La acústica, una disciplina poco estudiada en México

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Combinar la acústica y la biología para estudiar el comportamiento de comunicación entre los animales para conocer, por ejemplo, cantos y llamados, monitoreo acústico de poblaciones y comportamiento, no es algo nuevo en el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (Cicese).

 

Todos@Cicese / 4 Vientos

Foto destacada: La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que, por su rango de impacto, la contaminación acústica es “la segunda causa de enfermedad por motivos medioambientales, después de la polución atmosférica, y no sólo es una molestia medioambiental, sino también una amenaza para la salud pública” (Facebook).

 

Ensenada, Baja California, México, lunes 20 de marzo de 2023.- Al menos seis tesistas de posgrado han empleado la bioacústica en sus proyectos con aves, delfines, vaquita marina y murciélagos en los últimos 20 años.

Pero Ana Laura Padilla Ortiz es la única investigadora en este centro que se dedica a la acústica como una disciplina de la física, y más específicamente a la psicoacústica. Esto es, la forma en cómo los humanos respondemos a los sonidos o estímulos acústicos que escuchamos, más allá del funcionamiento o fisiología de nuestros oídos.

En esta rama, las áreas en las que ha centrado su trabajo son la evaluación subjetiva de la inteligibilidad del habla (qué tan bien se puede entender a alguien cuando habla), el procesamiento de señales acústicas y la instrumentación acústica.

Laura Padilla es investigadora por cátedra (Investigadores por México) adscrita a la Unidad Monterrey del Cicese desde noviembre de 2017.

Explicó que uno de sus estudios se centró en desarrollar pruebas subjetivas de inteligibilidad, y para ello analizó señales de voz que ocurren en condiciones acústicas adversas; por ejemplo, con ruido o reverberación que es lo que más afecta la comunicación oral.

Las pruebas preliminares las realizó con el kiosko del sistema a-Prevenir, un sistema de toma de signos vitales y somatometría que desarrolló el Doctor Salvador Villarreal en este Centro de Investigación instalado en Monterrey.

Consistían en emitir una señal de voz en un ambiente con un poco de ruido, y las personas usuarias del kiosko repetían el material de voz que escuchaban.

 

Laura Padilla es investigadora por cátedra (Investigadores por México) adscrita a la Unidad Monterrey desde noviembre de 2017 (Foto: Cortesía).

 

Los resultados, aunque preliminares, se presentaron en un congreso nacional sobre tecnologías aplicadas a ciencias de la salud que organizaron el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

– ¿Y esto en qué ayuda?

 

“Justo ahora con el covid, muchas cosas se han buscado implementar en línea, desde el ámbito de la salud hasta temas laborales y educativos. Por ejemplo, el área de teleaudiología (atención auditiva a distancia) que, si bien ya existía antes de la pandemia, ésta vino a potenciar su implementación a través de internet”, respondió la especialista.

 

Otro aspecto que le interesa mucho es informar y llamar la atención sobre el problema de salud que significa la pérdida auditiva que se está presentando principalmente en jóvenes.

Al respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que un amplio sector de personas entre 12 y 35 años de edad está en riesgo de padecer sordera a consecuencia del uso indiscriminado o incorrecto de los audífonos.

“No es que los audífonos por sí mismos sean malos, pero los niveles en que los utilizan y el tiempo de uso resulta una combinación muy peligrosa. Si son niveles muy altos y periodos de tiempo prolongados, eso es dañino y puede causar pérdida permanente porque la cuestión es que una vez que uno pierde la audición ya no se puede recuperar”, precisó.

Además, explicó, la pérdida auditiva es intrínseca al envejecimiento: es decir, “todos la vamos a perder en mayor o menor medida, pero ahora estos problemas se han visto en jóvenes”.

La doctora Padilla informó que otros trabajos los ha hecho en colaboración con el Doctor Jesús Gómez, quien acaba de dejar la Unidad Monterrey del CICESE para ocupar una plaza de investigador en el INAOE.

 

La doctora Padilla y su labor académica única en el Cicese (Foto: Cortesía).

 

Con él codirige dos proyectos de tesis de la Maestría en Ciencias en Tecnologías Avanzadas e Integradas (MCTAI) que ofertan la unidad regiomontana y la de Tepic, Nayarit.

Uno tiene que ver con la implementación de un audiómetro digital -instrumento que evalúa la capacidad auditiva de las personas- a través de visión computacional; “él es experto en visión computacional y yo en la parte de acústica”, manifestó.

El otro proyecto consiste en analizar e implementar diferentes polinomios –expresión algebraica que significa “muchos términos”– para reconstruir señales acústicas y medir objetiva y subjetivamente cuál de ellos aproximó de mejor forma la señal acústica bajo estudio.

Respecto a la acústica, como disciplina, consideró que es un área poco estudiada en México.

 

“Estudié ingeniería en Comunicaciones y Electrónica en el Instituto Politécnico Nacional; el último año de la carrera nos daban un año de especialidad: yo elegí acústica. Después, me interesaba estudiar un posgrado y me di cuenta de que hay pocas opciones en México”.

 

De hecho, reveló, la única elección está en el Instituto de Ciencias Aplicadas y Tecnología (ICAT, antes Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico) de la UNAM. Ahí se encuentra el Laboratorio de Acústica y Vibraciones, donde cuentan con infraestructura e instrumentación especializada.

Por otro lado, en óptica (disciplina que se cultiva ampliamente en la Unidad Monterrey) hay varios institutos, como la asociación civil Centro de Investigaciones en Óptica (CIO), el INAOE y el mismo CICESE, y en acústica no pasa eso.

 

La ingeniería acústica, una modalidad del conocimiento poco estudiada en México (Facebook).

 

“En ese sentido es una disciplina poco estudiada, pensando que el sonido forma parte de nuestro día a día. Me gustaría que hubiera más diversidad en ese aspecto”.

– ¿Y cómo ve la evolución de su área, ahora con la maestría y con estas colaboraciones?

“He tenido un crecimiento profesional importante desde que llegué al CICESE. Antes de entrar aquí realicé un posdoctorado por un año, regresé a México a dar clases y después obtuve esta plaza de cátedra, así que esta fue mi primera experiencia como investigadora en un centro de investigación en el país. Considero que los primeros pasos en la formación de una carrera científica no son sencillos, pero sin duda no soy la misma que llegó”.

Por otro lado, y para concluir, la especialista comentó acerca de su participación en actividades de divulgación.

 

“Participar en este tipo de actividades es relevante para mí porque es importante mostrar parte de tu trabajo a la sociedad en general. Estás obligado a usar un lenguaje distinto para llegar a ellos. Hace poco tuvimos la visita en la Unidad Monterrey de un grupo de niños de primaria. Y es un público muy bonito, son súper participativos, todo quieren tocar, ‘yo hago, yo puedo’ y eso te habla del interés que tienen por aquello que les estás contando. Y si no conectas con ellos inmediatamente te das cuenta, pierden el interés rápido. Eso es algo que disfruto mucho de mi trabajo”.

 


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