La extraordinaria migración de la Branta Negra a Baja California

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La branta negra anida al norte de Alaska, en el Ártico, y en otoño las brantas de distintas áreas de reproducción se reúnen en la Laguna de Izembek, ubicada al inicio de las islas Aleutianas, donde permanecen alrededor de dos a tres meses en los que mudan sus plumas y acumulan reservas de energía para emprender su gran viaje.

Jennyfer de la Cerda Nuño / CICECSE / Foto principal: Las brantas en Punta Mazo, Bahía de San Quintín (Terra Peninsular).

De un sólo vuelo, sin escalas, 60% de su población viaja más de 4 mil 500 kilómetros sobre el mar para pasar el invierno en la península de Baja California. Aprovechan una baja presión que las trae con el viento de cola, en un viaje que dura más de 50 horas, es decir, poco más de dos días sin parar.

Algunos grupos de branta negra viajan a las costas de Japón, Corea y China, otros se quedan a lo largo de la costa oeste de Norteamérica: British Columbia, Washington, Oregon y California. El sitio que seleccionan para pasar el invierno determina su éxito reproductivo, pues es ahí en donde obtienen las reservas de energía necesarias para su anidación.

Su importancia en el ecosistema

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En su asombroso vuelo migratorio (Internet)

Durante el invierno, en la Bahía de San Quintín, la branta negra se alimenta principalmente de pastos marinos, especialmente Zostera marina, una especie de vegetación clave para la producción de detritus (residuos provenientes de la descomposición de materia orgánica) que a su vez es alimento para el camarón y la langosta, especies de importancia económica para Baja California.

De acuerdo con Eduardo Palacios, investigador en el área de Biología de la Conservación, en la Unidad La Paz (ULP) del CICESE, la migración de la branta negra sirve como indicador de la calidad de los pastos marinos de la región, ya que el cambio climático ha impactado en la disminución de la población de esta especie.

“El cambio climático hace que los pastos marinos en Alaska duren menos tiempo congelados ofreciendo mayor alimento para las brantas, lo cual hace que se queden en el norte. El cambio climático también calienta el agua y el pasto marino no prospera con el agua caliente, al haber menos pasto marino se traduce en menos hábitat disponible para las brantas y por lo tanto menos capacidad de carga en las lagunas costeras”, enfatizó el experto en aves del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE).

La estadía de las aves migratorias en los sitios no reproductivos es para alimentarse y recargarse de energía, ya que no alimentarse o no descansar lo suficiente puede tener repercusiones en su sobrevivencia y en el éxito de anidación.

No espantar a las aves

Brent Goose (Branta bernicla) May 2009 Mission: Texel © Jari Peltomaki / Wild Wonders of Europe P.O.Box 42, FIN- 91901 LIMINKA, Finland mobile: +358-40-5919120 email: jarimobile: +49 0170 937 57 89 email: jari@finnature.fi www: www.finnature.fi, www.birdphoto.fi www.wild-wonders.com

Branta negra adulta en la Lagunita El Ciprés, Ensenada (Cortesía).

Espantar a las aves que se encuentran descansando podría resultarnos divertido, incluso bonito cuando vemos emprender el vuelo de toda la parvada; sin embargo, esta acción es catalogada como disturbio humano y puede causar la muerte de las aves.

Las aves migratorias vienen de volar cientos de kilómetros y buscan descanso. Cuando el ave vuela gasta 15 veces más energía que cuando camina, lo cual repercute en su migración.

“Probablemente no se muera ahí en ese momento, pero a lo largo de la ruta migratoria pueden morir a causa de eso, o bien no llegar en condiciones apropiadas para su reproducción y no tener éxito”, argumentó finalmente el especialista.


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