Espionaje sobre gobiernos divididos
En su famosa obra El Agente Secreto, Joseph Conrad relata una historia que se desarrolla en Londres y que se centra en la vida de Mister Verloc y su trabajo como espía. Es una obra publicada en 1907 que aborda la relación entre gobiernos y espionaje. El trabajo del espía Verloc no consiste en llevar a cabo alguna masacre, en derribar algún edificio que represente al poder público o en ejecutar a algún político prominente, sino más bien, en identificar algún punto neurálgico de la sociedad que afecte radicalmente sus percepciones sobre la realidad.
En la novela se considera que el espionaje para ser eficaz debe producir un gran desorden simbólico y práctico. Por lo que al espía se le ordena atentar contra el Observatorio de Greenwich, que había establecido los paralelos que permitieron una medición del tiempo en meridianos, para fijar un horario mundial estándar en el planeta. La importancia del objetivo radicaba en que todo el complejo sistema de comunicaciones mundiales, tanto en sentido material de transporte de personas y mercancías, como en sentido inmaterial de transmisión de imágenes e informaciones se regulaba -y continúa a regularse- a través de esos parámetros temporales de referencia.
Isidro H. Cisneros/ A los Cuatro Vientos
La historia viene a colación porque ilustra el contexto en el que un poder dominante se expresa, para incrementar sus ventajas sobre otros gobiernos.
En las relaciones internacionales no está afirmada autoridad alguna por la existencia de estados soberanos y autónomos. Falta en la comunidad internacional la condición indispensable de imponer eficazmente las normas necesarias para la convivencia pacífica entre las naciones. Por tal razón, el criterio último de solución de las controversias es la prueba de fuerza entre las partes. La guerra siempre está a la orden del día y los estados deben tenerla en cuenta y prepararse para ella. La soberanía corresponde al Estado y se produce por la exigencia de unificación y concentración del poder, para realizar el monopolio legitimo de la fuerza que es indispensable para la democracia. La doctrina de la soberanía sostiene que la seguridad del Estado es una exigencia de tal importancia, que los gobernantes, para garantizarla, muchas veces deben violar normas jurídicas, morales o políticas. Tradicionalmente, el deterioro de las relaciones internacionales ha tenido por fundamento la desconfianza y el menosprecio hacia otras naciones.
Las noticias sobre el espionaje que Estados Unidos lleva a cabo no sólo sobre sus enemigos, sino también contra sus aliados, recuerda el hecho de que incluso en los más desarrollados sistemas democráticos, los gobiernos continúan utilizando las mismas armas de simulación y espionaje utilizadas por los regímenes autoritarios. Las revelaciones del antiguo empleado de la CIA, Edward Snowden, ahora asilado en Rusia, han permitido conocer el espionaje estadounidense que se llevó a cabo contra Francia, Alemania, Italia, España y China, y que también se extendió a Brasil, Colombia y México, en donde habrían sido espiadas -durante largo tiempo y desde su embajada en nuestro país- las máximas autoridades institucionales del Estado representadas por Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
El espionaje realizado por la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense abarca a 25 países, en donde se intervinieron llamadas telefónicas, millones de correos electrónicos, videoconferencias, perfiles en redes sociales, fotografías y videos, con el apoyo de Yahoo, Google, Apple, Microsoft, YouTube y Skipe.
La información recopilada incluye autor y receptor de comunicaciones, así como su duración y localización. Las denuncias de Snowden se suman a las del soldado Bradley Manning recientemente condenado a 35 años de prisión por “ayudar al enemigo” filtrando información sobre la guerra en Afganistán, y a las del fundador de Wikileaks, hoy refugiado en la Embajada ecuatoriana de Reino Unido, Julian Assange, sobre los alcances del espionaje que lleva a cabo el “gran hermano” en la era de la globalización.

Assange, Manning y Snowden
El gobierno estadounidense realiza seguimientos a millones de individuos a través de internet, creando un sentimiento socialmente difuso de persecución e intromisión indebida en la vida privada de las personas, justamente el desorden simbólico que buscaba el espía en la novela de Conrad.
Nuestras sociedades definen a la democracia como el gobierno del poder visible sobre los poderes invisibles. Siempre ha existido, y siempre existirá, un poder invisible en contra del Estado, un poder conformado por la delincuencia organizada, los grupos subversivos o los intereses de otros estados. Así ocurrió durante el gobierno de Calderón y así ocurre con la actual administración, ambas caracterizadas por la existencia de gobiernos divididos. Hasta ahora, la tibia respuesta del gobierno mexicano, dista mucho de la asumida por otros países y refleja un tipo de prudencia que asemeja mucho a la debilidad política. Requerimos de gobiernos unificados, soberanos y democráticos. De aquí la importancia de consolidar en nuestro país gobiernos de coalición, que permitan la defensa del “interés nacional mexicano” en un contexto internacional caracterizado por la imposición de viejas y nuevas hegemonías políticas.