LA BELLEZA DEL CAOS: Fue una vez en Hollywood… ¿Qué esta sucediendo en la academia?
Hace poco se llevó a cabo la entrega número 92 de los premios de la Academia también conocidos como los premios Oscar, un premio que otorga la Academy of Motion Picture Arts and Sciences a los creadores cinematográficos más destacados, los cuales a pesar de que no son los únicos en su género, sí son los que cuentan con mayor difusión en diferentes plataformas de distribución visual por toda América Latina. Pero, ¿quiénes son y quién decide a quién otorgar la mencionada estatuilla denominada como Oscar?
Armando Cortés / A los 4 Vientos
Bueno, el proceso es bastante interesante y trataré de explicarlo eficientemente. La academia está integrada por creadores activos principalmente pertenecientes a la industria cinematográfica norteamericana, en este año se estima fueron cerca de 9000 los miembros participantes en la votación, todos ellos o fueron invitados por al menos otros dos miembros activos quienes les postulan ante el Consejo de Gobernadores de la Academia para ser aprobados o rechazados, o son ganadores de la estatuilla, lo que los convierte en miembros directos de la academia con un voto de vigencia de 10 años posterior a la obtención de la distinción; es decir, los premios de la academia se eligen tras varios procesos de votación en los cuales participan los mismos trabajadores de la industria cinematográfica estadounidense, algo sumamente diferente a otros premios como los Golden Globes, donde solo votan periodistas extranjeros.
Los premios de la academia fueron por muchos años el sitio predilecto para ver consagrarse a actores, directores, sonidistas y cinefotógrafos que formaban parte de la élite de Hollywood. Sin embargo, algo desde hace unos años han sido incluidos miembros de otros países, entre ellos los mexicanos que han obtenido merecidamente los reconocimientos como mejor película, mejor director o mejor fotografía. Este fenómeno de diversidad hace que quizás nosotros los mexicanos, nublados por el orgullo de salir vencedores en este espacio, no percibamos un cambio sustancial en el discurso de la industria más poderosa del cine en América y gran parte del mundo.
Los discursos contra la descriminación, las luchas sociales y el cambio climático han predominado durante los últimos tres años en los ganadores de la estatuilla, hablan abiertamente de un llamado a la unificación, la lucha por la igualdad y la diversidad social para después culminar con un “gracias a los miembros de la academia”, en un discurso totalmente opuesto y que hace frente a los discursos que el gobierno norteamericano emite día con día para buscar la separación racial y el endurecimiento de las políticas migratorias, la intolerancia social y el nulo interés por las situaciones ecológicas de alarma global.
La importancia del rol de participación de Once upon a time in Hollywood (2019) en estos premios es entonces fundamental para entender con mayor contexto estos sucesos. Esta cinta de ritmo (casi) perfecto fue escrita durante 5 años por el afamado y multipremiado director miembro de la Academia, Quentin Tarantino, con un cast increíble en el que participan dos íconos de la industria norteamericana como lo son Brad Pitt y Leonardo DiCaprio, y que además hacen una actuación destacadísima (por no decir magnífica) recreando una mezcla de los íconos de la época como George Maharis, Steve McQueen o Tab Hunter en un sin límite de recreación de anéctodas, historias y escenas reales desde el minúnto uno de la cinta, las cuales toman anuncios, series y películas como The Great Escape o el capítulo Old the street are silent de la serie The FBI, donde DiCaprio es insertado digitalmente sustituyendo a los personajes reales recreando cada movimiento grabado en las cintas de 1960.
El nombre de la película incluso es un homenaje a Sergio Leone, quien dirigio Once upon a time in America (1984) y Once upon a time in the west (1969), apariciones de íconos globales Hollywodenses como Bruce Lee, Steve McQueen y Jay Sebring, fiestas en la Mansión de Play Boy y por supuesto la más importante de todas, la trama que incluye acciones y diálogos reales como el famoso “Soy el diablo y vine a hacer cosas del diablo”, relacionados con Charles Manson en el lamentable y terrible asesinato de Sharon Tate (interpretada fabulosamente por Margot Robbie) esposa de Roman Polansky, relación que Tarantino desarrolla suavemente al darse el lujo de colocar el libro Tess of the D´Urberville en un guiño a la historia que cuenta que la última vez que se vio la pareja, Sharon Tate le dio el texto a su esposo sugiriéndole emocionada la realización de una adaptación, la cual años después de su fallecimiento, Polansky realizó en 1979 en la cinta tiutlada Tess.
Quentin Tarantino recrea en su cinta a la industria Hollywoodense y las historias alrededor de él, tomando elementos del presente y del pasado, agregándole cientos de referencias a sus películas, mimas que manipula y utiliza para crear una nueva versión de los hechos, fantasiosa, cruda y sangrienta (como Tarantino nos tiene acostrumbrados), salvando simbólicamente a Sharon Tate y cambiando a través del cine la historia de Hollywood en una especie de final feliz de la industria y los actores norteamericanos.
El que la nueva y magnífica cinta de culto Parasite (2009) resultara ganadora no solo representa la competencia increíble que se dio a nivel global en actuación, producción y dirección de cine, donde los discursos de las problemáticas globales no solo fueron el eje rector de cada una de las cintas nominadas, sino refleja la preocupación de los miembros de la academia por abrir a la internacionalización de un cine que permita conocer realidades más globales e integrales que los discursos que las grandes hegemonías políticas norteamericanas y Hollywood se encargaron de construir en el pasado.
La elaboración de cine en los grandes circuitos este año rosó entre lo melancólico y la preocupación por llevarnos a hablar de temas de afectación global, en que cine sea la voz de la representación de sentimiento de grandes masas poblacionales, buscando un deseo de cambio del pasado por un mejor futuro. Esperemos que la Academia, al igual que en los discursos de sus premiados, siga fomentando un cine que continúe con la voz de la diversidad y responsabilidad global, y que este año en el que se le otorgó a mejor película una cinta que nada tiene que ver con la industria occidental (aceptando una posible derrota), los vuelva más fuertes y victoriosos en pro de la mejora y diversificada cultura visual cinematográfica y que el hermetismo de que ya pasó una vez en Hollywoood, sea cosa del pasado y marque el inicio o en su caso consolide (como se prefiera ver) una nueva manera de crear cine.

*Luis Armando Cortés es Lic. En Historia del Arte. Especialista en análisis en medios audiovisuales, maestrante en la Universidad Iberoamericana, apasionado de la música, las artes y las ciencias exactas. Correo contacto: arteluiscortes@gmail.com