La tiendita de la esquina…una especie en extinción
A una cuadra de donde yo vivo están construyendo una tienda de conveniencia (OXXO o 7-Eleven), pero a la misma distancia se encuentra una tienda de abarrotes que hasta sus empleados se encuentran contentos por la próxima inauguración, sin darse cuenta que ellos muy probablemente perderán sus empleos.
Álvaro de Lachica B.* / Alianza Cívica / A los Cuatro Vientos
Al changarro mexicano no le queda otra opción para sobrevivir que hacer del nombre de su negocio una franquicia. Sin embargo, la mayoría enfrenta como problema no estar lo suficientemente capacitado para hacerlo. Por otro lado el número de changarros en México “las tienditas de la esquina” abarcan el 60 por ciento de la economía mexicana, de ahí su importancia y el problema que representaría su desaparición para muchas familias mexicanas cuyos ingresos dependen de estos negocios.
Las tienditas de abarrotes han ido desapareciendo poco a poco, a causa de la competencia que se ha generado con la presencia de cadenas comerciales en muchos puntos de las ciudades y pueblos del país, los OXXOS, Extras, los Seven eleven, Modeloramas y otros tantos conceptos han sido en parte los culpables. Pero, ¿Por qué aunque a veces es más caro comprar en una tienda “de conveniencia” la preferimos? -quizá por la variedad de productos y sus espacios. No en balde, la cadena de tiendas OXXO se ha convertido en la joya del Fomento Económico Mexicano (FEMSA).
Difícilmente los changarros pueden competir con los negocios que venden bienes de consumo, se pueden hacer transacciones bancarias u ofrecen otros servicios, a veces las 24 horas del día. Hoy en día en nuestro país las tienditas de la esquina todavía sobreviven gracias a la costumbre de los mexicanos de pedir fiado, lo que no sucede en esta clase de establecimientos.
Perdonen la presunción, pero no me considero un nostálgico. Si hay tiendas que desaparecen es porque hay una evolución lógica que hay que aceptar. Como hay que aceptar que la idea tradicional de barrio como un centro de contactos e intercambios ha perdido fuerza. Mucha gente comprará en estos centros modernos… no siempre es posible que Don Memo mantenga una clientela fiel, la que necesita para mantener la puerta abierta.
Ha pasado lo mismo en todas las colonias de nuestra ciudad, y cada vez es más común en el país. Los Oxxos y sus variantes menos sofisticadas y efectivas -nadie lo hace tan rápido como ellos- devoran nuestro paisaje urbano. Estas tiendas, degradan el lugar en el que están, lo convierten en un lugar de paso, sin arraigo y fuera de contexto. No solo le han quitado valor a nuestras tienditas de la esquina, se han metido en nuestro subconsciente urbano-mental y nos han hecho comprar lo que venden y suponer que están cerca. Culpables todos.
Los pueblos y ciudades como Ensenada, están cada vez más amenazados con la llegada y apertura de estos establecimientos a sus calles, pues representan una ruina casi segura para todas las tienditas de la esquina, farmacias, licorerías, incluso tiendas de celulares, fondas, cremerías y algunas pequeñas farmacias que se encuentren en varias centenas de metros a la redonda. Los Oxxos son negocio seguro donde quiera que se pongan, pero, ¿a costa de qué? La pérdida del empleo y sustento de millones de familias que se mantienen de sus pequeños negocios. Por cada tienda de este tipo que se abre y emplea a seis personas, desaparecen, en el plazo máximo de un año, 35 tiendas de abarrotes en un radio de 5 kilómetros, y dejan sin trabajo a medio centenar de personas.
Muchas de aquellas tiendas donde se veían mostradores y dependientes -a veces un matrimonio y algún hijo- están en crisis. ¿Aguantarán mucho estas tienditas estándar? Lo único que les debemos agradecer a los Oxxos es que siempre están iluminados y en esta ciudad de tinieblas…
Una solución que está al alcance de todos, es evitar en la medida de lo posible comprar en estas tiendas, y hacerle consumo al vecino en su negocito, al tianguis, al mercado, a la licorería, que tampoco faltan y que generan empleos reales y beneficios para su comunidad.
Oxxos, amados por su utilidad y surtido, para los pequeños comerciantes, siempre serán las tiendas de la desgracia.
Coincido, es excesivo. Solamente un comentario adicional: Algo que me parece interesante agregar es también hablar de imagen, de presencia. Mencionas en el artículo la iluminación del local, pero creo que estos comercios van más allá. la parte psicológica juega un rol determinante con el cliente. Entras y los empleados te reciben con un saludo -están entrenados para ello-, la tienda tiene una iluminación cálida, agradable, la presentación de los anaqueles siempre impecable, atractiva a la vista; te ofrecen los productos de una forma insinuante. En contraste, miras varias de las “tienditas de la esquina” que tienen años de existir a las que jamás les han hecho ninguna remodelación, donde de sólo entrar te deprimes y en las que, si bien puedes encontrar ahí la posibilidad de un crédito, si no lo precisas, buscas opciones más atractivas. El cliente, además de analítico respecto a precios, también es visual, no hay que olvidarlo. Es mi punto de vista.