Las intervenciones urbanas como catalizadores del tejido social
“Sólo la arquitectura que considera la escala e interacción humana es arquitectura exitosa” — Jan Gehl, arquitecto urbanista danés
Héctor Villalobos* / A los 4 Vientos
En el aire, cuando viajaba desde la CDMX hacia Bogotá, recuerdo haber hecho una recapitulación de las ciudades que recorrería los siguientes 15 días, un itinerario que había planeado con antelación ya que quería conocer lo mayor posible de ese realismo mágico colombiano que caracterizó la obra de Gabriel García Márquez, y que lo llevó a merecerse el Premio Nobel de Literatura en el año 1982 por sus narraciones.
Siendo que quería conocer la verdadera realidad del país colombiano y no solo la fachada, que es lo que muchas veces se nos vende, decidí rentar un carro para tener la posibilidad de conocer al menos 6 ciudades y sus cerca de 2,000 kilómetros que las separan, atravesando lo que es el inicio (o el final como se quiera ver) de la Cordillera de Los Andes.
Regresando a mis introspecciones durante el vuelo —para sorpresa de algunos lectores que harán el favor de leerme en esta primera aportación a 4vientos—, no era Cartagena, con su ciudad amurallada y concurridas playas lo que más me emocionaba, ni Santa Marta, con su famoso Parque Tayrona de exuberante belleza natural, tampoco la capital del país, con sus museos y ambiente bohemio: era Medellín la que más me entusiasmaba conocer.
Mi fascinación por esta ciudad nació cuando siendo estudiante tuve la oportunidad de escuchar la plática del Gobernador del Departamento de Antioquia de ese momento en mi universidad, Sergio Fajardo, un matemático que primeramente fue alcalde de la ciudad, y luego alcanzó la gubernatura, en un escenario extraordinario tomando en cuenta que no tenía antecedentes políticos previos ni había ostentado cargos gubernamentales.
Podría escribir infinidad de párrafos para relatar lo que hizo este hombre durante su gestión, que desde mi punto de vista fue y seguirá siendo una formidable labor que marcó un punto de inflexión, pero prefiero invitar al lector a que lo escuche de su viva voz por medio del siguiente enlace:
De lo que sí quiero hablar es de mi experiencia en esta ciudad, haciendo énfasis en el uso del espacio público y de las intervenciones urbanas como catalizadores del tejido social. Lo primero que se le viene a la mente a uno cuando escucha Medellín es Pablo Escobar y los índices delictivos que tanto miedo y muerte causaron en esta área conurbada de cerca de 4 millones de habitantes.
Y con justa razón existe esa percepción, pues en su momento la ciudad atravesó una etapa muy difícil: carros bombas en pleno centro y una tasa de homicidio mayor a 300 por cada 100,000 habitantes no son poca cosa. A resumidas, cuentas, la violencia era la principal causa de mortalidad a finales del siglo XX en este asentamiento colombiano.
Hoy en día la ciudad es otra, y como muestra está el galardón recién obtenido en marzo del año pasado: el “Lee Kuan Yew World City Prize”, otorgado por el proceso de transformación social y urbana que atravesó la ciudad en los últimos 20 años. Este premio también es conocido comúnmente como el “Nobel de las ciudades”, que destaca a las urbes mundiales que crean comunidades urbanas habitables, vibrantes y sostenibles.
¿Cómo es que Medellín pasó de ser una pesadilla a convertirse en una ciudad que dejó atrás en el certamen pasado a ciudades primermundistas como Sidney, Toronto o Viena?
Considero que no hay un solo factor, sino una convergencia de estos, dentro de los que a mi juicio no deberían faltar las intervenciones urbano-territoriales, los cambios sociales, las buenas políticas y programas públicos, la voluntad de los habitantes, entre otros.
Lo primero que saltó a mi atención como Ingeniero Civil interesado en el tema de la movilidad urbana fue la gran oferta de transporte público económico, seguro, eficiente y práctico a la disposición de los ciudadanos; existe el Metroplús (un Metrobús de la CDMX), Metro mayormente construido a nivel de superficie, pero también Autobuses de ruta, Tranvía y el Metrocable; es decir, prácticamente todos los tipos de medio de transporte que conocía los tiene Medellín, con el comentario de que no me había subido a un Metrocable que no fuera exclusivamente de uso turístico.
De este último es del que quiero ahondar un poco más. Dadas las condiciones topográficas abruptas de la ciudad, un sistema teleférico era muy anhelado por muchos, principalmente porque en las montañas es donde vive el sector menos favorecido de la población. El Metrocable de Medellín es el único sistema de teleférico en el mundo en el que puedes hacer interconexión a una estación de Metro.
Debido a mi inquietud al respecto fui en busca del famoso Metrocable, y vaya sorpresa me llevé cuando me topé con un grupo de personas (extranjeras y nacionales) que iban dentro de un tour a conocerlo. Instalaciones de primer nivel en una de las zonas más pobres de Latinoamérica, algo surreal y fantástico para mí, que estaba acostumbrado a ver este tipo de proyectos solo en los primeros cuadros de la ciudad, si bien me iba.
Sospechando de la situación entablé conversación con una persona que a leguas se veía no era turista; por el contrario, utilizaba el transporte por fines de movilidad. Al preguntarle por el Metrocable, con gran entusiasmo me detalló cómo éste había repercutido en su vida diaria, y me comentó sobre cómo tenía más tiempo disponible ahora que no tenía que subir cientos de curvas para llegar a su casa.
Traté de ponerme en sus zapatos por unos minutos y realmente se sintió fabuloso pensar que ahora miles de turistas de todo el mundo iban a visitar mi vecindario: me imaginé un sentido de pertenencia y de orgullo, y me atrevo a creer que antes de esta obra nadie quería subir a esas altitudes, mucho menos mezclarse con la gente oriunda de la zona.
Una de las políticas públicas del gobernador Sergio Fajardo fue la de realizar mejores obras de infraestructura en las zonas más desfavorecidas de la ciudad. Así pues, durante su mandato proliferaron museos, bibliotecas, parques temáticos y centros de emprendimiento en las periferias sociales.
Considero que en la medida que empecemos a romper esas barreras imaginarias de la ciudad de “hasta aquí estoy seguro y hasta aquí llego”, habrá un mejor tejido social y por ende menores problemáticas en la comunidad, no obstante hay que propiciar este acercamiento por medio de intervenciones de infraestructura. Hay varias acciones respecto al manejo del espacio público y de movilidad que se están llevando a cabo en la capital Antioquena, que me guardo para compartir en posibles próximas publicaciones. Hasta aquí termino por ahora, ¡gracias por leerme!
*Héctor Villalobos Buelna estudió Ingeneria Civil en el ITESM Campus Monterrey. Le interesa el urbanismo, el hiking y actividades al aire libre. Contacto en h.villalobos.buelna@gmail.com