la izquierda chihuahuense, al fondo su hijo Gerardo Villegas en una asamblea de colonos.
Aún recuerdo cuando frente a una zapatería, a espaldas de la Catedral de Chihuahua, el gobernador Óscar Flores le ofreció mucho dinero… y él, apretando mi mano (yo todavía muy niño) al punto del daño físico, le contestó categórico al mandamás: “¡Haga de cuenta que no lo escuché, cabroncito! Y heroico y maravilloso vi a mi padre. Nos fuimos caminando ya de noche, ya de madrugada, yo descalzo y él con lágrimas en su cara y su mirada de lobo, de lobo rabioso… Qué miedo daba, mi Zaqueo de olimpiadas.
Era delgado, pero con sus delgadas piernas soportaba el peso de su cabeza repleta de canciones, conceptos y razonamientos profundos que le pesaban más que el mundo entero. Por eso los zapatos de goma.., eran amortiguadores.

Zaqueo Villegas nació el 17 de marzo de 1942, en Delicias, Chihuahua y murió el 26 de marzo del 2001 en Durango, sus restos descansan en el Panteón La Colina de la ciudad de Chihuahua. Foto: Familia Villegas.
Yo me lo traje de Durango y lo sepulté sin llanto. En la tumba su nombre escrito con dolor infinito.
En mi familia existe una historia interesante: lo Flores nos viene de Don Andrés Flores Magón, hermano de la abuela de mi padre, que mucho lo amaba. Mi abuelo Cleofas era de San Rafael, Chihuahua y mi abuela Dolores era de Durango. Mi abuelo Cleofas era cristiano, y un día enfermó uno de sus hijos que se le murió en los brazos por falta de apoyo de la congregación religiosa a la que pertenecía. A raíz de esa tragedia se partieron en dos grupos los nombres de la familia de mi padre. Sucedió lo siguiente: Primero nació mi tía Sara, poquito después vino al mundo Zaqueo, mi padre, después fue Raquel y luego Marta. Todos ellos nacieron antes del encabronamiento de mi abuelo Cleofas contra Dios. Después empezaron los nombres paganos, de nuestra raíz más profunda, de una cultura y un pueblo antiguos, y en protesta contra el Señor, al siguiente hijo lo nombró Cuauhtémoc, y luego le dio nombre a Chuma (Moctezuma) y al poco tiempo nació Xóchitl, y llego mi tío Xicoténcatl. En su último parto, le dijo mi abuela Lola, con muchos huevos: “¡Ya basta!, éste se va a llamar Antonio” y ese es el nombre del menor de mis tíos por el lado paterno.
Mi Zaqueo de los mil oficios, líder de los desposeídos.
¿Qué no hiciste, padre mio, como hombre honrado nacido en pobre cuna, para ganarte el pan de cada día?
Fuiste lustrador de calzado, boxeador, peluquero, apicultor, carpintero, embalsamador, cantante, perifonista… y la última vez que te vi con vida allá en Durango, estabas cosiendo con hilo y aguja tus zapatos de goma y eras dirigente de los pepenadores.
–¿Cómo le hiciste, papá, para organizar a tanta gente?
–¡Pues cómo crees, mijo!–, respondiste sonriente antes de contarme sobre aquellos años de arduo trabajo en los basureros. Y así entendí que todo lo hiciste del mismo modo, sintiendo en carne propia las necesidades de la gente. Así pudiste organizar a miles que necesitaban un pedacito de tierra para construir un techo sobre cuatro paredes, igual organizaste a trabajadores de fábricas y a humildes artesanos, porque todo te venía del mismo origen, del ombligo de nacimiento padre mío, pero tu inteligencia y tu voluntad te dieron alas para volar muy alto. ¡Cuánto te necesito y cuánto te extraño, amiguito, compañero de ajedrez, peoncito convertido en rey en el tablero de mi vida!

En la foto de portada de este texto, Zaqueo Villegas abraza a dos de los hijos que tuvo con su primera esposa, Pilar Lodoza; del lado izquierdo, en esta imagen, su hijo Gerardo y a la derecha su primogénito Ramón.
Nota de Olga Aragón, editora de A Los 4 Vientos:
Zaqueo Villegas Flores, fue un perseverante y distinguido militante del Partido Comunista Mexicano (PCM) en Chihuahua. De los cuadros políticos con mayor formación ideológica, marxista; siendo autodidacta, libre de dogmas, alcanzó profundos conocimientos en economía, filosofía e historia. También fue un forjador de organizaciones y de movimientos sociales. Su curiosidad intelectual y su espíritu de artista le llevaron a indagar y aprender de todo, desde la música y el canto hasta el yoga.
De hecho, la familia Villegas se puede definir como una constelación de artistas, integrada por músicos, cantantes y literatos. Son estrellas que iluminan el firmamento aún muchos años después de su muerte, como es el caso de Cleofas Villegas, quien conquistó el reconocimiento nacional e internacional como guitarrista clásico.
Nacieron en una familia humilde, pero fueron muy afortunados porque nunca les faltó la música ni el canto, ni las manos creativas; llegaron al mundo colmados de dones y de talento. Don Cleofas, el padre, construía increíbles catedrales con pedacitos de madera y unos puñados de piedrecillas; Sara y Raquel crearon las ahora famosas muñequitas tarahumaras que se comercializan en todo el país; Xóchitl, la mujer de la hermosa voz, participó junto con Zaqueo en el grupo artístico Fantasma Rojo y en otras agrupaciones artísticas de Chihuahua; Antonio es un excelente escritor y también un activista político de la izquierda. Los demás hermanos, hijos, sobrinos, nietos y sobrinos-nietos de Zaqueo Villegas, forman parte de esta constelación.
Sus hermanos, hijos y sobrinos dedicaron a Zaqueo Villegas este homenaje, con la videograbación de un tema, “El Corralero”, que siempre cantó en vida y ahora canta junto con ellos, gracias a la magia de la tecnología digital.
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