El Repaso de los (D)años: La dictadura de los empresarios
Vivimos una época de miedo e incertidumbre, no sólo en el plano económico y político, sino también en el histórico. No entendemos, pues, cómo llegamos a una era tan caótica. Para comprender cómo hemos llegado a este punto y comenzar a actuar en resolver las miles de problemáticas que nos aquejan a diario, es necesario comprender primero los orígenes de tanta corrupción, privatización y vileza política en todo el mundo.
Daniel Arellano*/ A los 4 Vientos
Por lo tanto, dedicaré mi última columna de este año a tratar de explicar, a través de una breve síntesis, los últimos 200 años de nuestra historia político-económica, para después aterrizar las ideas y cambios políticos que se gestaron durante este tiempo y mutaron hasta llegar a nuestro contexto actual.
Dos siglos de explotación estatal-empresarial
La Revolución Francesa tenía el ideal de, a través de la democracia, la igualdad, la libertad y la fraternidad, alcanzar un Estado representativo digno para todos los ciudadanos. El primer paso para lograr su propósito fue “acabar” con la monarquía y el grupo de aristócratas —hoy día llamados millonarios— que habían acaparado el poder político desde hace siglos junto con la iglesia católica.
Lamentablemente, la monarquía no fue abolida jamás.

Pintura de época representando la decapitación de Luis XVI de Francia (Publicado en: La revolución francesa y sus efectos/ internet)
Sí, se le cortó la cabeza a Luis XVI —lo que equivaldría a cortarle la cabeza a Peña Nieto en los tiempos actuales— y se tomó la Bastilla —Los Pinos—, pero los sueños de conseguir un Estado de Derecho verdadero, justo y representativo jamás se llegó a concretar. ¿Por qué? Porque a la par del nacimiento del Estado moderno como idea y práctica, nació algo más: el capitalismo.
Así pues, para no hacerles el cuento tan largo, la monarquía —reyes con altísimo poder económico, escogidos por “la divinidad” para gobernar al pueblo— fue reemplazada por la burguesía, oculta bajo el disfraz de la “democracia”. ¿Qué queremos decir con esto?
Pues nada más que desde entonces los empresarios, los burgueses, los del gran billete, se dedicaron a ocupar los puestos de gobierno utilizando el dinero y el poder político para enriquecerse: resultó que utilizar el Estado como herramienta para lucrar se volvió moda. Legislación tras legislación y reforma tras reforma, la mayoría de los estados internacionales comenzaron a hacer uso de la política pública para favorecer los negocios de unos cuantos.
Azota la Revolución Industrial y los grandes capitales comienzan a acapararse entre unos cuantos explotadores: fábrica por aquí, ferrocarril por allá, dinero embolsado para unos cuantos a costa del trabajo (y la muerte) de millones. Podemos hacer el paralelismo de esto con lo que hizo Porfirio Díaz durante su dictadura de tres décadas: industrializó el país, pero a costo de la muerte y explotación de millones de vidas. La diferencia sería que, mientras Porfirio hizo todo aquello bajo el slogan del “beneficio del pueblo mexicano”, las grandes empresas lo hicieron bajo el slogan de acumular más capital para ellos mismos.
Claro, las cosas no fueron tan mal. Hubo revoluciones, los obreros se organizaron y exigieron mejoras laborales, se ganaron derechos, se crearon sindicatos, hubo reformas agrarias en algunos países (como el nuestro) y llegado el Siglo XX, nació la primera nación liderada por los ideales contrarios a los del régimen capitalista —cuyos máximos principios son la libertad económica y la competencia—. Hablo, claro está, de la Unión Soviética y el socialismo.
Durante todo el Siglo XX ocurren las dos guerras mundiales y terminamos con un escenario donde la Guerra Fría entre las dos potencias globales —Estados Unidos y la Unión Soviética— se enfrentan ideológica y bélicamente, en su mayoría, en terrenos ajenos a sus respectivas naciones.
El “Estado de Bienestar”, una propuesta socialista que promueve que el estado se haga cargo de las necesidades básicas de la población, comienza a cobrar popularidad entre los gobiernos, y el bloque occidental, aterrado ante la posibilidad de que sus capitales sean expropiados y puestos al servicio del pueblo, inician la contraofensiva propagandística con los medios masivos a su disposición —hay que tomar en cuenta que cuando hablamos de bloque occidental estamos hablando de la herencia de la Revolución Francesa, lo que implica que nos referimos a toda Europa, Gran Bretaña y Norteamérica—.
Vivimos dictaduras, represión, abuso del poder, guerrillas, intervenciones políticas en el extranjero, y el “fracaso” del Estado de Bienestar gracias a la intervención de los bancos y el Fondo Monetario Internacional (que son lo mismo), con lo que los economistas al servicio del capital aprovechan para imponer un nuevo sistema: el paradigma neoliberal, la versión más voraz y atroz del capitalismo, que busca la privatización total de la vida y los recursos sociales. Energía, educación, salud, todo debe ser accesible sólo para aquellos que pueden pagarlo. ¿No tienes dinero para ello? Ponte a trabajar desde temprana edad en la fábrica a 40 kilómetros de distancia de tu hogar, donde no tendrás prestaciones y te despediré en cuanto empieces a generar antigüedad.
Nace el Siglo XXI con la supuesta idea de que se acabó la guerra ideológica con la derrota del socialismo y el triunfo del capitalismo. Sin embargo, no pasa una década antes de que los norteamericanos creen un nuevo enemigo: el terrorismo de medio oriente. El negocio de la guerra es y será siempre el más redituable.
Conforme fueron ocurriendo los hechos aquí descritos, la democracia sirvió como teatro para hacerle creer al pueblo que tiene el poder de escoger quien lo gobierna, cuando han sido los grandes empresarios quienes, en la mayoría de las ocasiones, han impuesto a quien les favorece; la nación que ejemplifica con mayor contundencia este hecho es Estados Unidos.

