Historias de influencias y Poder (II): Los Rodríguez y el turismo
La desincorporación del patrimonio nacional de los hoteles La Pinta-Desert Inn en Baja California, que Felipe Calderón Hinojosa hizo siendo Presidente de la República, permitió a la familia Rodríguez, una de las más exitosas del valle de San Quintín, diversificar sus actividades agrícolas al turismo.
Javier Cruz Aguirre / A los Cuatro Vientos / Segunda parte / La Jornada BC
Son dueños de dos hoteles que compraron al gobierno federal a precio de remate y que hoy están valuados en más de 200 millones de pesos. También poseen uno de los restaurantes más emblemáticos de la Bahía de San Quintín –Molino Viejo– e impulsan atractivos turísticos que incluyen un museo, la fabricación de tequila certificado y un área de conservación en Bahía Falsa.
Una investigación en el Registro Público de la Propiedad de Baja California, el Registro Agrario Nacional y el Informe de Rendición de Cuentas de la Administración Pública Federal 2006-2012 relativa al Fondo Nacional de Turismo (FONATUR), revelan la historia de la afortunada ampliación de actividad empresarial de los dueños del Rancho Los Pinos, la plantación de tomate de malla-sombra de invernadero más importante de México.
La cabeza más visible del clan, que fundó el michoacano Luis Rodríguez Aviña en 1952, es el ingeniero agrónomo Antonio Rodríguez Hernández, que ocupó una curul estatal por el Partido Acción Nacional en la XVIII Legislatura (años 2004 a 2007) en donde fue compañero de bancada del finado licenciado José Francisco Blake Mora, secretario de Gobernación del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa.
Al término de su gestión como legisladores ambos personajes se integraron al gabinete de José Guadalupe Osuna Millán. Antonio Rodríguez lo hizo como secretario de Fomento Agropecuario, cargo que ocupó de 2007 a 2013; Blake Mora como secretario general de Gobierno, labor que desempeño hasta julio de 2010, en que Calderón lo nombró secretario de Gobernación.
Lucila Hernández, vocera de la Alianza por la Justicia Social, fue quien informó que Antonio Rodríguez, algunos de sus hermanos y las esposas de éstos, “son dueños de hoteles y restaurantes en San Quintín gracias a la amistad que sostienen con Felipe Calderón” Hinojosa.
En la pesquisa periodística se encontró evidencia de los resultados que dejó esa amistad a los Rodríguez, pese a que en el Registro Público de la Propiedad hay limitantes que impiden profundizar más en la investigación: el Sistema Integral de Gestión Registral de la federación en la ciudad de México, el cual registra la información de las nuevas sociedades mercantiles que se crean en el país, es difícil de sondear incluso para los registradores del estado, como lo reconoció uno de ellos cuando se preguntó por actas registrales no disponibles en el sistema de Baja California.
Aun así se logró armar una parte importante de la historia.
EL CONTACTO CALDERÓN
Como Presidente de México Felipe Calderón visitó oficialmente Baja California -de agosto de 2008 a agosto de 2012- en cinco ocasiones.
El 9 de febrero de 2009, Calderón firmó el título 3185 del Registro Agrario Nacional, dependencia federal que semanas antes recibió instrucciones del Presidente para expedir el título a nombre de Antonio Rodríguez Hernández, que así se adueñó de la parcela 301 Z-1 P 1 del ejido Nacionalista Sánchez Taboada de Ensenada, de 4.19 hectáreas de extensión.
Con ese antecedente, el 4 de marzo de 2009 Calderón llegó por segunda vez a Ensenada para inaugurar los edificios de la Escuela de Enología y Gastronomía de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
Tras abrir las instalaciones universitarias, Calderón se trasladó en helicóptero al Rancho Los Pinos, en San Quintín, lugar a donde fue invitado por Antonio Rodríguez para celebrar el cumpleaños de su hermano Benjamín, accionista de varias empresas del clan -consultar el trabajo previo en https://www.4vientos.net/?p=36140-.
A la fiesta también asistieron el gobernador José Guadalupe Osuna Millán y José Francisco Blake Mora, entonces secretario general estatal de Gobierno y 16 meses después secretario de Gobernación por disposición de Felipe Calderón.
180 días después del festejo en Los Pinos, es decir el 19 de septiembre de 2009, Antonio, Rafael y Manuel Rodríguez Hernández crearon La Pinta Inmobiliaria, S.A. de C.V., la cual se relacionaría con todo tipo de actos del ramo turístico, actividad en la que los Rodríguez no tenían experiencia previa, y exhibió un capital social de 60 mil pesos.
Arturo Rodríguez se hizo cargo de la Presidencia del Consejo de Administración de La Pinta y sus hermanos Luis y Rafael ocuparon la secretaria y la tesorería, respectivamente.
