Los errores en libro de texto, el mayor crimen en contra de niños y jóvenes

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La educación es uno de los rubros cruciales de la agenda política y tema clave en el diario quehacer del buen gobierno orientado al diseño de las mejores y más atinadas políticas de desarrollo. A través de la educación se conservan tradiciones y se proyecta el futuro, se prepara a los niños y a los jóvenes que se verán en la impostergable necesidad de enfrentar las contingencias de la vida por venir.

Alfonso Bullé Goyri/ A los Cuatro Vientos

La educación del pueblo incide en la capacidad científica y artística, en la sana evolución del aparato productivo —de la industria, del comercio, del sector de servicios— y es la principal herramienta para el desenvolvimiento de las más altas expresiones de la vida cultural. Los procesos educativos constituyen la simiente para la consolidación de un régimen democrático, contribuye a la consolidación de un sistema de libertades donde la justicia y la igualdad conformen la norma de vida en comunidad, además de servir como la mejor opción para disipar las feroces y virulentas acciones de la delincuencia organizada. La educación sirve al interés de la nación al disuadir a uno de los sectores más vulnerables de la sociedad y contener el aumento desmesurado de ese regimiento de sicarios que tanto daño y dolor causan en todas la regiones del país. Nada más eficaz que la educación para labrar una sociedad que sabe descansar en el diálogo y que dirime diferencias y controversias con base en la discusión inteligente, en el examen riguroso de los diversos temas de interés nacional y en el debate de las ideas y de los principios que deben orientar a la comunidad. La única manera de alejarnos de los mitos y leyendas, de los fanatismos, de los delirios ideológicos de cualquier signo o tendencia y de extremismos absurdos es a través de la institucionalización de un sistema educativo basada en los principios de la lógica y el pensamiento racional.

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Patricia Galeana, historiadora.

Por ello preocupa las observaciones emitidas por el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México que a través de su directora, Patricia Galeana, dio a conocer la semana pasada.

La funcionaria hizo público el diagnóstico fundado en un examen detallado de los libros de texto para los diversos grados de educación básica y media. Se detectaron no erratas ni descuidos ortográficos que de suyo son censurables, sino francos errores de envergadura que presentan estos materiales indispensables para la educación de los niños y jóvenes de México. Los libros de texto son una de las herramientas imprescindibles del régimen para legitimar su existencia y su derecho a orientar los destinos de la nación. Por eso las pifias en los libros de texto son un franco yerro del régimen que entre sus planteamientos programáticos, entre sus planes y proyectos de gobierno se encuentra el tema educativo y con estas caídas sólo demuestra su tremenda debilidad. ¿Cómo es posible que se toleren estos fallos de enorme envergadura que dan en el centro de flotación y ponen en peligro la viabilidad de cualquier proyecto de bienestar verdaderamente justificado para los mexicanos? ¿En qué cabeza cabe permitir que una pandilla de oportunistas, por el único afán de lucro complique aún más la ya maltrecha situación por la que atraviesa el país? Eludir las responsabilidades en esta materia es un atentado contra una sociedad indefensa que para colmo cuenta con escasos recursos para enfrentar los desafíos que se avecinan. Las depresiones e inestabilidades económicas no se solucionan más que con una educación de calidad y, por tanto, faltas de esta índole infligen un daño de consecuencias imprevisibles para el país.

NIÑOS AULA

El estado mexicano, desde su fundación en el siglo XIX ha subordinado cualquier proyecto de desarrollo al de la educación. La prioridad siempre ha sido atender a la juventud con una educación de calidad. Con base en ello ha pretendido el Estado asegurar el futuro de la nación. En todos los documentos fundacionales, desde los Sentimientos de la Nación, de Morelos, y en las diversas constituciones del siglo XIX hasta la de 1917, en todos estos documentos esenciales se destaca el tema de la educación como el asunto liberador que permita proyectar al país a un estadio más humano y con mejor calidad de vida para sus ciudadanos. En este sentido, es que no se puede permitir en el libro de texto errores. Es uno de los pocos instrumentos esenciales en la vida de un estudiante en donde no se pueden permitirse errores de contenido. Quienes lo hayan propiciado deben ser severamente castigados. Pero, ¿será que con un gobierno encabezado por un analfabeto se pueda entender este enorme y monumental problema?

alfonso-51*Alfonso Bullé Goyri. Escritor, editor y crítico de arte. Ha publicado en diversas revistas y periódicos nacionales. Actualmente trabaja en un libro de poemas.

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