La Número 57

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Me tocó el hombro unos segundos antes de que recibiera el reconocimiento por un reportaje que lleva su nombre: Marisela. No creí que llegara a tiempo, había recorrido en un auto particular 1,800 kilómetros para llegar de ciudad Juárez a la ciudad de México. Era el 4 de noviembre de 2010 y llegó a encontrarse conmigo en una de las salas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), donde se llevaba a cabo la premiación del concurso convocado por la Comisión de Justicia y Género.

Myrna Pastrana / A los 4 Vientos

Y es que ella iba a cualquier lado donde alguien se solidarizara con su causa. En ese tiempo escribí: A Marisela le mataron a su hija y los jueces encargados de la causa habían dejado libre al asesino por errores  en las indagatorias; los restos encontrados no tenían valor probatorio por el deterioro en que estaban y a los testimonios les faltó el peso suficiente para condenarlo.

Marisela Escobedo en una de cientos de caminatas que realizó, bajo el sol insoportable de muchos veranos o en el frío congelante de los inviernos, exigiendo justicia para Rubí, su hija asesinada a la temprana edad de 16 años.

Marisela había caminado por las calles de ciudad Juárez antes del juicio oral pidiendo justicia y después en protesta. La indignación ciudadana y su activismo provocaron la reapertura del caso  por lo que de nueva cuenta se le juzgó y condenó a cincuenta años de prisión. Faltaba encontrarlo.

Esa mañana de premiación en  la SCJN me dijo:

Ya lo tengo ubicado, está en Zacatecas, de aquí voy a la Procuraduría General de la República (PGR) para darles el domicilio, pero antes quiero hablar a solas con una magistrada (que en ese momento entraba a una de las salas). Le contesté: Ve, tu eres una cazadora.

Desgraciadamente la lucha de Marisela no tuvo el final esperado. A Marisela la mataron al mes siguiente, el 16 de diciembre de 2010, cuando hacía un plantón enfrente de Palacio de Gobierno del Estado de Chihuahua. El asesino tranquilamente se bajó de un automóvil buscando su objetivo. Cuando Marisela  vio que se dirigía a ella con pistola en mano, atravesó la calle corriendo para esconderse adentro del edificio de gobierno, pero el tiempo no le alcanzó. Quedó muerta justo en las puertas del Palacio de Gobierno como imagen emblemática de la impunidad. Dos años después, el asesino de la hija de Marisela murió en un enfrentamiento con el ejército muy lejos de Chihuahua y sin haber pagado por su crimen.

A las puertas del Palacio de Gobierno de Chihuahua, donde fue asesinada Marisela Escobedo en diciembre de 2010, las organizaciones sociales defensoras de los derechos humanos fijaron en los adoquines una placa en su memoria y eterna denuncia de la impunidad que impera en el estado.

Marisela no fue ni la primera ni la última de las mujeres muertas.

Con el asesinato de Angélica Luna Villalobos en enero de 2003 y el número indeterminado que le sucedió, se destapó la violencia que se ejerce a la mujer en nuestro país y que a menudo deviene en violencia psicológica, patrimonial, económica,  sexual y física hasta ocasionar la muerte.

El feminicidio, como se le ha llamado a este tipo de crímenes de odio, develaron la conducta que tradicionalmente se daba en el ámbito de lo privado y ahí quedaba, pero a raíz de las protestas de las activistas sociales llenaron las primeras planas de  los medios de comunicación. Esto sin lugar a dudas hizo posible que en otras entidades ocurriera lo mismo y que la  sociedad se diera cuenta que el problema de la violencia de género no era exclusivo de la frontera sino de la sociedad mexicana en su conjunto.

El asesinato de Marisela, en diciembre de 2010, se sumó a la estadística anual. Una activista social declaraba a principios del año siguiente el número de 446 para 2010 en toda la entidad. Cifra escandalosa si se compara con los 413 que habían ocurrido en 10 años de 1993 a 2002.

Feminicidio en México, infograma publicado en el blog: Voces por la Esperanza en Ciudad Juárez

La prensa sigue reseñando los crímenes y a veces sólo con leer los títulos de las notas en conjunto se cuenta una historia. Ejemplos tomados al azar: 2011. Hallan cadáver de mujer dentro de tambo de basura. 2012. Identifican restos de otras dos adolescentes halladas en el Valle de Juárez. Asesinan a otras cuatro mujeres ayer.  Un título  llama la atención: La muerta número 57 que trata del homicidio de una mesera  cuyo nombre aparecía al interior de la nota en segundo plano. 2013. No hallan aun a 134 desaparecidas de marzo de 2012 a la fecha . Hay cientos de notas más para los años siguientes.

Este panorama ha tenido como respuesta algunos avances en la materia, en principio porque se visibilizaron los feminicidios en Chihuahua y en otras entidades del país. En 1992 se instalaron los primeros refugios para mujeres como los espacios en los que se da protección y atención   integral a mujeres que han vivido en situación de riesgo por violencia familiar. Los refugios a su vez están asociados a  la Red Nacional de Refugios (1999). Actualmente operan en el país cuarenta y tres refugios  en las 32 entidades del país y la Ciudad de México.

En el 2001 se creó el INMUJERES con programas y acciones como el Fortalecimiento a la Transversalidad de la Perspectiva de Género para favorecer el desarrollo de proyectos que disminuyan la brecha de oportunidades entre hombres y mujeres para lograr la igualdad, al mismo tiempo se empieza a hablar de que todos los programas de gobierno se hagan con perspectiva de género.

“Ni una más”, el feminicidio en Juárez, Chihuahua. Imagen del blog: Voces de la Esperanza

A nivel estatal surgen los Institutos de la Mujer con el objetivo de fomentar políticas de equidad para que las mujeres puedan disfrutar de sus derechos políticos, económicos, sociales y culturales, así como los Centros de Justicia para la Mujer.

En 2007 las legislaciones locales acogieron en su texto la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. De la misma manera se crean las Fiscalías Especializadas en Asuntos de Género aunque uno de los logros más visibles en materia de procuración de justicia ha sido en el plano internacional, se refiere a la condena que en el 2009 hizo la Corte Interamericana de Derechos Humanos al Estado Mexicano por el tratamiento dado al caso de los cuerpos tirados de Esmeralda Herrera Monreal, Laura Berenice Ramos Morales y Claudia Ivette González en el  Campo Algodonero. 

Marisela con la fotografía de su hija Rubí, ambas víctimas de feminicidio. La hija, asesinada por su exconyuge y su cuerpo arrojado a un basurero; la madre, acribillada a balazos frente a la puerta de Palacio de Gobierno, cuando se había convertido en una valiente activista en incansable lucha por evitar que la muerte de su hija quedara impune. Hoy, el Centro de Justicia de las Mujeres de Ciudad Juárez lleva su nombre “Marisela Escobedo Ortiz”. Foto: elpresentedelpasado.com

Mucho camino se ha recorrido pero el problema continúa. Dentro de la agenda pendiente se podría comenzar con la tipificación del feminicidio   en el código penal del estado. La impunidad se enseñorea por falta de un techo jurídico que sea puntual en cuanto a la precisión y aplicación de  la ley y eso provoca que a los presuntos culpables no se les juzgue y dicte sentencia de acuerdo al delito cometido. Esperemos.

Foto portada: el asesinato de Marisela conmocionó al país, las imágenes de su funeral recirrieron el mundo. Esta foto fue publicada en Francia, por el medio parismatch.com

*Myrna Pastrana, antropóloga, escritora, periodista y consejera electoral chihuahuense.


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