Lo que sucedió después quedó plasmado en el Informe de Rendición de Cuentas de la Administración Pública Federal 2006-2012 relativa al Fondo Nacional de Turismo (FONATUR), Dirección de Mantenimiento Turístico, S.A. de C.V.
EL RECURSO DEL MÉTODO

Entrada del Hotel Misión Cataviña, en la región paisajísticamente más bella del Área Natural Protegida Valle de Los Cirios (Foto: mexicoreisen.eu).
El documento informa que en los años 2009 y 2010 el FONATUR desincorporó del dominio público los Hoteles Desert Inn Cataviña y San Quintín, los que junto a los existentes en Ensenada, Guerrero Negro, San Ignacio y Loreto, Baja California Sur, se construyeron junto con la carretera transpeninsular en el gobierno de Luis Echeverría Álvarez para impulsar el turismo en toda la península.
Los hoteles en Cataviña y San Quintín, con 88 cuartos en conjunto, 60 de los cuales estaban en San Quintín, La Pinta Inmobiliaria los adquirió a un costo de remate: 26.25 millones de pesos.
Previo a la compra, Nacional Financiera, como fiduciaria del FONATUR, publicó una Licitación Pública Internacional para vender cinco de los seis hoteles del gobierno federal –la excepción fue Loreto-, en donde determinó que el fallo del concurso se daría a conocer el 10 de septiembre de 2009, es decir siete días antes de que los hermanos Rodríguez crearan La Pinta Inmobiliaria mediante escritura número 106667 del notario Rodrigo Armada Osorio y fecha 19 de septiembre de 2009.
El FONATUR revela que pese a lo tarde que ingresaron al concurso de licitación, los Rodríguez no tuvieron problema para quedarse con la instalación turística estrella: el Hotel Desert Inn San Quintín, hoy rebautizado con el nombre de Hotel Misión Santa María, capaz de dar alojamiento a 80 personas y dueño de la mejor playa arenosa de San Quintín.
De acuerdo con el Informe de Rendición de Cuentas los agroempresario pagaron por este inmueble 17.2 millones de pesos.
Desert Inn Cataviñá, hoy Hotel Misión Cataviñá, los Rodríguez lo compraron el 14 de diciembre de 2010.
Otra vez Nacional Financiera asignó la venta a La Pinta Inmobiliaria, que pagó 9.55 millones de pesos por un inmueble que se ubica 200 kilómetros al sur de San Quintín, en medio de la zona más impactante del Área Natural Protegida Valle de Los Cirios y capaz de hospedar a 40 personas.
El 7 de marzo de 2011, para garantizar el pago del hotel San Quintín, Antonio Rodríguez inscribió en el Registro Público estatal la parcela que dos años antes recibió de Felipe Calderón con el título 3185 del Registro Agrario Nacional.
LOS HISTORIADORES
Después de estas sorprendentes operaciones mercantiles, los Rodríguez se dedicaron a crear un museo de historia, arqueología y paleontología en las inmediaciones de la zona federal marítimo terrestre de la Bahía de San Quintín.
En septiembre de 2011, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) inauguró el Museo Regional de San Quintín “Juan Rodríguez Cabrillo” en las instalaciones de otro sitio emblemático en la historia de la zona: el Muelle Viejo de la Compañía Deslindadora Inglesa que a principios del siglo XIX hizo el primer trazo urbano del valle agrícola.
Muelle Viejo es hoy un restaurante que pertenece a La Pinta Inmobiliaria, la cual adicionalmente compró dos predios de dos mil 789.34 metros cuadrados de superficie y colindante con la zona federal marítimo terrestre de Bahía Falsa.
El 15 de enero de 2013, luego de un largo juicio civil con Jaime Ferré Núñez, los Rodríguez obtuvieron la escritura de ambos terrenos por los que pagaron 600 mil dólares.
En Muelle Viejo se puede comprar el resultado de una nueva acción empresarial del clan: mezcal de ágave azul.
Y en la zona de marismas de Bahía Falsa los Rodríguez se benefician de un decreto federal que declara la ciénega de la bahía como área de conservación, lo cual afianza las actividades del nuevo giro mercantil de los agroempresarios.
¿Lo que sigue para los camaleónicos empresarios es crear una asociación civil que impulse las actividades de protección y conservación ambiental, que les permita obtener y/o tramitar recursos públicos para el logro de proyectos y metas conservacionistas en la región bajo protección federal, que curiosamente colinda con sus propiedades turísticas?
Para ellos, ya nada es imposible.
Por eso quiten ser funcionarios, el pueblo les vale. Quien nos puede salvar de los políticos?