La medalla Belisario Domínguez, otorgada por el Senado de la República a mexicanos que se han distinguido por su servicio a México, fue otorgada en 2015 al empresario minero Alberto Baillères, presidente del Consejo de Administración de Peñoles, Palacio de Hierro, GNP y Profuturo. Su fortuna, según estima la revista Forbes, asciende a 18 mil 200 millones de dólares, es el segundo hombre más acaudalado de México.
En muchos países no hubo necesidad de valerse del recurso de la farsa democrática, pues se impusieron gobiernos de forma autoritaria por la vía de las armas al ver que la democracia sí podía provocar que el pueblo llegara al poder: las dictaduras en toda Latinoamérica dan cuenta de ello, siendo el Golpe de Estado contra Salvador Allende el ejemplo más claro.

Salvador Allende, médico cirujano, primer socialista que llega a la presidencia de la República de Chile por la vía democrática-electoral. Ganó los comicios en 1970 y gobernó en beneficio de las mayorías, en defensa de los recursos naturales del país y de su soberanía nacional. El 11 de septiembre de 1973 murió defendiendo el Palacio de Gobierno La Moneda, durante el golpe de estado que encabezó el general Augusto Pinochet auspiciado por Estados Unidos.
Les he narrado todo esto para que tengan una idea general de cómo hemos llegado al punto en el que nos encontramos, un escenario que podría ser descrito con dos palabras: la dictadura de los empresarios.
De lo general a lo particular: el caso de Baja California
Hablar de empresarios en el poder político será ahora más fácil, con los antecedentes ya a la mano del lector. Empecemos por la crisis económica del 2008, año en que se colapsa el mercado inmobiliario de los Estados Unidos por las especulaciones de los grandes inversionistas en Wall Street. Para entender mejor cómo se formó la burbuja que creó la crisis financiera, recomiendo ver la película de The Big Short, y a partir de ella buscar más información.
Los mercados se caen, gente se endeuda de por vida, millones pierden su empleo y su vivienda, pero eso sí, los grandes banqueros e inversionistas de Wall Street manipulan todo para salir beneficiados a costa de millones de personas. Pasan ocho años de aquel estallido económico y Trump, un empresario que pretende privatizar los pocos sectores públicos de Estados Unidos, llega al poder utilizando el discurso anti-inmigrante y disfrazando su origen empresarial al apropiarse de un discurso anti-sistema —siendo en realidad el máximo representante de los intereses empresariales del mercado norteamericano—.
Veamos ahora México. Es el 2012, Peña Nieto gana la presidencia y desde el primer día de su mandato firma el “Pacto por México”, punta de lanza para continuar el proyecto de privatización del país iniciado por Carlos Salinas de Gortari.

