Es una bomba de tiempo la sierra de Chihuahua

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Problemas de inseguridad podrían detonar una crisis como la de Michoacán: expertos

Francisco Luján / NorteDigital

 Los problemas de inseguridad en la Sierra de Chihuahua son muy parecidos a lo que ocurre actualmente en Michoacán, donde la actividad del narcotráfico se desbordó, coincidieron catedráticos de la UACJ y de la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo.

“Cuando nos preguntamos por qué las autodefensas, por qué tal invasión de los Caballeros Templarios, no nos damos cuenta que en el estado de Chihuahua hay toda una serie de municipios que no son primordialmente indígenas, donde actualmente las autoridades locales presiden y el cártel gobierna: ponen al director de Seguridad Pública y al director de Obras Públicas”, expuso Víctor Quintana en un foro del Departamento de Ciencias Sociales de UACJ-ICSA.

En el evento de la Universidad participaron también Jorge Balderas e Hirám Maldonado de Michoacán.

Quintana explicó que desde hace tiempo en el país, de acuerdo con el politólogo latinoamericano Eduardo Buscaglia, sobre todo en las zonas rurales, ocurre una realidad de vacíos de poder de Estado en todas sus formas, incluso como monopolio de la defensa legítima y de todas las demás acciones en todos sus órdenes.

Amplió que en el campo mexicano desde las políticas de ajuste estructural en 1983 y con mucha más profundidad desde las políticas implementadas en el marco del Tratado de Libre Comercio, hay una retirada del Estado en la promoción de la actividad agropecuaria, financiamiento de la misma actividad y aseguramiento de la comercialización, distribución y todas las actividades donde el Estado fue el principal protagonista en el medio rural.

Cedieron todo al narco

“El Estado era el principal educador, el principal responsable de la salud y la cultura con toda y sus deficiencias marcadas por prácticas corporativistas, pero ahí estaba presente con toda su mano de la hegemonía de la derecha pero también del consenso de la izquierda”, dijo.

Esta presencia del Estado se materializaba con el extensionismo de la Secretaría de Agricultura, con el Banco Rural, distribuidora de Conasupo, así como sus agencias de seguridad pública y seguridad nacional, explicó.

CAMPESINOS CHIHDe acuerdo con el investigador, a partir de 1983 toda esta presencia del Estado se empezó a desmantelar.

Los espacios, agregó el investigador, fueron cubiertos por las estrategias familiares de sobrevivencia que cada unidad campesina adopta, mandando a Estados Unidos y a las ciudades mexicanas a algunos de sus miembros para hacer frente al cada vez más escaso financiamiento del Estado.

“Todo se retiró del campo menos las Sabritas y la cerveza”, señaló irónico.

Indicó que ante esta realidad -igual que en Michoacán- se generaron espacios vacíos ocupados por el crimen organizado, convertido en el comprador de fincas en quiebras, ranchos ganaderos y huertas perdidas por falta de subsidios gubernamentales que no pueden competir con productos estadounidenses.

“Los narcos se convierten en grandes rancheros y en grandes financiadores en muchas actividades agropecuarias y de manera igualmente paulatina toman las Policías de los pueblos.

Indicó que ante esta realidad -igual que en Michoacán- se generaron espacios vacíos

Recordó que la Policía Estatal recientemente llevó a cabo la detención de delincuentes que operaban en vehículos robados utilizados para una Policía intermunicipal que no existe, aunque de este hecho se reportó el rescate de los responsables.

Paramilitares

Para Quintana en Chihuahua estamos muy lejos de la emergencia de un movimiento similar al de Michoacán.

PARAMILITARESReveló que de acuerdo con investigaciones periodísticas, en Chihuahua operan 23 grupos paramilitares, gatilleros a sueldo que se venden al mejor postor para defender negocios tanto lícitos e ilícitos.

¿Por qué autodefensas en Michoacán y por qué en Chihuahua?, se le preguntó.

