Hijo desobediente

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Cuando una familia permite que su primogénito actúe con libre albedrío y sin medir los límites que conducen a un ser humano hacia posturas amorales y de poca empatía, seguramente con el correr de los años irá fraguando un comportamiento que involucre diferentes psicopatías donde no tendrán cabida las consideraciones obvias de una formación atinada. Entonces cuando llega a la adolescencia es muy difícil encausar una rebeldía amoral y cruel, el muchacho comenzará a exigir de propios y extraños ser satisfecho en cualquier capricho como si lo mereciera todo.

José Luis Treviño Flores* / A los 4 Vientos

La familia al tratar de corregir mediante la coerción y el castigo, alimenta más el resentimiento por cada satisfacción negada. Comenzará a robar primero en su casa, agredir y chantajear, cuando no sea suficiente se asociará con otros y de poder, arrojará de la casa a quienes le estorben, acto seguido, matará y no entenderá jamás que lo que hace está mal. Se convierte en un modus vivendi. Asi exactamente el estado mexicano permitió que su hijo malcriado El Chapo, creciera al cobijo de la sobreprotección, total, se le puede controlar. Ya no, las redes son inexpugnables y el gasto social inmenso.

Lo más grave es que las nuevas generaciones tienen por modelo y líder a un delincuente que cuenta con la total simpatía de numerosos estratos sociales. Ya no es tiempo de buscar culpables, ya no se puede dar marcha atrás, ya no se puede seguir invirtiendo en fuetes para castigar a quienes crecieron a golpes, no les duele, además en la escalada de instrumentos punitivos uno compra un fuete, el otro una pistola y así hasta los lanza cohetes.

La inversión deberá estar en la educación efectiva, en una verdadera inversión capacitadora y transformadora. Otorgar espacios de crecimiento social dirigido a que desde temprana edad se formen seres humanos ciudadanizados y en cultura de legalidad con todas las garantías nutricionales y abatiendo el rezago social mediante políticas inclusivas.

Ningún país puede crecer a la sombra de la corrupción y la permisión, del corto al largo plazo generaciones tardarán en sacudirse el yugo y la podredumbre. La clase política que nos rige esta cavando su propia tumba, no debe permanecer en la misma postura, la sociedad está preparada para un giro contundente y positivo, quienes tengan la capacidad de realizarlo trascenderán hacia una nueva historia”.

chapo

Ninguna persona está ajena a ser corrompida, imitamos lo que vemos, sin freno alguno se otorga a la psique humana en formación temprana, cuando está construyendo el adulto futuro una gama de imágenes y discursos que contravienen a un crecimiento humanista. La balanza social pesa más hacia la frívola simplicidad de la satisfacción primitiva, pese a contar con una vasta red de información, prestamos atención sólo al mórbido debate exhibicionista de las debilidades y vicios humanos.

No estamos ni poco cerca del constructivismo educativo, menos aún del pensamiento complejo, educar para transformar y transformar para crecer es sólo discurso bien intencionado, no basta, no es suficiente. La represión, el asesinato y el ajuste de cuentas no resuelve nada y nada resuelve el daño causado, ya está hecho y por más organismos de atención a victimas que diseñen, ninguna devuelve las vidas arrebatadas.

El encono y el rencor, la venganza y la persecución son un círculo bien aprendido y confortable para líderes necrófilos, en ese principio no se observa un futuro prometedor”

La condición humana quiere ser humana, desea equidad, armonía, empatía y una inteligencia emocional sana, existen metodologías viables para lograrlo, no obstante la voluntad por la dominación y la manipulación sigue siendo más poderosa que la voluntad por trascender en armonía.

*José Luis Treviño Flores, Coordinador Académico en el subsistema de secundarias técnicas. Escritor, dramaturgo.

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