Los Peñazos y el neoliberalismo: la economía mexicana se hunde

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Como bien sabrá el lector, esta semana los mexicanos nos enfrentamos a dos nuevos “peñazos”, nombre con el que los usuarios de redes sociales han denominado a los incrementos de los precios de energéticos en México.

Daniel Arellano Gutiérrez* / A los 4 Vientos

El término surge a partir de la inconformidad de los mexicanos por el incumplimiento de lo prometido por Peña y el titular de la Secretaría de Haciendo y Crédito Pública (SHCP), Luis Videgaray, a principios de su administración: terminar con los aumentos en el rubro energético. Sin embargo, contrario a los miles de discursos sobre los miles de beneficios que la reforma energética traería a los bolsillos de los mexicanos, esta semana la gasolina y la electricidad atravesaron un nuevo y feroz aumento.

Durante el último gasolinazo, llevado a cabo el pasado lunes primero de Agosto, la operación económica fue la siguiente: el precio del litro de Magna subió 56 centavos (de 13.40 pasó a 13.96), el de Premium 44 centavos (de 14.37 a 14.81) y el de Diésel 21 centavos (de 13.77 a 13.98). Estas cifras se añaden al resto de gasolinazos aplicados durante el sexenio de EPN, que en total han supuesto un alza del 27% (inició con un precio de 10.87) desde el 2012 a la fecha presente.

La mentira de la reforma energética. Fuente: Movimiento Ciudadano

La mentira de la reforma energética. Fuente: Movimiento Ciudadano

Por desgracia, no sólo aumentó el costo de la gasolina (o mejor dicho, del transporte), sino que también las tarifas eléctricas para la industria y el comercio tuvieron un incremento del 3.36% por segundo mes consecutivo. Si comparamos precios con el verano del año pasado, viviendas, industrias y comercios sufrirán un incremento del 9%, con respecto a los precios del mismo período en el 2015.

Por su lado, el economista Mauricio Flores declaró que a partir de los incrementos a las tarifas del sector energético, es muy probable que el costo de la canasta básica se eleve hasta en un 9.5% al terminar el año. Triste es que, por otro lado, el alza en los salarios mínimos haya sido de tan sólo 4% desde el 2012, al pasar de 62.33 a 73.04 pesos, ¡un miserable aumento de 10.71 pesos en cinco años!

Y la cosa no termina ahí. El nuevo presidente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza —ex director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), elegido por Peña y Videgaray para su nuevo puesto—, declaró hace unos días que los precios de energéticos sufrirán más aumentos durante los siguientes meses.

Así pues, la gasolina y la electricidad han subido sus precios en los últimos dos meses, alcanzando incrementos históricos en las tarifas (los más elevados en los últimos 18 años), y teniendo efectos contrarios a los prometidos por el presidente Enrique Peña Nieto con la Reforma Energética, aprobada hace 2 años.

La lección que nos dejan los peñazos es más que obvia: la clase política mexicana, y más específicamente, las reformas estructurales de EPN promovidas por el gabinete presidencial, nunca han tenido el objetivo de incrementar el bienestar del pueblo mexicano, sino exclusivamente el capital financiero en los bolsillos de unos cuantos, para lo que se han valido de políticas neoliberales que terminasen de rematar servicios y recursos públicos en los que ellos y sus cuates pudieran invertir. Y esto, amigos y amigas, en realidad no es una práctica nueva, como veremos a continuación.

El modelo neoliberal: fórmula para servirse a uno mismo

Monero de Rape

Monero de Rape

Como ya lo hemos mencionado hasta el cansancio (https://www.4vientos.net/?p=44527), Peña Nieto llegó al poder con un solo y gran objetivo: llenarse los bolsillos de dinero al terminar de imponer el proyecto neoliberal iniciado hace 20 años por Carlos Salinas de Gortari, proyecto cuyas políticas públicas de libre mercado sin restricciones, y privatización de los recursos y servicios públicos sólo han servido para enriquecer al sector empresarial y corporativista de México, a costa del incremento de la miseria, la violencia y la pobreza de la población mexicana.

La historia reciente no es muy difícil de entender, podemos incluso contar una breve anécdota desde el punto de vista de nuestros gobernantes nacionales: Nosotros, los políticos neoliberales, los “elegidos por el pueblo” con la ayuda de una cadena televisiva de nombre Televisa (la más grande de toda Latinoamérica), abrimos las puertas de los diferentes sectores nacionales (educación, energía, salud, agua) a la privatización del mercado internacional.

Una vez abierta la puerta legal para robar, negociamos con los compadres empresariales (el Grupo Atlacomulco), favoreciéndolos y privilegiándolos (clientelismo) en los remates de concesiones mineras, petroleras, energéticas, hoteleras, industriales, educativas y un largo, largo etcétera, para finalmente, con los suculentos frutos de nuestro gran esfuerzo como servidores públicos (¿no serán más bien servidores privados?), comprarnos nuestras Casas Blancas en donde más nos plazca. Atentamente: Peña Nieto, Aurelio Nuño, Osorio Chong, Luis Videgaray, y en sí, todo el gabinete presidencial. Así, señores y señores, es como se hunde a un país en una crisis económica sin precedentes, explotando las “bondades” del modelo neoliberal.

"Bondades" de las reformas estructurales. Fuente: Monero de Qucho

Bondades de las reformas estructurales. Fuente: Monero de Qucho

Curioso es que justo la semana pasada, el ex presidente rata por excelencia, Lord fraude, máximo exponente del dinero que se puede sacar privatizando un país, Carlos Salinas de Gortari, haya pronunciado un cínico discurso donde pide:

Dejar el neoliberalismo que significa abusos del mercado y un individualismo egoísta y posesivo. Pero también el populismo, no voy a decir nombres, es el otro. Dejemos de lado también el populismo que no es otra cosas que los abusos del Estado”.

No cabe duda que hay políticos cuya ética política está enterrada mil metros bajo tierra. Aquí la estrategia de Salinas es de doble filo: por un lado, pretende poner “en el mismo saco” al populismo y al neoliberalismo—aún después de que Obama le diera una lección a Peña en la Cumbre de Líderes de América del Norte sobre el verdadero significado del término “populista”—, mientras que por el otro lado, el ex mandatario ladrón disfraza los “abusos del Estado” bajo el término de populismo.

¿Eso significa que el gobierno de Peña Nieto (representante del Estado y sus abusos) es populista? ¡Pero eso sería absurdo! ¿Por qué entonces Lord Peña atacaría a AMLO con el mismo adjetivo? Las incongruencias son obvias, y pareciera que el objetivo fuese uno: confundir a la sociedad mexicana. En el siguiente artículo abordaremos las diferencias entre estos dos términos tan importantes para entender el mundo desde la disciplina de las ciencias políticas.

DANIEL ARELLANO

* Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Baja California. Reportero y articulista de A los 4 Vientos. Interesado en el periodismo de investigación, la literatura, el estudio de las ciencias sociales y el desarrollo político del país. 

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