“Reflexiono a manera de hipótesis que los municipios chihuahuenses rurales, desde la frontera con Nuevo México hasta la frontera con Durango, del lado occidental del territorio estatal, salvo las ciudades y los fundos mineros, es una zona que pierde población o son muy pocos sus habitantes con predominio de personas mayores, mujeres y niños”.

“No se puede integrar grupos armados con estas características demográficas, aunque las mujeres tengan muchas agallas, por la cercanía con los EUA la presencia del narco es abrumadora en las comunidades no sólo numéricamente sino también porque está muy penetrado en el tejido social”, consideró.

Entonces, dijo, esto sucede en Chihuahua en el medio rural y las autodefensa no han surgido porque las comunidades de Michoacán no tienen los niveles de altísima marginalidad que tienen las comunidades indígenas chihuahuenses”, dijo.

Señaló que tales comunidades indígenas desde tiempos de la colonia optaron por resistir no con el enfrentamiento, sino remontando y dispersándose en la sierra.

“Es mucho más difícil que en este contexto de resistencia, precariedad extrema de la vida, no puede darse el caso michoacano donde el movimiento tuvo origen en una comunidad indígena sólida, fuerte y rica en recursos naturales –a diferencia de los despojados Tarahumaras– quienes formaron sus propio cuerpo de seguridad para protegerse”, indicó el investigador.

“Este patrón hace muy difícil que surjan los autodefensas en Chihuahua”, concluyó.

Consideró que el caso michoacano merece mucha atención por la reacción “gallarda” que han demostrado.

Dijo que tanto en Michoacán como en Chihuahua los vacíos del Estado fueron ocupados por la delincuencia organizada y que hoy en día en nuestra entidad, donde operan dos cárteles de la droga, ejercen dominio en el aparato de las fuerza del orden y finanzas de los gobiernos municipales.

Sociedad civil débil

“Aquí la sociedad civil no ha sido suficiente para generar una reacción de enfrentamiento como en Michoacán, lo que aquí tenemos es la resistencia del silencio, en algunos casos la resistencia del temor”, indicó.

Quintana lamentó que bajo estas condiciones aun comandos armados imponen cuotas a las empresas mineras como condición para dejarlas operar y organizaciones defensoras de derechos humanos dan cuenta de la desaparición forzada de trabajadores de este mismo sector industrial.

CARRERAS CABALLOS“Es el estado criminal en todo su apogeo”, estimó tras comentar que en los pueblos la gente no puede hablar del terror, el mismo que les infunden los narcos que los obligan a asistir a las carreras de caballo para venderles cerveza que después se la cobran con creces cuando sus propias policías los detienen manejando.

“Las dos acciones más importantes del narcotráfico en el país han sido decididas desde los Estados Unidos… lo que vemos ahorita –lo cual incluye el estado de cosas en Michoacán y la captura del ‘El Chapo’– es una reconformación del mercado del comercio de las drogas. Lo que hoy está en juego no es el monopolio de la violencia legítima, sino el control del comercio de las drogas en el cual Estados Unidos ha manejado una buena parte de ese control; en México, parecería que hay dos patrones del manejo de las drogas”, discernió.

Ahondó de manera hipotética que aparentemente desde el sexenio calderonista la “economía” de la droga descansó en los amigos del régimen mientras que el nuevo orden político priísta pareciera ser que controlaría también con sus aliados pero adentro del Estado.

En opinión del activista y académico, el Estado avanzaría hacia una estrategia para controlar este comercio desde adentro del mismo Estado, no para acabarlo, a partir de la detención de “El Chapo”.

“Este es un país de autodefensas, tenemos los casos más organizados y más espectaculares que llaman más la atención como las autodefensas michoacanas, pero todos los días en este país tiene que autodefenderse porque el estado se ha venido ausentado de todo y cada vez que se hace presente es sólo para la integración del binomio control y violencia. ‘Apropiación y violencia’, como diría Boaventura de Sousa”, concluyó.


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