La muerte del otro

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La violencia, como las bacterias virales, se encuentra en todas partes. Se disemina y no ataca al sistema solamente en términos de relaciones de fuerza, sino que se presenta como una forma de acción individual o colectiva que busca perturbar profundamente a la sociedad.

Isidro H. Cisneros/ A los 4 Vientos / Imágenes: Cleon Peterson / New York Times.

VIOLENCIA DIBUJO 3

Los cada vez más frecuentes hechos de barbarie hacen referencia a una violencia que desborda sus formas tradicionales: en Francia, un tráiler es lanzado contra cientos de personas que festejaban el día nacional con un saldo de 84 muertos, en Turquía un intento de golpe de Estado en un país que es frontera entre el mundo islámico y el mundo occidental deja 290 muertos, y en diferentes ciudades de los Estados Unidos las reacciones violentas derivadas de la brutalidad policiaca hacia las minorías se expresan en atentados contra las fuerzas del orden, como aconteció en Dallas hace unos días, con un saldo de 5 policías muertos, a los que se suman otros 3 oficiales caídos en Baton Rouge, Luisiana, ayer domingo.

El filósofo de la cultura Byung-Chul Han considera, en su obra Topología de la Violencia, que en la actualidad ésta se ha transformado de visible en invisible, de frontal en viral, de directa en mediada, de real en virtual, de física en psíquica, pero que, no obstante los cambios, se mantiene constante, estableciendo una relación bipolar entre el yo y el otro, entre dentro y fuera, entre amigo y enemigo.

Considera que la violencia es tan antigua como la injusticia y que puede ser clasificada de distintas maneras: como “violencia simbólica” sustentada en una política de intimidación dirigida contra la sociedad, pero orientada a coaccionar al gobierno; como “violencia libertaria” que tiene la tarea de una misión superior representada por la futura construcción de un orden político sin contradicciones sociales; como “violencia nacionalista” llevada a cabo por grupos que buscan la pureza de la sociedad y la expulsión de quienes son percibidos como cuerpos extraños y nocivos para la comunidad, dada su pertenencia a grupos culturalmente no asimilables; y como “violencia de Estado” que se ejerce contra grupos opositores considerados desleales al régimen y que busca imponer un consenso total eliminando el disenso. En cualquiera de sus formas, la violencia implica destrucción e intolerancia.

VIOLENCIA DIBUJO 2

La psicosis colectiva que deriva de la violencia justificará nuevas censuras y formas de espionaje como ya ha ocurrido en el pasado. La figura del enemigo es variable según las circunstancias históricas, económicas y sociales, y se desarrolla de acuerdo con las condiciones de cada momento y lugar.

En estas circunstancias, la violencia se enfrenta al temor y se proyecta más allá de cualquier ideología política. La vieja maquinaria de propaganda ha evolucionado hasta convertirse en el refinado arte de la guerra psicológica. La intolerancia considera que el adversario debe ser suprimido con el fin de salvaguardar la propia identidad.

De este modo, los enemigos de un grupo se convierten en los enemigos de todos. Éste es el uso político de la intolerancia. Si no se logra detener la barbarie estaremos avanzando, inevitablemente, hacia la destrucción de la convivencia democrática.

ISIDRO H CISNEROS*Isidro H. Cisneros. Doctor en Ciencia Política por la Universidad de Florencia, Italia. Ex Presidente del Instituto Electoral del Distrito Federal  (isidroh.cisneros@gmail.com    Twitter: @isidrohcisneros) agitadoresdeideas.blogspot.mx

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