Las enaguas de Rigoberta
Nuestro presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova Vianello, luego de que se burlara de manera discriminatoria del hablar de un líder indígena chichimeca a través de una llamada telefónica, se tomó la foto con la presencia de Rigoberta Menchú, acreditándola como visitante extranjera para observar las elecciones de este 7 de junio, específicamente en Guerrero y aceptó desembolsar 10 mil dólares más IVA para que estuviera presente en un evento sobre la paz y democracia que se celebró este viernes 29 de mayo en el puerto de Acapulco, en donde por cierto fue increpada por una de las asistentes.
Álvaro De Lachica y Bonilla* / A los Cuatro Vientos
Rigoberta Menchú, monumento viviente al desprestigio de los Premios Nobel de la Paz, el cual lo ganó en 1992 y del premio Príncipe de Asturias, de Cooperación Internacional 1998, nuevamente se deja ver la enagua…
En el INE aclararon que doña Rigoberta si cobró estos dólares, pero no como pago a su actividad de observadora electoral, lo cual está prohibido por la ley, sino como participante en el foro citado.
Es importante que se sepa que Menchú es miembro de la directiva de la división guatemalteca de la empresa mexicana “Farmacias Similares”, firma que resulta la principal impulsora de una medida que reduciría los derechos de patente para medicamentos contra el Sida y el cáncer a 10 años, en lugar de los 20 actuales, bajo el argumento de que las empresas extranjeras le cobran a los mexicanos mucho más de lo que pueden invertir en esas medicinas.
A diferencia de esta controvertida defensora de los pueblos indígenas, esta su contraparte, la Madre Teresa, cuando vino a México y que fue un auténtico tumulto el que se armó pues todo el mundo quería irla a ver, y escucharla rezar; en esa ocasión, alguien tuvo que correr con los gastos del viaje, pues la Madre Teresa no tenía ni en que caerse muerta. Pero nunca se supo, ni aquí ni en ningún otro lugar del mundo que la Madre cobrara por darse una vuelta; pero eso sí, debió recibir donaciones para sus misiones, que indudablemente cumplieron y cumplen con el espíritu del deseo por el cual la Madre fundó la Congregación de las Misioneras de la Caridad, ayudar a los más pobres entre los pobres.
Cuando se supo del pago a la valedora de la causa indígena guatemalteca, se le entrevistó “al aire”, en Radio Fórmula, en donde trató de justificar este apoyo que le diera el INE, argumentando que: … “ninguna persona es un pajarito que vive del aire” y que por ello cobra sus servicios.
Doña Rigoberta (sin el “Dra.”) no es la evangelizadora indígena que llega a México “sin pago por evento”, sino la arribista indígena ladina que se sirve, opera y fluctúa, bajo el cambio monetario mestizo, de la austeridad de los diez mil dolarucos, ¡y nosotros que la hacíamos la migrante centroamericana del mundo, sensibilizando a ésa indefendible clica de mestizos racistas! ¡Yo que estaba emocionado a su llegada dizque en la nave de la inclusión social! Y de sopetón, nos enteramos que la protectora de los indígenas es solo una acreditada bucanera venida aquí por interés económico.
Tan letal resultó la expresión de don Lorenzo cuando se refirió a los representantes chichimecas de Guerrero, “que nada más les faltaba expresar: …yo toro sentado…”, como los diez mil dólares dados a Rigoberta Menchú, para acceder a que le tomaran la foto a lado de un arrepentido Córdova, sonriente por haber superado su propio error.
Más le hubiera valido, contactar con otras mujeres indígenas autóctonas, como Eufrosina Cruz Mendoza, líder indígena zapoteca o de perdis con Néstora Salgado, indígena originaria de Olinala. Lástima que ésta última esté en la cárcel…
Sin embargo, “no hay mal que por bien no venga”: Menchú que, intentando duchar a Córdova, resbala también “en casa del jabonero”.