México no tiene visión previsora ni dinero para evaluar variedades de uvas adaptables al cambio climático

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El Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CISESE) impulsa hoy un proyecto busca identificar y rescatar las vides patrimoniales de Baja California, de las que solo hay 38 hectáreas en cultivo de las casi 5 mil dedicadas a la producción de vid en Baja California.

 

Ulises Cruz / Todos@Cicese / Edición de 4 Vientos

Foto destacada: Captura de pantalla en Youtube.

 

Ensenada, B.C., México, lunes 13 febrero 2023.- La idea es también entender cómo los microorganismos que viven asociados a estas plantas -su “microbioma”-, hacen que resistan y prosperen bajo condiciones extremas de temperatura y falta de agua, e incluso sean más sanas que las vides comerciales.

Se trata, explicó la doctora Rufina Hernández Martínez, investigadora del Departamento de Microbiología del CICESE, del estudio de las variedades Misión y Rosa del Perú “que no todos conocemos” porque lo común es degustar uvas Cabernet Sauvignon, Tempranillo, Merlot, Zinfandel, Syrah o Nebbiolo -en el caso de vinos tintos producidos en el Valle de Guadalupe y en las otras zonas vinícolas de la entidad-, o Chenin Blanc, Colombard, Sauvignon Blanc y Chardonnay para los blancos.

 

Las dos primeras son nuestras vides patrimoniales, también llamadas criollas o simplemente vides viejas. Son las que trajeron los primeros misioneros y que, a lo largo de 300 años, se adaptaron a las muy duras condiciones de la península, ayudando a forjar aquí la principal región vitivinícola de México”, comentó la investigadora.

 

Ahora, agregó, para seguir cultivando vides y producir vino en Baja California se requerirán años para solucionar una buena cantidad de problemas relacionados con el cambio climático que enfrenta.

Entre ellos mencionó los promedios de precipitación de lluvia menores a 200 milímetros por año; veranos con temperaturas que superan los 40 grados Celsius en los valles vinícolas; ondas de calor cada vez más frecuentes, y más enfermedades de la madera en vides comerciales que son producto de cepas virulentas de hongos.

 

Fenotipos de la variedad de uva tinta Listán Prieto. A: Negra Criolla (Perú), de bayas color rojo violáceo. B: Mission (EE.UU), de bayas rojo violáceo oscuro. C: Negra Criolla (Perú), de bayas rosadas oscuras. Similares a las descriptas para uva Sonoma y Rosa del Perú (Fotos: Karl Mendoza y Gustavo Aliquó)

 

La doctora Hernández comentó que una parte del estudio tiene como objetivo conocer y seleccionar los microorganismos benéficos que viven en estas vides, que podrían ser los encargados de que resistan altas temperaturas, poca precipitación y enfermedades.

Específicamente, se pretende introducirlos en viñedos comerciales y mejorar su adaptación al cambiante ambiente de Baja California. Potencialmente, se podría transferir ese microbioma en plantas como Cabernet Sauvignon, Merlot u otras varietales.

 

“De esta búsqueda –precisó- se tiene una colección de más de 100 microrganismos que fueron evaluados, primero in vitro, luego en invernadero y posteriormente en ensayos en campo.”

 

Con ellos se pretende determinar qué comunidades están presentes en los viñedos locales y conocer sus características, para después realizar análisis transcriptómicos que permitan cuantificar la expresión génica de diversas células presentes en esas vides bajo diferentes condiciones; por ejemplo, seleccionar plantas que crecen con riego y sin riego.

“La idea es determinar si realmente la falta de agua hace que los microorganismos actúen para proteger a las plantas.”

 

El valle de Guadalupe y sus viñedos (Cortesía).

 

Explicó que conocer este dilema permitiría pensar en hacer localmente lo que muchos viticultores en el mundo buscan: encontrar microorganismos que hagan que la planta tenga mejor condición física –“fitness”, dijo la científica-, o se adapte mejor a las condiciones en las que vive.

 

“Todavía no estamos en el momento de decir: ‘este es el consorcio o el grupo de microrganismos que se tiene que inocular para que la planta esté sana’, pero por ahí va nuestra investigación”.

Agregó: “Hay mucho interés en conocer el microbioma para poder manipularlo y evitar problemas de enfermedades o aliviar el estrés de las plantas. La investigación es bien interesante, fascinante y de punta, y creo que vamos por buen camino”.

Otro aspecto del proyecto es determinar si las vides Misión que se tienen hoy en día, son las mismas que llegaron a la península hace 300 años, información que hoy nadie la conoce con certeza.

Aventuró que, por la lejanía del norte peninsular mediterráneo, es más factible que en vez de sarmientos o pedazos de planta, los misioneros trajeron semillas, facilitando así los procesos de variabilidad, la probabilidad de que existieran mezclas.

 

El equipo humano del Cicese que hacen posible el proyecto (Cortesía).

 

“¿Cómo se dan esas mezclas? Puede ser que en un momento dado el polen de una planta silvestre fecundó a la patrimonial, o al revés. Así, algunas semillas pudieron haber generado nuevas plantas, pero eso no lo sabemos. Justamente trabajamos para conocer qué pasó en su momento.”

Igualmente, subrayó la investigadora, se seleccionaron cuatro de plantas que mostraron recombinación con plantas silvestres, se secuenciaron sus genomas y ahora se están analizando.

“En este momento estamos en el mapa del interés internacional. Ya van dos grupos diferentes que han venido a Baja California: uno de Francia y el otro de Hungría. Los franceses vinieron por lo del congreso de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) del año pasado; los húngaros por sus propias fuentes, incluso con apoyo del gobierno del estado.  La idea que tienen es plantar sus variedades en Baja California para que se evalúe la adaptabilidad en este clima extremo.”

Y si bien se trata de un interés comercial obvio –dijo-, también los vinicultores de esos países se preparan para los efectos del cambio climático en Europa.

“Ojalá tuviésemos esa visión en México, y el dinero, para evaluar anticipadamente nuevas variedades de uva y luego decir: ‘podemos plantar estas en Baja California y van a tener buena adaptabilidad a nuestras condiciones’”.

 


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