EN EL CAMINO: La Resistencia Mexicalense y la Democracia Mexicana

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Todo grupo humano necesita, para poder sobrevivir, avanzar en sus condiciones de vida y mantener su integridad, ser capaz de gobernarse. Entre las formas de gobierno la democracia se ha constituido, para la gran mayoría de las naciones contemporáneas, en el referente por excelencia. Prácticamene todos los jefes de estado afirman que sus gobiernos son democráticos y, con esa justificación, claman a los cuatro vientos que sus actos tienen la legitimidad requerida para ser implementados.

Jesús Francisco Galaz Fontes / A los 4 Vientos

¿A qué se refiere el concepto de democracia? En términos generales puede afirmarse que constituye una forma de gobierno en la que el “pueblo” toma las decisiones de los asuntos públicos. No obstante, el tamaño y complejidad de los países hace sumamente difícil que el pueblo ejerza de una manera directa tal poder y, en tal sentido, los tiempos de las democracias directas puras han quedado atrás y, en lugar de ello, tales sistemas de gobierno se han transformado en democracias representativas, en las cuales el elemento clave es que los ciudadanos seleccionan, en elecciones libres, equitativas y periódicas, a sus representantes, quienes a su vez ejercen posteriormente el gobierno de su sociedad.

Uno de los problemas de la democracia representativa, como lo sabemos muy bien en México, es que los representantes populares, en ausencia de mecanismos pertinentes de control, se alejan de la ciudadanía a tal grado que llega un momento en que esas personas ya no representan, sobre los hechos, a nadie sino a sí mismos. Asociada a esta dinámica los partidos políticos dejan también de pensar y actuar en el bien público y, en lugar de ello, se concentran en buscar la forma de mantener y acrecentar sus privilegios. También sabemos de esto en nuestro país.

Protesta contra fraude electoral en el zócalo de la CDMX. Foto internet

La democracia mexicana atraviesa por una etapa crítica.

Tenemos dudas fundadas de que nuestro voto sea respetado; las elecciones presentan múltiples problemas y son cuestionadas aún antes de que se lleven a cabo; los partidos políticos tienen niveles de credibilidad mínimos y, por si fuera poco, no parece existir, a nivel general, una ciudadanía informada y responsable en sus obligaciones, conocedera de sus derechos y participativa.

Foto: internet

Muchos ciudadanos piensan que la solución a los problemas del país (estado y/o municipio) consiste en que no hemos podido encontrar a las personas adecuadas para gobernarnos; que todo se solucionaría si nuestros gobernantes fueran honestos, competentes y estuvieran centrados en el bien común.

No tengo duda de que personas con un perfil de este tipo podrían representar una diferencia en la calidad de nuestro gobierno, pero me temo que, sin la presencia y funcionamiento adecuado de mecanismos de control (transparencia, rendición de cuentas, aplicación equitativa de la ley, etc.) en los que los ciudadanos participemos de una manera protagónica, el estado actual de cosas “cambiará,” pero en realidad todo seguirá igual.

En Baja California el divorcio entre los representantes populares, incluyendo a los funcionarios públicos electos mediante el voto ciudadano, se ha acentuado en estos últimos tiempos. El por qué de este divorcio está relacionado con múltiples factores, pero es difícil poner en tela de juicio la afirmación de que los ciudadanos tenemos una opinión general negativa de nuestros gobernantes y que, además, desconfiamos profundamente de ellos. Aunque hablen educadamente; aunque tengan estudios universitarios; aunque provengan de buenas familias.

Movimiento de Resistencia Civil en defensa del agua en Mexicali, B.C. Foto: Sergio Haro

No es el primer ni el único movimiento ciudadano en el estado, pero la Resistencia Mexicalense, contra todos los pronósticos del gobierno y de una parte de la población, sigue adelante con sus demandas relativas a varios aspectos fundamentales del ejercicio gubernamental de estos últimos años: las asociaciones público-privadas y el endeudamiento público a pagar con nuestros impuestos; los proyectos de las desaladoras de la Zona Costa del Estado; la instalación de la planta cervecera Constellation Brands en el Valle de Mexicali; la asignación directa de contratos de obra pública; la aplicación inequitativa de la ley, etc.

Activistas en resistencia civil contra la privatización del agua. foto: internet

Los colectivos implicados en la Resistencia Mexicalense no tienen, necesariamente, la mejor de las organizaciones, pero la pertinencia de sus preocupaciones es trágicamente innegable; no siempre hablan de una manera “correcta” e, inclusive, ciertas personas los tachan de groseros; rayan en excesos ocasionales y, definitivamente, no parecen estar dispuestos a poner la otra mejilla para que las autoridades y las fuerzas de seguridad los maltraten como han mostrado ser capaces de hacerlo. Son contestatarios y no se sujetan al protocolo cortesano propio del funcionamiento gubernamental; no son de “sí señor; lo que usted diga señor.” Pero con todos sus aciertos y errores, la Resistencia Mexicalense está ayudando -a pesar de que para muchos ello no resulte obvio ni válido-, a que nuestra democracia pase de ser una impunemente representativa, a una democracia participativa rinde-cuentas en la que los intereses de la ciudadanía ocupen el centro de atención de nuestros representantes y funcionarios públicos.

Vienen las elecciones y algunos se preguntan si el resultado de ellas, sea cual sea, resolverá nuestros problemas. Si la ciudadanía solamente vota sin preocuparse por todo el proceso electoral y, además, si después de que se determinen los resultados, esa ciudadanía asume la postura de que, ya sea para bien o para mal, será el gobierno el que determine nuestro destino, me temo que el cambio que la gran mayoría de nosotros anhelamos, tardará todavía un buen tiempo en concretarse. Si, por otro lado, la ciudadanía participa enérgicamene en el nuevo gobierno, siguiendo y mejorando el ejemplo de la Resistencia Mexicalense, me declaro prudentemente optimista, sabedor de que el cambio tardará, pero que juntos lo estaremos construyendo.

Imagen de portada: Hyuro.es


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