Los padres del analfabetismo moderno

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Quisiera aclarar, antes de continuar, que este escrito está dirigido más bien al analfabetismo funcional en su vertiente más extensa. En Estados Unidos hay un debate sobre la necesidad de acotar los límites de lo políticamente correcto, sobre todo en las universidades.

Es quizá parte de este movimiento post hippie en el que los valores se han invertido, la tendencia primera en los setentas a tratar a los niños como pequeños adultos, y su subversión, tratar a los estudiantes universitarios como niños malcriados. Es esta reflexión la que puede arrojar luz sobre ciertos comportamientos sociales que pueden ser perniciosos.

Ramiro Padilla Atondo/ A los 4 Vientos

La degradación de la universidad a fábrica de títulos, donde los estudiantes ya no reciben una formación completa sino especializada, como si su campo de actividad estuviese constreñido a las materias aprendidas. Ya no se ve una profesión como una parte del ser humano integral, sino como su fin último. Y esto de manera lógica produce el efecto del ciego, a falta de vista se le desarrollan los otros sentidos pero a la inversa. La especialización conduce a una ceguera a lo que no esté en su campo de estudio, se mata la curiosidad por saber de otros campos.

especialista y ciegos

Este efecto pernicioso traído por la democratización de la educación, en una sociedad donde las aspiraciones a vivir de lo que se estudia son limitadas, y genera grandes números de profesionistas mal preparados y subempleados. Es también un asunto de comprensión lectora. En nuestro país, la adecuada comprensión de un texto viene a ser una excepción, la mayoría de los universitarios son incapaces de entender un texto en su aspecto más elemental.

Es claro también que la educación de calidad no es en absoluto prioridad de un gobierno que se precie de inteligente.

El capital humano que se necesita para mantener el poder no es el más preparado, está más bien suscrito a los estratos más bajos de la sociedad, donde el razonamiento y las bases para la construcción de este razonamiento vienen de canales unidireccionales que no aceptan contradicción. Esto conlleva al juego de la doble moral, porque mientras por un lado se maneja un discurso triunfalista, con números en su mayoría inflados o tramposos para probar los alcances de los programas gubernamentales en materia de educación, por el otro lado se apuesta a esta banalización con tal de evitar que el razonamiento profundo siente sus bases en un sector más amplio de la sociedad, donde el título, como un fetiche, está allí para probar lo que en el fondo todo mexicano desea, ser llamado licenciado”.

El analfabetismo funcional puede ser fácilmente medible por la calidad de los debates en todos los campos. Todo termina en el clásico a gritos y sombrerazos. Inclusive la “intelectualidad” decide convertirse en pequeñas tribus de sacerdotes excluyentes que abjuran del evangelio ajeno.

trollsPero esto a su vez es un camino de dos vías. Hay una corriente mayoritaria que abreva de las aguas del desastre consistente, el país que no tiene salvación y las mueras al gobierno. Algunos medios de comunicación han encontrado una veta importante en el descontento anti sistema para generar un mercado de lectores, invocando la descalificación fácil. Pero como toda tendencia destructiva, es de efecto limitado. Las descalificaciones al gobierno tienden a ser repetitivas, son parecidas al perro que ladra del otro lado del cerco al ladrón que lleva el botín. Puede acompañarlo a lo largo del cerco, pero jamás podrá morderlo, porque su función consiste en ladrar, no en morder. Porque para morder tendría que pasar de la descalificación barata a la propuesta, y es allí donde el sistema lleva la mano.

El camino de dos vías viene siendo pavimentado por una generación que ya es mayoría pero que aún no tiene suficiente poder político, la de los millenials (de 35 años para abajo). Los padres del analfabetismo quizá no entendieron algunas de las variables que venían con el progreso, la liberación del conocimiento, la neutralidad de la red, o su capacidad de movilización.

Los verdaderos estadistas son maestros en la lectura de los signos de los tiempos, vienen a sembrar para el futuro con los pies bien puestos en el presente. Pero los padres de este analfabetismo son analfabetas funcionales ellos mismos, aislados de las líneas de pensamiento dominantes en un mundo que cambia a pasos agigantados. Se quedaron con la televisión en blanco y negro, su deseo irreprimible de acumular riquezas sin entender que ahora y gracias a las nuevas tecnologías de la información, sus latrocinios son presentados en vivo y a todo color”.

Decir país de mierda es catártico, sirve para el aplauso fácil, pero es absolutamente inoperante cuando de repensar el país se trata. Los árboles de raíces fuertes no crecen de la noche a la mañana y muchas veces los movimientos sociales son impredecibles. El mito fundacional de la tragedia mexicana viene de la falta de una selección natural, pues no existe la ley del más fuerte sino del más arrastrado. Ser demasiado brillante se convierte en un lastre que se tiene que cargar. Hay esperanza cuando los grandes consorcios televisivos empiezan su lento pero inexorable declive, sus contenidos diseñados para mantener entretenido al analfabeta funcional ya no son operativos ni generan dinero.

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Y el analfabetismo funcional es una enfermedad curable.  Es solo que tomará algún tiempo para que esta franja de la población, (los hermanos mayores y padres de los millenials) tome conciencia y actúe en consecuencia.

RAMIRO PADILLA ATONDO* Ramiro Padilla Atondo. Escritor ensenadense, columnista y ensayista. Autor de los libros de cuentos A tres pasos de la línea, traducido al inglés; Esperando la muerte y la novela Días de Agosto. En ensayo ha publicado La verdad fraccionada y Poder, sociedad e imagen.


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