La simulación… también es corrupción

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Pareciera que el escándalo sobre el ex Gobernador de Veracruz, Javier Duarte, es el cuento de nunca acabar. Más que escándalo, la falta de justicia es lo sorprendente. No sólo porque el estado que gobernaba es reconocido por dejarlo robar en despoblado, además de mostrar niveles desproporcionados de violencia, ya sea por los periodistas asesinados o las personas desaparecidas; ahora Duarte se escapó y nadie sabe de su paradero.

Álvaro de Lachica y Bonilla/ A los 4 Vientos

Como una fatalidad de la que no nos podemos librar, la simulación es la esencia de nuestros gobernantes. Su discurso dice democracia pero el objetivo es su enriquecimiento individual. La ciudadanía, el progreso económico y el bienestar del país es lo de menos: lo relevante es mantenerse en el círculo del poder y la corrupción. Lo asombroso es la facilidad con que el PAN y el PRD se mimetizaron con el PRI… todos se portan igual.

La caída en desgracia de Javier Duarte, quien ha solicitado permiso de ausencia como gobernador de Veracruz para combatir las acusaciones de corrupción en su contra, se ha estado defendiendo durante meses contra acusaciones de soborno, incluso de que su gobierno desvió unos 950 millones de pesos (50 millones de dólares) mediante la adjudicación de contratos públicos a 131 empresas fantasmas y nuestras autoridades en todo este tiempo, ni lo citó a declarar.

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Enrique Peña Nieto y Javier Duarte, en los tiempos felices en que el entonces gobernador de Veracruz aportó todo su apoyo, desde el poder, al candidato presidencial del PRI.

Para nada es buena señal que justo 48 horas antes de que le libraran la orden de aprehensión, el ex gordito haya desaparecido. La fuga, sería la comprobación de que el entramado de corrupción y simulación para  Javier Duarte, alcanza a varios poderes federales. La pobre actuación de las autoridades nos deja ver que estamos ante un hecho de ineptitud o ante una vergonzosa y sucia complicidad de todo un gobierno corrupto protegiendo a un gobernador también corrupto.

Los procesos contra Duarte y Padrés Elías (ex gobernador de Sonora, del PAN) se hacen con motivación política, no porque se haya violado la Ley; porque si así fuera desde hace mucho que había indicios, se sabía, se tenían señalamientos de la Auditoría Superior de la Federación [ASF], como para ir por él. Esto es por las condiciones políticas que se dieron a raíz de las elecciones del año pasado y sobre todo la de este año. Los partidos se pusieron a simular que están haciendo algo contra la corrupción.

Siempre he considerado que el pecado pavoroso de los políticos sin moral, es que como dijera mi abuela, no tienen llenadera, además de no tener madre.

Se sienten mayormente halagados al enterar a sus súbditos de sus tropelías partiendo del principio que si la gente no se entera, no existe el delito. Para muestras hay muchos bastones, como los hermanitos Moreira, en Coahuila, además de ser un par de profesores de rancho, uno de ellos con labia y sagacidad que luego aprendió a bailar “chúntaro style” y a memorizar canciones que luego cantaba a dúo con el impresentable Carlos Marín, el de Milenio.

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Javier Duarte y su esposa Karime Macías

Pero regresando a Duarte el de Veracruz, cuentan que cada día le encuentran a él y a su esposa, más propiedades. Acaban de rastrear dos cuentas en Islas Caimán por 76 millones de dólares en paraísos fiscales, además de tiempos compartidos en el St. Regis de New York, que permite todo lo que una nación más o menos decente no permitiría por estar convencidos de lo ilícito de los recursos.

El triángulo simulación-corrupción-impunidad le da respetabilidad a la trampa, a los llamados derechos adquiridos, al abuso y, por lo tanto, al atraso en que vivimos. Un país que vive en y de la simulación no es un país que pueda moverse o que pueda lograr el desarrollo.

Mientras el PRI y el PAN se pelean acusándose quién de ambos es más corrupto, los personajes que provocan este debate estarán disfrutando todo eso que dicen que no tienen. Para disfrutar de las bondades de la impunidad, ahí están Duarte, Medina, Padrés, etc. Porque antes de ellos han estado otros: Duarte ahora se encuentra al final de una fila de 352 investigaciones relacionadas con funcionarios que se remonta hace 13 años (2003), que al parecer, se van procesando en orden cronológico. Y nada pasa.

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Con razón están todos siempre tan tranquilos, tan campantes, tan corruptos, pues las mañas de antaño siguen protegiendo a los corruptos de ahora, no importa el nido del que vengan. Si se fuga uno, por qué no habrían de fugarse los demás…

ALVARO DE LACHICAComisión Ciudadana de Derechos Humanos del Noroeste, A.C.
andale941@gmail.com

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