Guerrero, la octava región geoeconómica del país
El reconocimiento de la Sierra como octava región geoeconómica de Guerrero, es un acontecimiento de singular importancia que permitirá un mejor y mayor desarrollo del estado.
Carlos Reyes Romero/ A los Cuatro Vientos
Es el fruto de un largo acontecer de gestiones y presiones para lograr que el gobierno del estado volteara los ojos hacia los habitantes de la Sierra.
Luis Donaldo Colosio hizo suya la demanda de creación de la octava región geoeconómica de Guerrero en 1994, en aquel histórico encuentro que sostuvo con el Consejo Supremo de Pueblos del Filo Mayor, en la caseta de Paso Morelos en la Autopista del Sol. Desgraciadamente la muerte le impidió cumplir su buen propósito.
En los sucesivos programas de gobierno de René Juárez Cisneros, Zeferino Torreblanca Galindo y Ángel Aguirre Rivero, fue incluido el compromiso de reconocer la octava región, así como en el Plan Estatal de Desarrollo 2011-2015 ratificado por el Congreso del Estado.
Tuvo que ocurrir la barbarie de Iguala, con su secuela de asesinados, heridos y la desaparición forzada de 43 normalistas, para que este justo anhelo de los siérrenos comenzará a hacerse realidad.
Una vez que el Congreso del Estado reciba y apruebe la Iniciativa de Decreto que se firmó por el gobernador Rogelio Ortega y el secretario general de gobierno David Cienfuegos, el pasado viernes 16 de enero, en El Paraíso, municipio de Atoyac de Álvarez, conformarán esta nueva zona del estado 145 mil habitantes de 818 comunidades de los municipios de Ajuchitlán del Progreso, Atoyac de Álvarez, Coahuayutla de José María Izazaga, Coyuca de Benítez, Coyuca de Catalán, General Heliodoro Castillo, Chilpancingo de los Bravo, Zihuatanejo de Azueta, La Unión de Isidoro Montes de Oca, Leonardo Bravo, Petatlán, San Miguel Totolapan, Técpan de Galeana y Zirándaro de los Chávez.
A mediados de 1992, de la Dirección General de Programas Regionales de la SEDESOL federal, dirigida entonces por Arturo Martínez Nateras, salió la primera brigada de especialistas en desarrollo regional para ayudar al Consejo Supremo de Pueblos del Filo Mayor a identificar proyectos que permitieran aprovechar las vocaciones productivas de la Sierra de Guerrero, por senderos distintos a la siembra de enervantes y a la feroz tala del macizo forestal del Filo Mayor.
Con el apoyo del entonces delegado federal de la SEDESOL, Alfonso Rescala Cárdenas, nació el proyecto de hacer un Programa de Desarrollo Regional de la Sierra de Guerrero, del cual existen varios prospectos, entre ellos el del maestro Tomás Bustamante Álvarez; pero entonces no se podía hacer mucho, dadas las tensiones que ya existían entre el gobernador del estado Don Francisco Ruíz Massieu y el presidente Carlos Salinas de Gortari, que entre otras cosas impidieron el lanzamiento del Programa de Desarrollo Regional de la Costa Grande de Guerrero.
Aun así, en las postrimerías del gobierno de Ruiz Massieu, se pudo hacer el “Foro de Oportunidades de Inversión en la Costa Grande de Guerrero”, en Ixtapa-Zihuatanejo, que coordinaron Ángel Palacios y Celestino Baylón, donde empezaron a bosquejarse proyectos productivos para la Sierra vinculados a la silvicultura, la fruticultura, la acuicultura y el proyecto carretero del Filo Mayor que corre ahora desde Puerto del Gallo en las alturas de Atoyac de Álvarez hasta Vallecitos de Zaragoza en la parte alta de Zihuatanejo, aunque todavía no esté totalmente terminado ni asfaltado.
Con el apoyo del ingeniero Carlos Rojas Gutiérrez, siendo delegado federal de esa dependencia, Ramón Cárdenas Villareal y Abel Alcántara junto con un equipo de especialistas en desarrollo regional, se dieron a la tarea de promover la creación de los Consejos Regionales de Desarrollo, los más destacados de los cuales fueron el de La Montaña y el de la Sierra, formados en 1996 aún en contra de la oposición del gobierno de René Juárez, que a la larga impidió la creación del Consejo Regional de la Costa Chica.
Quienes iniciaron este largo trayecto eran entonces un grupo de entusiastas jóvenes que arriesgaban la vida para abrir nuevas oportunidades de desarrollo para la Sierra. Es difícil recordarlos a todos. Los que me vienen ahora a la memoria son: Severo Oyorzabal, Pani y Arturo de Filo de Caballos, Ceferino Cortés, del Consejo Supremo; Rigoberto Acosta, Pablo Cortés Varona, Miguel Chávez (†), Lázaro de Toro Muerto, Antonio de Jaleaca de Catalán, del CRESIG… Todos ellos, a pesar de sus diferencias y distintas prácticas políticas han mantenido en alto durante casi 25 años la bandera de la lucha por el reconocimiento de la octava región del estado.
Durante mucho tiempo la Sierra sólo fue productora de madera y enervantes, lo que la condeno al atraso y a la violencia, las rencillas y las venganzas.
El macizo forestal del Filo Mayor ha sido objeto de depredación permanente desde el siglo pasado. Primero por particulares, luego por la Forestal Vicente Guerrero, ahora por talamontes sin escrúpulos venidos de otros estados. Urge la preservación ecológica de la Sierra para recuperar bosques, aguas, oxígeno flora, fauna y calidad ambiental. El ecoturismo y el turismo de aventura y cinegético pueden ser una buena opción. Pablo Cortés Varona impulsa interesantes proyectos al respecto.
Dos actividades productivas están alcanzando buen despunte y realce en la Sierra: la producción de mezcal y el cultivo de aguacate; además de cierta recuperación e innovación en la producción de café.
El mezcal de Guerrero, gracias a la enjundia, entre otros, de Rigoberto Acosta y Don Fili se está colocando como uno de los mejores del país y del mundo. Se han establecido plantíos permanentes de agave, se renovaron alambiques, se construyeron tres plantas homogeneizadoras y se tiene mejor calidad, presentación y comercialización.
El aguacate siérreno de Guerrero, que todavía no cumple una década de empezar a sembrarse en la entidad, está abriéndose paso en el mercado y alcanzando buena competitividad en relación con el aguate michoacano que hasta ahora está considerado como el mejor.
La siembra de enervantes que hasta ahora ha sido la mayor tragedia e impedimento para el desarrollo de la Sierra, puede ser un importante detonador de crecimiento cuando el gobierno acepte legalizar y reglamentar adecuadamente su producción, exportación y consumo.
Urgen nuevas fuentes de divisas, más ahora que nuestro petróleo va irremediablemente a la baja y que a lo pendejo estamos regalando nuestros minerales preciosos: el oro y la plata, y de paso el cobre.