Los Reyes Católicos: un matrimonio ilegal
Los Reyes Católicos fueron supuestamente unos grandes defensores de la fe y las instituciones de la Iglesia. Pero lo cierto es que el papa Paulo II decretó su excomunión. Isabel de Castilla y Fernando II de Aragón no podían casarse debido a su próximo grado de consanguinidad.
Palma Lagunilla/ Muy Historia
Ante la negativa del hermano de ella, el rey Enrique IV, de solicitar una dispensa papal –era contrario a la unión–, los jóvenes inventaron todo tipo de argucias. Llegaron a falsificar una dispensa, emitida años antes para otras personas, con la firma del Rey. Fue así como lograron celebrar ilegalmente la boda y pasaron a vivir en situación de concubinato.
Fruto de aquella relación nacerían cinco hijos: Isabel, Juan, Juana, María y Catalina. Isabel de Castilla era una mujer inteligente y sufridora, y jamás se permitió mostrar en público sus sentimientos y debilidades. En sus partos, que realmente fueron complicados, se cubría la cara con un velo para que nadie pudiera apreciar el más mínimo gesto de dolor.
La reina Isabel tenía un carácter tan temperado que siempre comía sola y en silencio, con tres damas arrodilladas que le iban alcanzando la comida. En cambio, su marido Fernando de Aragón se daba a todo tipo de placeres, sobre todo carnales. Sus relaciones esporádicas con mujeres –que le darían cuatro hijos bastardos– eran conocidas por todos, incluso por su mujer, con la que tenía violentas discusiones, a pesar de su obsesión por guardar las formas. En ocasiones, ella castigaba a su marido negándose a tener sexo con él hasta que no consideraba que el pecado había quedado ya expiado.

Silvia Alonso, como Germana de Foix y Rodolfo Sancho como Fernando el Católico en un fotograma de “La corona partida”.
Tras la muerte de Isabel (1504), el monarca contrajo matrimonio con Germana de Foix, sobrina de Luis XII de Francia. Si hubiera nacido un niño de aquel enlace, habría heredado la corona, pero no fue así. Fernando falleció en 1516, dejando como regente al cardenal Cisneros en espera de la llegada desde Flandes de su nieto Carlos.
Algo más que familia
En realidad, Germana y su nietastro sólo se llevaban 12 años de diferencia: cuando se conocieron ella tenía 29 años y él 17. Así, según Carlos I pisó suelo español, la joven viuda simpatizó con el y su relación acabó traspasando la mera barrera familiar; de hecho, el Rey ordenó construir un puente entre su caserón y el de su amada, que estaba justo enfrente. Las visitas culminaron con el nacimiento de Isabel, que fue criada en el más absoluto secreto. Tras la pasión inicial, Carlos no dudó en quitarse de encima a Germana casándola en dos ocasiones con insignificantes personajes. La francesa, que fue nombrada virreina de Valencia, dejó en su testamento un collar de 133 perlas a “la serenísima doña Isabel, Infanta de Castilla, hija de la Majestad del Emperador, mi señor e hijo, y esto por el sobrado amor que tenemos a Su Alteza”. El secreto había quedado al descubierto…
Fuente:
http://www.muyhistoria.es/h-moderna/articulo/los-reyes-catolicos-un-matrimonio-ilegal-241457960148