Hasta el 70% de la población mexicana puede padecer Insuficiencia Venosa Crónica

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Relacionada con la edad avanzada, el género, la obesidad y el sedentarismo, la Insuficiencia Venosa Crónica (IVC) afecta las extremidades inferiores a 7 de cada 10 adultos en México con manifestaciones que van desde venas varicosas y pesadez en las piernas hasta úlceras venosas y complicaciones más graves.

 

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Foto destacada: La prevalencia de la enfermedad en la población femenina adulta se encuentra entre el 20% y el 50% (Captura de pantalla en Youtube).

 

Ensenada, B.C., México, jueves 29 de junio de 2023.- Es un padecimiento en el cual las venas no cumplen su función, que es llevar la sangre desde las extremidades hacia las cavidades derechas del corazón y de allí al pulmón, para que en ese órgano se oxigene, pase al corazón oxigenada y luego vaya del corazón por la arteria.

Al hacer esa explicación, Sergio Alafort Castillo, médico flebólogo, socio de la Academia Mexicana de Flebología y Linfología (AMFIL), destacó que se trata de un proceso que se realiza por la acción de unas válvulas que hay en el interior de las venas que abren y cierran.

La Insuficiencia Venosa es una condición médica crónica que afecta a un número significativo de personas en todo el mundo. México no es la excepción.

La condición se caracteriza por presentar reflujo de las venas impidiendo su completo retorno sanguíneo hacia el pulmón favoreciendo la estasis (estancamiento)venosa de miembros inferiores, lo cual puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de quienes la padecen.

La prevalencia de la enfermedad en la población femenina adulta se encuentra entre el 20% y el 50%, mientras que en los hombres oscila entre el 10% y 20%.

Es un padecimiento con un fuerte componente genético y no puede ser curado, aunque se pueden tratar los síntomas con flebotónicos (tónicos venosos) y prevenir complicaciones a través de la adopción de una serie de hábitos saludables.

 

La Insuficiencia Venosa Crónica (IVC) afecta las extremidades inferiores a 7 de cada 10 adultos en México (Cortesía).

 

Alafort Castillo, quien además es médico general egresado de UVM con especialidad en el Instituto Mexicano de Flebología (IMF), detalló que “el tratamiento medicamentoso puede variar según el grado del mal y las necesidades individuales del paciente”.

En algunos casos, expresó, se pueden combinar tratamientos farmacológicos con terapias no farmacológicas, como compresión elástica con medias especiales importadas, cambios en el estilo de vida y medidas preventivas.

Actualmente, comentó el especialista, se utiliza en los pacientes la hidrosmina, conocido como AXIRAS, medicamento español que está indicado para aliviar o mejorar en corto plazo -de dos a tres meses- los síntomas relacionados con la IVC.

Respecto a los factores de riesgo, mencionó a la edad avanzada por el debilitamiento de las válvulas venosas, lo cual aumenta el riesgo de padecer esta enfermedad.

 

Además, “las mujeres tienen una mayor predisposición a desarrollar IVC en comparación con los varones debido, sobre todo, a los cambios hormonales que experimentan durante el embarazo y la menopausia”.

 

Igualmente, las mujeres de tez blanca son más propensas a sufrirla.

 

Afectación en el pie (Cortesía).

 

Asimismo, dijo que al tener México una tasa tan alta en obesidad y sobrepeso existe una gran cantidad de personas con problemas venosos.

 

“Los kilos de más ejercen una presión adicional sobre las venas lo que dificulta el flujo sanguíneo adecuado, al igual que tener un estilo de vida sedentario. La falta de actividad física y estar sentado o de pie durante largos períodos puede aumentar el riesgo de desarrollar esta condición”.

 

La IVC no solo representa un problema de salud pública, sino que también puede afectar la calidad de vida de quienes la padecen.

Entre las consecuencias más comunes se encuentran: dolor crónico en las piernas, fatiga, hinchazón e incomodidad estética de las venas varicosas, lo que puede limitar la capacidad de una persona para realizar actividades diarias, trabajar eficientemente y disfrutar de una vida plena.

Por ello, consideró el especialista, es fundamental educar a la población sobre los factores de riesgo, los síntomas iniciales y las medidas preventivas que pueden adoptarse.

“Promover un estilo de vida saludable, que incluyan actividad física regular, mantener un peso adecuado y evitar el sedentarismo, puede desempeñar un papel importante en la prevención de la IVC”.

 

Afectación en las venas del muslo (Cortesía).

 

Y destacó que aun cuando se habla poco de ella, la enfermedad es una afección común y un desafío de salud importante en México pues afecta a una proporción significativa de la población adulta.

Esto además porque el acceso a la atención médica especializada y los tratamientos adecuados puede estar limitado, sobre todo en algunas regiones del país.

 

“Por lo tanto, es fundamental capacitar a los profesionales de la salud en la detección y gestión de esta condición, sobre todo a los médicos generales”.

Opinó que es esencial que las autoridades, los profesionales médicos y la sociedad en general presten atención a esta condición y trabajen en conjunto para mejorar el acceso a la atención médica y promover la prevención.

“La implementación de políticas de salud enfocadas en la detección temprana, el tratamiento adecuado y la educación pública contribuirá a mitigar el impacto de la IVC y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen”.

Finalmente, Alafort Castillo resumió que la insuficiencia venosa no se quita, pero sí se controla.

“Y con el tratamiento correcto podemos reducir la posibilidad de complicaciones”.

 


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