La música del corazón: Vanvanero para siempre.
Hace unos años leía siempre la columna de José Luis Cuevas titulada CUEVARIO. Me gusta esa forma de escribir cosas personales que aparentemente son frívolas, pero en el fondo son muy importantes. En mayo del 2004 participé en las fotos masivas de Tunik en el Zócalo del DF y así escribí el primer texto de “La música del corazón”. A veces dejo de escribirlo por meses, y hoy ante la muerte de Juan Formell me puse a escribir este texto que comparto a Los Cuatro Vientos esperándoles guste.
La música del corazón: Vanvanero para siempre.
Cuauhtémoc Rivera Godínez/ A los Cuatro Vientos
Ayer a la media noche mi hija Mariana me dio la noticia: “¿Ya supiste que falleció Juan Formell?, apareció la noticia en internet”. Busqué la nota y efectivamente, el director de Los Van Van ya había partido.
El primer impulso fue comentarlo con mis amigas y amigos cubanos y les escribí lamentando el acontecimiento.
Después los recuerdos llegaron y volví a verle en aquel edificio de Humbold y Malecón, en Centro Habana, cuando Julio Pla, aquel muchacho que estudiaba en “La Lenin”, me dijo “¿Conoces a Juan Formell, está allá abajo” y fuimos a verlo. Era el año de 1976, yo andaría por los 19 y él por 33 ó 34 años. Formell nos saludó afectuosamente, amable, sencillo, parecía que la gente del edificio le era muy familiar. Yo solamente le estreché la mano y le expresé mi admiración por su talento y creatividad.
Yo había escuchado ya en dos ocasiones a su agrupación musical, la primera en el Balneario Río Cristal, allá en Mazorra, y luego en el Tropicana. Y en el mar de recuerdos encontré aquellas imágenes en que María del Carmen Díaz, la mulata guía de turistas que conocí allá en 1975 en el primer viaje a la Isla, me platicó de ese grupo y como era de sus favoritos. Seguramente con sus pláticas, bailes y enseñanzas desde ahí me volví “adicto a Los Van Van”, como dice Issac Delgado.
En enero de este año Fernando, un profesor de Historia, graduado en la Universidad de La Habana, guía de turistas, chofer de taxi, revolucionario y comunista, me dijo que el nombre lo había tomado Formell en el año de 1969 cuando la Revolución se planteó la zafra de los “10 millones Van” en donde la propaganda decía “los 10 millones de que van, van”.
Y esa adicción a esa agrupación musical iniciada con María del Carmen se acrecentó con Juliana Arroyo, la mexicana que llegó a Cuba en 1961 a la campaña de alfabetización y se quedó allá por 51 años. La conocí en 1976 en su casa de Miramar y desde esa ocasión ella cuando venía a México a ver a su familia me traía el último acetato de Los Van Van, o cuando yo la visitaba allá, esta profesora cubana–mexicana ya tenía la música de regalo para mí.
Hoy jueves por la mañana abrí mi buzón electrónico y encontré las líneas de Fernando en respuesta a mi mensaje de ayer, este gran amigo me escribió: “..Ayer llegué a mi casa y enciendo mi Pc, cuando vi la noticia escueta, exclamé la frase típica cubana… PINGAAAAAAAAAA , q dolor , no lo podía creer , mi ídolo, mi bandera de la música cubana, un cubanazo, siempre defendió a Cuba, y mucho q lo recuerdo cuando no le tenía miedo a las hordas batistianas de Miami q trataron de sabotearlo en esa ciudad. Estaba esperando ansioso, como siempre me pasaba, el próximo disco de Van Van, dejó inconcluso uno q se va a llamar LA FANTASÍA q según declaró iba a salir en julio, según él, se iba a llamar así pq cdo le entregaron el último premio en USA lo llevaron a un lugar en las Vegas q se llama así y en el quedó fascinado de cosas q vio…”
Hoy al medio día troté por el parque escuchando el CD titulado Chapeando, que significa ”Limpiando, abriendo camino”, y que inicia con la canción que lleva ese nombre y que dice:
Oromi mama Yocodá Oromi
Ay Yocodá
Oromi mama Yocodá Oromi
Yemayá Yemayá
Aunque sabemo’ que estamo’ Iré
Necesitamos tu protección mamá
Para volver a cruzar
Agua sal’a
Oromi oro
Van Van viene iré
Viene con oro
…
Yo vengo allá de lo’ monte’
Con la bendición de Olofi
Vengo chapeandolo todo
…
Van Van viene como va
De la mano de Eleguá
Viene con tremendo iré
Y al ir corriendo por la pista y en medio de aquellos árboles pensé que seguramente Formell ya va de la mano de Elegua y de Yemayá a encontrarse con Olofi. Y yo me quedó acá, con su música, su alegría, su amor por la Revolución, con las imágenes de la mulata María del Carmen bailando el Songo, las pláticas con Juliana Arroyo, y los comentarios de mi hijo Cuau sobre las aportaciones musicales de Los Van Van… y siendo vanvanero para siempre.