Más de 150 mil comunidades con menos de 100 habitantes podrían beneficiarse al captar agua de lluvia
Estudios científicos indican que en ciertas regiones de México llueve 1,200 milímetros anuales, mientras que comunidades ubicadas en esas zonas padecen por agua.
Colegio de Postgraduados
En México y en el mundo se cierne la amenaza de conflictos por el uso del agua y cada vez en un mismo país se presentan problemas entre comunidades rurales o urbanas por la posesión de diversos cuerpos del líquido, sin darse cuenta que, invariablemente, el recurso está allí, sólo que es necesario capturarlo y darle un uso racional: es el agua de lluvia que, en un alto porcentaje, se pierde sin posibilidad de retenerla para consumo humano, animal y en pequeñas explotaciones de invernadero.
La captación del agua de lluvia se presenta como una alternativa viable para contar con agua de forma permanente, sin necesidad de realizar grandes obras complicadas desde el punto de vista tecnológico y porque afectan intereses de terceros; sobre todo, que son muy costosas.
Ello lo manifestó el doctor Manuel Anaya Garduño, director del Centro Internacional para el Aprovechamiento de Agua de Lluvia (CIDECALLI) del Colegio de Postgraduados (COLPOST).
En México, añadió, existen más de 150 mil comunidades pequeñas, con menos de cien habitantes cada una, que padecen sed y se ven afectadas por enfermedades gastrointestinales por la falta de agua de calidad sanitaria.
Este problema sería resuelto si se construyeran depósitos o cisternas para el almacenamiento de agua que llueve, unos años más otros menos, pero siempre hay precipitaciones que provocan escurrimientos que se pierden por falta de obras de retención.
Durante el inicio del XXI Diplomado en Sistemas de Captación de Agua de Lluvia, auspiciado por el Colegio de Postgraduados y al que asisten técnicos mexicanos y de países de Centro y Sudamérica, el doctor Anaya puntualizó que solamente el tres por ciento del agua de lluvia se captura y aprovecha, pero es totalmente insuficiente para la magnitud del problema de la falta de agua.
Por ejemplo, en la ciudad y el Valle de México se invierten grandes cantidades de dinero para mover agua desde fuentes externas que resultan muy caras.
En el Sistema Cutzamala, crear la infraestructura para mover un metro cúbico de agua tuvo, en su momento, un costo de 100 mil millones de pesos.
Fueron cuatro metros cúbicos por segundo al principio, lo cual representó que se erogaron 400 mil millones de pesos. Ese mismo sistema ahora conduce agua por el orden de 22 a 24 metros cúbicos por segundo.
Sin embargo, puntualizó, ni por asomo se piensa en el aprovechamiento del agua de lluvia y ahora los técnicos están pensando llevar agua al Distrito Federal y su zona conurbada desde el río Amacuzac y, posteriormente, si se requiere más agua, se acudiría al río Tecolutla, en la vertiente del Golfo de México.
Seguramente es más barato aprovechar el agua “in situ” que trasladarla desde fuentes lejanas, con una afectación social menor porque solamente se requiere retenerla en depósitos o cisternas, opinó.
Explicó que la ciudad de México tiene varios niveles de precipitación: En el sur llueve más que en el norte. Así, los niveles pueden ir de mil 200 milímetros en el sur y de 500 – 600 milímetros en el norte. Pero lo más curioso es que la gente que vive -por ejemplo- en la zona boscosa de El Ajusco, no tiene agua, a pesar de tener un promedio de más de mil milímetros de precipitación al año.
Otro ejemplo de la necesidad de utilizar fuentes alternas de agua es el caso del estado de Veracruz, que tiene un alto índice de precipitación y es el primer estado del país afectado por la falta de agua potable para su población, ya que hasta el 30 por ciento de los veracruzanos no cuentan con agua entubada.
“Creemos que en esta entidad es necesario voltear la cara al cielo y captar el agua que viene de allá, para solucionar necesidades urgentes”, enfatizó el científico Manuel Anaya.
En Centroamérica, apuntó, es de señalar que el 30 por ciento de la población no cuenta con el servicio de agua potable. Esto incluye a Panamá, donde se enfrentan los mismos problemas que tiene México: cuenta con pequeñas comunidades aisladas, donde es imposible construir sistemas de agua potable por las altas inversiones.
“Los investigadores del Colegio de Postgraduados, sugerimos y recomendamos a las empresas constructoras de unidades habitacionales, crear la infraestructura para el aprovechamiento, en cisternas, del agua de lluvia y no estar a expensas del reparto de agua en pipas o de la que se extrae de pozos”, dijo por su parte el ingeniero Sergio Díaz Chías, coordinador de Proyectos para el Aprovechamiento de Agua de Lluvia del ColPost.
“Si se creara un marco jurídico apropiado –dijo-, es posible incluir a los techos de bodegas y de zonas industriales para el aprovechamiento de agua de lluvia”.
Citó como ejemplo a Tlalnepantla, con un total de tres mil bodegas y una gran cantidad de centros comerciales, con miles de metros cuadrados de techos.
Cada empresa de estas cualidades tienen hasta cinco hectáreas de techos, que podrían utilizarse para la captación de agua de lluvia, pero hasta el momento eso no se aprovecha.