LA BELLEZA DEL CAOS: El artista siempre debe estar en cuarentena. FONCA y la posible extinción de becas
La creación de las becas del FONCA hace más de 30 años surgen en el contexto del ingreso de México en el Tratado de Libre Comercio con América del Norte. Hoy, tras la caída de muchos de los ideales que acompañaron esta transición, la pandemia del COVID-19 acompaña al fin del fideicomiso que se retira y cambia hacia lugares desconocidos.
Armando Cortés* / A los 4 Vientos
Esta historia no comienza durante en este año, pues fue en marzo del 2019 cuando sucedió la primera reunión entre artistas y funcionarios del FONCA, en la cual se despidieron calurosamente entre gritos tras una serie de enfrentamientos verbales, esto porque las propuestas de cambios en los apoyos otorgados que se presentaron en su momento no satisficieron a los asistentes.
A partir de ahí fueron saliendo a la luz muchos artículos en medios de comunicación, cuestionando los apoyos otorgados por esta institución y la ruptura entre lo que fuera el centro de los artistas y el Gobierno Federal, que se hizo aún más evidente en julio del mismo año cuando la Senadora electa por representación propocional, Jesusa Rodríguez (MORENA), declaró abiertamente en la Universidad Nacional Autónoma de México:
Yo creo que las becas del FONCA deberían desaparecer, de entrada y así lo pienso desde siempre. Segundo, considero que en este momento, que es el inicio de un cambio de régimen, no solo los artistas, también los académicos, los empresarios, los políticos, tenemos que aguantar y bajarle a nuestros privilegios.
Es decir, la ex directora de teatro, actriz y performancera denominó como un privilegio a estas becas, lo que abre la incógnita, ¿Qué significan las becas del FONCA para los artistas? Y más importante, ¿qué significan para al fantasma del circuito del arte en México?
Para aquellos que no se encuentran familiarizados con el tema, el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes otorga becas cada año a creadores artísticos para asegurar la creación, conservación, estudios en el extranjero, producción, así como co-inversiones en el arte; estas becas oscilan entre los ocho mil pesos al mes durante un año para jóvenes creadores, así como becas a creadores eméritos que alcanzan los cuarenta mil pesos al mes. El acceso a ellas hasta el año pasado era realmente casi imposible, un ejemplo de esto son las poco más de 200 becas otorgadas el año pasado a jóvenes creadores, esto representando una tasa muy baja respecto a la cantidad de artistas que aspiran a sobrevivir con su arte en el país; pero esto tampoco significa la inefectividad como apoyo.
Es imposible no reconocer a las figuras emblemáticas del arte contemporáneo mexicano como Gabriel Orózco, Cuauhtemoc Medina, Abraham Cruz Villegas, Yoshua Okón, Teresa Margolles, Damian Ortega, entre muchos otros artistas, quienes alejados de las instituciones gubernamentales y museísticas del periodo, lograron en conjunto acceder directa o indirectamente a este tipo de becas para seguir creando arte poco convencional, producciones que incluso criticaban directamente al Partido Revolucionario Institucional (PRI) —al frente del país durante la creación del FONCA— y al Partido Acción Nacional (PAN) —a cargo del gobierno en el periodo del 2000 al 2012. Ahora estos nombres de artistas son más que bien recibidos en el circuito internacional del arte, coleccionados y expuestos en los museos más importantes del mundo representando el arte mexicano a nivel internacional. Sean del agrado de la población mexicana o no, su valor artístico, comercial e o histórico no está en duda a pesar de las críticas, que buscan valores más tradicionales en el arte; como bien se dice, nadie es profeta en su tierra.

Título: “¿De que otra cosa podríamos hablar?”. Durante la Bienal de Venecia de 2009 la artista Teresa Margolles exhibió en su intervención espacial algunas sábanas con las que limpiaban la sangre de las víctimas de la denominada Guerra contra el Narcotráfico; incluso colocó una pieza en la entrada el pabellón en lugar de la bandera mexicana. Mas información en: https://bienaldevenecia.mx/es/biennale-arte/2009/

