La araña que salta y danza

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Al contemplar nuestro entorno, nos podemos llevar muchas sorpresas. Incluso si solo hacemos una pequeña pausa en donde estamos en este momento. A mi lado derecho hay una ventana que da al jardín, a primera vista puedo ver el cielo, palmeras, árboles, y una cerca con ramas secas.

Maribel Campos Muñuzuri / Todos@Cicese / 4 Vientos / Todas las fotos: Edgar Lima

Tomo un respiro y decido salir. En las ramas secas enredadas en el cerco puedo ver una oruga, hormigas y una que otra mosca. 

A primera instancia pienso que la biodiversidad de mi jardín esta medio pobre. Decido inspeccionar las plantas que se encuentran en macetas. ¡Veo movimiento! Una araña, como del tamaño de una uña promedio, salta de una suculenta a la tierra y continua su caminar.  

Esta araña no es digamos el cliché de araña que nos ha enseñado la cultura popular, al menos en el continente americano. Es pequeña, vistosa y salta; es una araña saltarina. 

Estos arácnidos saltan sobre su presa o cuando quieren llegar de un lado a otro. Se ha descrito en la literatura que puede llegar a saltar hasta 40 veces su tamaño.

Sus presas son moscas, chinches, escarabajos, incluso algunas especies comen hormigas, o pueden llegar a recurrir al canibalismo, es decir, a comerse entre sí. 

Otra conducta que las distingue es el cortejo. El macho danza de un lado a otro (o salta) para atraer a la hembra, también lanza señales con sus patas. Si la hembra está dispuesta o reconoce que son la misma especie, procede la cópula.  

Las arañas saltarinas no hacen telarañas, lo que sí es que cuando saltan arrastran una línea de seda, desde el punto de inicio hasta el final, algo así como traer una cuerda de escalada integrada. 

Estos artrópodos tiene morfotipos y conductas muy interesantes. Su distribución es por toda América. El género Phidippus de la familia Salticidae, es un género que se ha estudiado poco en Baja California. En el CICESE hemos empezado a estudiar la genética de poblaciones, diversificación y biogeografía de arañas saltarinas gigantes”. 

Lo anterior lo comentó la Doctora Sara Ceccarelli, investigadora por Cátedra CONACYT asignada al Departamento de Biología de la Conservación del Centro de Investigación y de Educación Superior de Ensenada (CICESE).

Para realizar la investigación que menciona la Dra. Ceccarelli, hay que salir al campo a buscar estos arácnidos. Hasta el momento ha visitado diversos sitios en Baja California: Valle de Guadalupe, Punta Colonet, San Quintín, Sierra de San Pedro Mártir, Santa Catarina y del lado del Golfo de California, Punta Final, y algunos recorridos por carreta en el golfo y por el delta del Río Colorado. 

Tras algunas incursiones ha observado que el mejor momento para salir es en primavera. Este año, 2020, por la pandemia sanitaria que se vive a consecuencia del virus SARS-CoV-2, no fue posible realizar ese trabajo. 

Cuando vamos al campo lo que hacemos es recolectar el mayor número posible de arañas. No conocemos bien sus hábitos todavía, pero buscamos en arbustos, debajo de las piedras, en el suelo o en árboles. Cuando vemos a una debemos actuar rápido y tomarlas para ponerlas en un frasco. Hay ciertas características que nos pueden decir qué especie es, sobre todo la coloración”, indicó Ceccarelli. 

Lo primero que hacen al atraparlas es tomar una fotografía para tener un registro de su morfología. Posteriormente, en el laboratorio, se extrae el ADN (ácido desoxirribonucleico) y se hace PCR para amplificar regiones del genoma contenidos en el ADN, dichas regiones se envían a secuenciar para identificar a las especies. 

“Hasta el momento hemos identificado morfológicamente 4 especies en el municipio de Ensenada: Phidippus adumbratus, Phidippus nikites, Phidippus johnsoni y una especie no identificada, parecida a Phidippus johnsoni. Todavía es temprano para hablar de resultados; llevamos menos de un año recolectando. Esperamos que a finales de este año tengamos datos genéticos” señaló.

La Dra. Sara Ceccarelli agregó que esperan encontrar poblaciones muy distintas en los dos lados de la península de Baja California. 

“Las arañas saltarinas son una parte integral del ecosistema. Han estado en la península de Baja California desde hace algunos millones de años, han evolucionado junto a otras especies. Por ello es importante estudiarlas y conservarlas”, indicó 

Las arañas que pueden ser peligrosas para el ser humano son solo un par. La Dra. Ceccarelli indicó que en mucha ocasiones las arañas no muerde y, si lo hacen, no inyectan veneno ya que el costo energético de producirlo es alto y no lo desperdiciarán en nosotros, que no somos sus presas.

Las recolectas de este género Phidippus, también se han realizado en los jardines de alumnos del propio CICESE o del personal académico del mismo. 

Así que no tengan miedo de explorar sus patios, sus macetas o el espacio verde más cercano. Una manera de colaborar en este tipo de investigaciones es participar en proyecto de ciencia ciudadana, como lo es la aplicación de Naturalista, donde puede registrar tus observaciones de plantas o animales. 


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