La mujer científica debe trabajar más arduamente

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Las mujeres dedicadas a las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés), enfrentan retos y dificultades similares, pero están receptivas a buscar y encontrar apoyo que les permita lograr un balance entre sus vidas académicas y personales.

 

Norma Herrera / Todos@Cicese / 4 Vientos

Imagen destacada: Getty Images.

 

Ensenada, B.C., México, sábado 4 de marzo de 2023.- Además, consolidar para ellas mentorías en áreas científicas, ingenieras, tecnólogas y matemáticas son una opción para disminuir su rezago, concluyó el foro “La mentoría de mujeres en STEM: experiencias compartidas de crecimiento académico”, realizado el 22 de febrero, en el CICESE, en el marco de su 50 aniversario y la conmemoración del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.

Ni el frío ni la lluvia ahuyentaron el interés de las 40 mujeres que fueron parte del acto, que sumó al objetivo del programa Mentoras en la Ciencia–Mentees, del British Council (BC), para disminuir el rezago del papel de la mujer en la ciencia.

De acuerdo con cifras de la UNESCO a nivel mundial se estima que, aunque las mujeres representan 33% de todos los investigadores, sólo 12% de los miembros de las academias científicas son mujeres.

El foro se propuso compartir la experiencia de 18 investigadoras y estudiantes del CICESE, que han participado en el programa de la BC, como mentoras (4) o mentees o montoreadas (14), y explicar qué sí es y qué no un sistema de mentorías.

En opinión de Sharon Herzka, investigadora del Departamento de Oceanografía Biológica del CICESE y coordinadora del foro, éste logró su propósito de familiarizar a las participantes en las características y los beneficios de las relaciones de mentoría en el contexto de los múltiples retos que enfrentan las mujeres que buscan desarrollarse en áreas STEM.

Lo que me sorprendió, dijo, fue la avidez con la cual escucharon y participaron; y reafirmó mi creencia de que muchas mujeres, sin saberlo, enfrentan situaciones y retos similares, y se sienten aisladas.

 

Getty Images.

 

Es común, agregó Sharon, que el entorno académico no fomente y apoye su desarrollo profesional de una manera óptima.

 

“Las relaciones de mentoría son una estrategia que empodera a las mujeres por medio del uso de herramientas concretas y abriendo espacios de diálogo seguro. Una puede necesitar una mentora o ser una mentora en cualquier etapa de su vida profesional; son relaciones no jerárquicas en las cuales podemos apoyarnos las unas a las otras con nuestra experiencia”, expuso.

Destacó además que la meta es contribuir al desarrollo y éxito profesional de científicas, ingenieras, tecnólogas y matemáticas. 

“Me inspiró mucho escuchar a las participantes y ver de primera mano cómo resonó en ellas nuestro mensaje”, señaló la Doctora Herzka.

Y es que datos de la UNESCO señalan que las mujeres se encuentran subrepresentadas en los niveles más altos de las carreras profesionales y continúan siendo una minoría en muchos campos de las áreas STEM –apenas 28%– que evidencia una disparidad de género y una realidad: la mujer científica debe trabajar más arduamente.

Durante el foro realizado en el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), la audiencia presenció la representación de lo que usualmente es un encuentro Mentora-Mentee y cómo fluye la comunicación y se establece una relación de respeto, compromiso y empatía.

 

Indispensable en México el desarrollo de redes de mentoría como una herramienta eficaz para mejorar la retención, la diversidad, la equidad y la inclusión de mujeres y otras minorías subrepresentadas en el sistema académico (Captura de pantalla en Youtube).

 

“La mentora no dirá qué hacer, sino tendrá una escucha activa y con las herramientas adquiridas durante su entrenamiento y su propia experiencia será una guía para que la mentee tome sus propias decisiones”, estableció la experta.

Respecto a lo que sí es una relación de mentoría, Lorena Durán, investigadora por México adscrita al Departamento de Biotecnología Marina del CICESE, enfatizó el rol de acompañamiento de la mentora.

Se trata –explicó- de ofrecer herramientas a las mentoreadas, de guía en su toma de decisiones, sin influir en éstas.

 

“Buscar los puntos fuertes de las mentees para fortalecerlos. Actúa como un espejo y una resonancia de sus ideas; ‘tú decides desde tu historia, habilidades y herramientas’. Sobre todo, es un apoyo incondicional y sin juicios, un espacio seguro y completamente confidencial”.

 

Durante su participación, Ana Laura Padilla, investigadora del CICESE-Monterrey, hizo énfasis en que la mentoría no es una dirección de tesis, no son reuniones para resolver problemas de tesis o laboratorio, o aclarar dudas académicas-

“No hay un listado de qué hacer ante problemáticas específicas, no se dan consejos, no se emiten juicios, no se interrumpe y no hay expresiones como ‘no seas exagerada, no es el fin del mundo’”, dijo Padilla quien consideró deseable que en el CICESE se cree un programa de mentorías.

 

La conversación, el intercambio de opiniones y propuestas, en el foro (Adrián Macías / Cicese).

 

Entre las herramientas usadas en su rol de mentoras. Ana Laura destacó la rueda de la vida, cuyo círculo segmentado por aspectos que todos deberíamos valorar para tener una existencia en equilibrio –desarrollo personal, salud, diversión-recreación, familia-amistades, amor, casa-entorno físico, finanzas, área profesional– favorecen un ejercicio de autorreflexión.

Se trata, manifestó, de un autoanálisis dinámico cuyo ejercicio constante permite revisar y reflexionar acerca del tiempo dedicado a cada aspecto, así como establecer metas con objetivos SMART, es decir, específicos, medibles, alcanzables, relevantes y temporales.

En el foro también hablaron Claudia Espinoza, Gloria Salinas, Carmen Osorio y Carolina Bohórquez, estudiantes del CICESE y participantes en el programa del BC, como meentes.

Coincidieron en lo expuesto en la recreación y lo dicho previamente por Sharon Herzka, Lorena Durán y Ana Laura Padilla. No se sintieron juzgadas, sino acompañadas en la toma de decisiones; la asesoría recibida las ayudó a concretar metas específicas; se sintieron escuchadas, valoradas, confiadas en el camino que están siguiendo: “No tengo que demostrar nada a nadie”.

Contentas porque al final de la experiencia lograron una relación empática con sus mentoras y el comienzo de una amistad, recomendaron a las asistentes participar en convocatorias como las emitidas por el British Council.

Darse cuenta de que “no estamos solas” las motivó a invitar a otras mujeres a que “tengan una mentora”.

 


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