Los intelectuales y el poder. Octavio Paz
Considerado uno de los escritores más influyentes del siglo XX, el poeta, escritor, ensayista y Premio Nobel de Literatura, Octavio Paz, dejó un gran vacío en la cultura mexicana aún por colmar.
Isidro H. Cisneros* / A los Cuatro Vientos
Octavio Paz continúa vigente.
Autor de una extensa obra dentro de la que destacan: Luna Silvestre (1933), Libertad Bajo Palabra (1949), El Laberinto de la Soledad (1950), Águila o Sol (1951), Posdata (1970), El Ogro Filantrópico (1979), Tiempo Nublado (1983) y Hombres en su Siglo (1984), entre muchas otras.
Su pensamiento es universal y junto con el chileno Pablo Neruda y el peruano César Vallejo, formaron la triada de poetas que transformaron la lírica hispanoamericana. Octavio Paz fue uno de los más grandes escritores de todos los tiempos, renovador de la poesía, prosista excepcional, analista de la política mundial y de la sociedad mexicana contemporánea. Fue un pensador creativo y complejo cuya curiosidad intelectual lo llevó a incursionar en géneros difíciles, también fue un polemista contundente que influyó en varias generaciones de pensadores.
La posición crítica de Octavio Paz se manifiesta de manera equilibrada entre la tradición y la ruptura. Es un arquetipo de intelectual para el presente, un hombre de cultura comprometido con la libertad y al mismo tiempo, un crítico del sistema. Proyecta la imagen de un intelectual humanista preocupado por las luchas sociales y de un crítico agudo de los sistemas autoritarios tanto de izquierda como de derecha. La imagen del intelectual varía de acuerdo con la sociedad y los tiempos en que viven, así como por las funciones y tareas concretas que desempeñan. Cada época crea los intelectuales que necesita.
Octavio Paz encarna un personaje crítico, política y moralmente comprometido con la libertad y la democracia. No importa que el intelectual aparezca como un provocador o como un crítico fastidioso, como un educador o como un sensible conversador, el hecho es que toda sociedad requiere de los intelectuales. Ellos son necesarios para dar forma a la opinión o al estado de ánimo del público, así como para inventar las imágenes, conceptos y modalidades del diálogo social. Resultan indispensables para las fiestas y las celebraciones, para criticar y protestar, para gobernar y organizar revoluciones.
Pero quizá lo que define de cuerpo entero al gran intelectual Octavio Paz como un humanista, es su posición frente a la brutal represión gubernamental contra los estudiantes mexicanos en 1968. Siendo Embajador en la India reconoce que habiendo pertenecido al servicio exterior mexicano durante 24 años: “No siempre, como es natural, he estado de acuerdo con todos los aspectos de la política gubernamental pero esos desacuerdos nunca fueron tan graves o tan agudos para obligarme a un examen de conciencia”, por lo que decide presentar su renuncia al cargo.
Pero al hacerlo, señala que es innegable el desarrollo económico del país, alertando sobre un pendiente, una ausencia que México debe colmar si quiere atravesar por el sendero democrático: “La participación más directa, amplia y efectiva del pueblo en la vida política”, y agrega: “Concibo esa participación como un diálogo plural entre el gobierno y los diversos grupos populares”. Propone así un diálogo que, de antemano, acepta la crítica, la divergencia y la oposición. Octavio Paz vislumbró la importancia de los procesos electorales y la pluralidad de partidos. Muchas de sus ideas aún iluminan nuestro camino hacia la democracia.
Con el término intelectual se ha tratado de caracterizar a una categoría o grupo social que trabaja en actividades no manuales, que requiere de un alto nivel de instrucción y de cultura. Otras definiciones los relacionan con las actividades literarias y políticas. En tales concepciones los intelectuales aparecen como escritores comprometidos, con una fuerte influencia sobre las cuestiones políticas y la opinión pública.
Cuando se hace referencia al intelectual no debemos olvidar la importancia que tiene su actitud crítica y su capacidad para problematizar las cuestiones relevantes de nuestras sociedades. Decir la verdad y practicar la libertad es la esencia del intelectual. La sociedad de consumo y del tiempo libre ha producido tipos nuevos de intelectual, como el conversador, el moderador no comprometido políticamente o el experto en estudios sociales que intenta identificar las tendencias de la época.
A Octavio Paz le sucede lo mismo que a otros grandes maestros: no se les puede encasillar en ninguna escuela o tradición de pensamiento. Octavio Paz representa al intelectual antidogmático por excelencia, siempre creativo, difícil de clasificar. Es un ejemplo del hombre de cultura que expresa un gran compromiso civil. Los intelectuales siempre se han distinguido de aquellos sujetos que detentan el poder económico, basado en la riqueza o el poder político, sustentado en la fuerza, porque ejercitan otro tipo de poder, en este caso ideológico, que se fundamenta en las ideas. Octavio Paz no buscó dar recetas a los gobernantes, pero si brindar un itinerario para la modernidad y el pensamiento laico en México.
*Isidro H. Cisneros. Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Florencia, Italia. Ex Presidente del Instituto Electoral del Distrito Federal (isidroh.cisneros@gmail.com Twitter: @isidrohcisneros) agitadoresdeideas.blogspot.mx