Eutanasia y suicidio asistido: la muerte como mecanismo de renovación
Al igual que nuestros antepasados más remotos, pensar la muerte nos enfrenta a una extensa lista de preguntas. Dudarlas, con rigor y usando toda la fuerza de nuestra inteligencia, es vivir la experiencia de la libertad por el saber.
Academia Mexicana de Ciencias
Por ello, un grupo de académicos e investigadores sociales analizaron la muerte como un proceso natural que forma parte de la vida. Las reflexiones se realizaron desde un enfoque tripartita: biológico, filosófico y general.
Ruy Pérez Tamayo, médico e investigador, miembro de El Colegio Nacional, fue el primero en hablar. Hizo un recorrido filosófico del concepto muerte y luego de ofrecer varias definiciones de diccionario, llegó a la conclusión de que la muerte “es un proceso que ocurre en los seres vivos, se inicia cuando los cambios son irreversibles, se caracteriza por la pérdida de la complejidad de su organización y por la disminución en el contenido de energía, y termina cuando la diferencia de este contenido energético con el medio ambiente es cero”.
El científico, reconocido por sus investigaciones sobre patologías, sostuvo que la desaparición de los individuos es una parte esencial del proceso evolutivo, el cual permite la renovación de las poblaciones que participan en la selección natural frente a las condiciones siempre cambiantes del medio ambiente.
“La muerte es el mecanismo de eliminación de los individuos que ya han cumplido con su única función biológicamente significativa: dar origen a otros individuos”, apuntó.
El ganador del Premio Nacional de Ciencias y Artes en 1974 había iniciado su plática citando al filósofo griego Sócrates: “la muerte es la ausencia de la vida”, pero se puede concluir que esto no es exacto.
“La muerte es necesaria e indispensable para la vida; sin muerte no hay renovación, cambio. Desaparece la posibilidad de inventar soluciones diferentes, se elimina la sentencia del juicio biológico inevitable que resulta de la confrontación entre nuevas formas de vida y el medio que las rodea. No hay muerte sin vida y no hay vida sin muerte”.
Eutanasia y calidad de muerte
En la disertación intervino Arnoldo Kraus, médico clínico, escritor, profesor y miembro fundador del Colegio de Bioética, quien expuso sobre “Eutanasia y suicidio asistido”.
En su charla abordó el por qué nos atañe a todos hablar de estos temas. Al respecto, indicó que el peso de la tecnología en la salud, muchas veces en lugar de prolongar la vida, se prolonga la muerte, lo que hace necesario hablar de un aspecto que se refiere a “la calidad de la muerte”.
En ese sentido, sostuvo que las personas enfermas deben poder decidir cómo quieren morir y no dejar esta decisión a médicos o religiosos.
Compartió que de acuerdo con la experiencia de los países que han regulado la aplicación de la eutanasia, las personas deciden hacer uso de este derecho cuando experimentan “pérdida de la dignidad, pérdida de autonomía e incapacidad de gozar la vida”.
Sobre la eutanasia enlistó una serie de razones a favor: evita el sufrimiento, respeta la autodeterminación del enfermo, representa el clímax de la relación médico-paciente, impide decisiones fútiles.
También hizo una relación de los argumentos que van en contra de su práctica y que fundamentalmente provienen de los planos religioso, cultural, moral, así como una inclinación al sesgo, pues la gente cree en general que se puede caer en el abuso y que modifica el concepto de que el médico siempre cura o alivia al enfermo, cree que la eutanasia será sugerida y/o que puede haber un error del diagnóstico, etcétera.
Sobre el tema, Asunción Álvarez, maestra en psicología y doctora en ciencias en el área de la bioética por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), destacó que es necesario hablar de eutanasia “porque vamos a morir, porque las personas cercanas van a morir, porque hay que hablar desde la perspectiva del paciente (que ya no quiero vivir así)”.
Señaló que es difícil contar con esta opción porque es controvertida, porque se necesita la ayuda de otro en la mayoría de las veces, porque da miedo la muerte y, entre otras cuestiones, porque es difícil regularla.
“La sociedad no la ha pedido o exigido en más países porque no la entiende y porque nos cuesta trabajo pensar en que un día nos vamos a morir. En las sociedades nos cuesta que otros quieran algo diferente a lo que nosotros queremos. Es difícil regular la eutanasia o el suicidio asistido porque hay muchas preguntas que resolver”.
Reveló que la eutanasia es la acción que realiza un médico para producir con toda intención la muerte de un paciente, sin dolor, y respondiendo a su petición para terminar con su sufrimiento intolerable. Actualmente está permitida en países como Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Canadá y Colombia.
Por otro lado, “el suicidio médicamente asistido es la ayuda que da un médico a un paciente en respuesta a su solicitud, proporcionándole los medios para que este realice la acción que causa la muerte”.
Oregon, Washington, Vermont, Montana y California, en Estados Unidos, y Suiza, son los lugares donde se puede contar con este servicio.
Finalmente, Álvarez sostuvo que al discutir estos temas las personas opinan desde la salud, se cuestiona o se enjuicia sin suficiente información, sin ponerse en lugar de las personas enfermas que sufren de grandes dolores.
“Son a estas personas a las que se les niega una salida digna. Por ello es necesario discutir la fundamentación, los criterios y la regulación de la eutanasia y el suicidio asistido”.