La sombra del bardo: Cuando los muertos se revelan
La sensación que uno experimenta al entrar a un teatro es en una palabra: acogedor. No solo es un resguardo contra la extraña y fría brisa que ataca a Ensenada en estas épocas; sino que el teatro se convierte en un hogar de cultura, magia y por supuesto conocimiento.
Ana Paula Cortés*/ A los 4 vientos
¡El festival llegó a la ciudad!, donde tanto niños como adultos encuentran un punto donde ambos se divierten por igual, donde el cuerpo se siente libre, pero en lugar de palomitas saladas, elotes asados, juegos oxidados y cuerpos inyectados de adrenalina, tenemos música, teatro y ciencia: El festival del conocimiento para liberar la mente.
Después de un conversatorio sobre Nanociencia moderado por Daniel Cota, donde expertos de distintas ramas nos dieron un panorama de las odiseas que recorren día a día para mejorar la calidad de vida, la parte cultural de la velada subió al escenario.
Gritos dignos de una pelea apasionada fue el estilo único con el cual el grupo teatral En lo que Siendo Conciencia inició La sombra del bardo, una obra escrita por Eduardo Castañeda que no solo toma por sorpresa al público,sino que contrario a los clásicos de Shakespeare, está compuesta de diálogos digeribles y una máquina de risas.
¿Qué pasaría si Mufasa, uno de los difuntos hermanos de Nemo y la madre de Cenicienta decidieran que es su turno de brillar en pantalla? Esa increíble circunstancia fue la que vivió el público del Teatro Benito Juárez, solo que en esta historia fueron Puke (Sueños de una noche de verano), Mercucio (Romeo y Julieta), Lady Macbeth (Macbeth) y Viola (Noche de reyes) los que decidieron llevar a cabo una “insurrección artística”.
El autor tiene el poder de elegir al protagonista y esto es ideal por una razón: si los dramaturgos dejaran que los personajes corrieran libres por cada acto, ocurriría lo que el público atestiguó el pasado lunes 28 de agosto: una lucha ruidosa, sangrienta y graciosa por convertirse en la estrella del show.
La esencia dinámica que crearon los actores fue mágica, al igual que la manera en que utilizaron objetos y personas a su alrededor como herramienta a su favor: la palabra escenario para ellos era solo un término moldeable, bajándose y subiéndose de éste como estrellas de rock; el público fue tanto espectador como asistente de chantaje; y por un momento hicieron creer a los presentes que un físico y divulgador Sergio De Regules “que solo venía a ver teatro” tuvo la buena -o mala-suerte de convertirse en la “su protagonista”.
De Regules, que al principio parecía ser víctima de la improvisación actoral y merecedor de pena ajena, resultó ser parte del elenco; por lo tanto se convirtió en un componente lleno de conocimiento, soltando datos científicos cada que uno de los versos de Shakespeare contradecían una ley de la naturaleza en su misión por ser romántico.
Si las clases en la primaria fueran tan sutiles como ese encantador físico, ir a la escuela sería todo menos tediosa; lo mismo sucedería si durante un examen tuviéramos a un Puck que nos “soplara” las respuestas como lo hizo con las líneas de Hamlet al forastero del siglo XXI a lo largo de la obra.
Aunque la segunda mitad de La sombra del bardo se inclina más por su procedencia clásica dejando de lado la gracia, el público se levantó contento de su asiento; no solo porque conocieron la historia del príncipe de Dinamarca y qué son las células espejo, todo con un lenguaje cotidiano; sino porque presenciaron cómo los personajes creados por un inglés se tomaban un caballito de toque mexicano llevando la obra a un nivel inolvidable.
* Ana Paula Cortés Ruiz es estudiante de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Baja California, actual practicante en 4vientos. Ganó tercer lugar en el concurso anual “El joven y el mar” en el 2010 y aspira a ser una escritor publicada. Ha colaborado en medios periodísticos como La Gaceta UABC y escrito para Caracol: museo de ciencias y acuario cuentos inspirados tanto en la fauna y flora de la Baja California, como en la cultura y costumbres de la península.