Untitled (Retrato de 450 mujeres asesinadas en Ciudad Juárez). El artista Artemio utilizó 28,00 kilos de la tierra del desierto de la frontera norte con Chihuahua, el equivalente al peso del cuerpo de 450 mujeres que han sido desaparecidas en ese lugar. Artemio, 2009. Mas información en https://www.youtube.com/watch?v=4xiiW-8ANEo
Y no es que se deba el éxito de su trabajo a las becas de las que se beneficiaron, pero ellos lograron salir de una cuarentena que aqueja día a día al artista mexicano desde hace muchos años. Sea por decisión propia u obligados por el paso del tiempo, la idea de ser parte activa del sistema del arte es sinónimo de pobreza, desempleo e inseguridad financiera, y es cierto que las becas jamás alcanzarán para dar una vida digna a todos los artistas mexicanos, pero al menos evitará que algunos cuantos se retiren de su quehacer artístico para hacer política en los curules sin hacer campaña, docencia o incluso cambiar completamente de profesión.
El panorama por supuesto no ha sido favorable en ninguna ocasión de la historia mexicana para los artistas, pero especialmente en esta época donde el capitalismo voraz hace que todo cueste y tenga un precio. Parece una paradoja que los artistas no encuentren que, como, a quien o donde vender, y el estado —a pesar de todas las becas o sus fideicomisos destinados para financiar creación (ya no existentes)— no se ha visto interesado en dar las facilidades para que esto sea generado, siquiera desde la compra de obra para sus museos. Probablemente los estímulos fiscales antes implementados ahora reducidos por la nueva administración gubernamental, fueron en su momento un rayo de luz que ha desaparecido para aquellos interesados en las empresas culturales, y quienes han perdido incluso el apoyo del recién modificado (eliminado) Instituto Nacional del Emprendedor, al que pudieron recurrir.
Parece que el artista está destinado a permanecer encerrado, con poca comida y sin posibilidades de tener una vida normal: el artista mexicano parece encontrarse con la simple dificultad de enfrentarse a vivir. Y no, no es del todo su culpa —como juran aquellos que han salido a decir que no deben quejarse porque el paternalismo provoca mediocridad—, pues mientras que los apoyos sean utilizados como propulsores hacía mercados más grandes, como ya se ha demostrado anteriormente, el arte puede desarrollarse hacia nuevos panoramas nacionales e internacionales; pero también es cierto que mientras el artista repudie las galerías e intente ser marchante, galerista, curador, vendedor, empacador, transportista, pensador, escritor, distribuidor y gestor cultural, el circuito del arte seguirá como un fantasma en las ideas de los productores sin darse cuenta del autosabotaje de su parte.

Movimiento en falso (estabilidad y crecimiento económico), 2000 Damian Ortega. Para ver la pieza en movimiento y más información click aquí: https://www.youtube.com/watch?v=Ts4CO79Y-ls&feature=emb_logo
La extinción de las becas del Fonca en la comunidad artística causó mucho revuelo no solo porque se desaparece un apoyo que le brinda el derecho a una vida cultural a la ciudadanía, sino porque desaparece la esperanza de muchos artistas y jóvenes creadores de alcanzar una vida medianamente normal a través de sus quehaceres artísticos, sin necesidad de preocuparse por un año de qué comer o cómo pagar la renta, necesidades básicas de todo ser humano globalizado.
Como bien lo han dicho muchos de los creadores que abiertamente se han expreseado en contra de esta decisión, la acción no solo es económica, sino que representa un golpe simbólico a las aspiraciones del creador artístico nacional, y en tanto se usa la estrategia ya gastada de acusarlos como amigos del viejo régimen, amiguismos y compadrismos, y también la de silenciar a los artistas con este tipo de becas, los jóvenes creadores apartidarios y que quizá llegaron a votar por esta nueva administración, se van quedando sin una oportunidad más. Algunos incluso piensan que esta acción logrará descentralizar el arte, brindar autonomía al artista y como bien dicen, quitar los beneficios a unos pocos que los tenían, algo que es muy poco probable que suceda. Pero si buscamos lo positivo, es correcto que este momento puede verse como una posibilidad de crear alianzas internas, así como con otros mercados que ayuden a expandir el mercado cultural y fortalezcan desde la autonomía el ejercicio artístico.
Así pues el debate sigue sobre la mesa, y la realidad es que al menos nadie tiene certeza de montos, reglas de operación y conformación de los nuevos programas mencionados. Esperemos que las autoridades tengan razón y todos equivocarnos en nuestra desconfianza, pero mientras tanto, de esa bolsa ya nadie sabe si habrá algo para comer, y mientras son peras o manzanas, los estragos de prolongar una cuarentena que alcanzaron a evitar unos cuantos, ahora si nos pondrá a todos sin poder salir de casa.

*Luis Armando Cortés es Lic. En Historia del Arte. Especialista en análisis en medios audiovisuales, maestrante en la Universidad Iberoamericana, apasionado de la música, las artes y las ciencias exactas. Correo contacto: arteluiscortes@gmail.com