Enrique Peña Nieto llega a la presidencia de la República en 2012 con el padrinazgo del expresidente Carlos Salinas de Gortari, quien asumió el poder tras unos comicios fraudulentos en 1988
Las reformas estructurales de Peña comienzan su imposición, iniciando con uno de los sectores clave: el energético. Se privatiza Pemex, a la par que la Reforma Educativa arranca a todo vapor para privatizar la educación. A su vez, a nivel local y estatal se comienzan a privatizar mineras, ríos, reservas ecológicas y demás.

En 20 años, los gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox y Calderón entregaron en concesión 97 millones 800 mil hectáreas a empresas mineras mexicanas y extranjeras, según datos de la Secretaría de Economía. “En los últimos cinco años las trasnacionales mineras han extraído el mismo volumen de oro y plata que se llevaron los españoles en 300 años, gracias a que los gobiernos del PRI y del PAN les han concesionado la tercera parte del territorio nacional”, advirtió Andrés Manuel López Obrador en julio de 2014
Llegamos finalmente a Baja California. Es el 20 de Diciembre del 2016 y los bajacalifornianos nos despertamos con la noticia de que Kiko Vega —cínico empresario que ha hecho millones con el poder político de la gubernatura estatal— y los diputados del PAN aprobaron la dichosa “Ley del Agua de Baja California”, la cual, en pocas palabras, permitirá la privatización del agua a nivel estatal. Siendo uno de los recursos más escasos en la entidad, la privatización del líquido vital significará un golpe cobarde contra las finanzas de las clases medias y bajas.
La cosa no termina ahí. Miramos a Ensenada y el alcalde priista electo, Marco Antonio Novelo —gran empresario con miles de negocios y relaciones económicas particulares—, privatiza el festival más antiguo de la región, cediendo la organización del Carnaval de Ensenada a sus compadres en menos de 30 días de que da inicio su gestión.
El porvenir…
Cómo habrá podido deducir el lector, en toda esta breve síntesis hay un común denominador: los empresarios utilizando el poder público para enriquecerse. La cosa va de lo más general (nivel global) a lo más particular (gobiernos municipales). El Estado de Derecho, tanto en México como en el resto del mundo, ha sucumbido ante los poderes económicos desde sus inicios: No hemos vivido nunca en una democracia.
El porvenir se ve oscuro, bélico. En México el panorama no es muy difícil de dilucidar. Ante el hartazgo crítico de los mexicanos por los abusos constantes del PRI y el PAN, las masas populares —electores que la mayoría de las veces venden su voto a cambio de las miserables dádivas de la partidocracia— están volteando a ver a AMLO como alternativa en el 2018.
No sería una historia nueva que López Obrador llegara al poder, no sería la primera vez que un populista alcanza el poder bajo el discurso de cambiar las cosas para los más pobres. Lo acabamos de ver con Trump. Sin embargo, Obrador parece querer ir más allá de la demagogia. En mi opinión personal, pienso que es un político que quiere morir habiendo hecho un cambio verdadero. No es, pues, una persona empresaria que quiera enriquecerse con el poder público, sino un político que desea ser recordado en la historia por haber generado un cambio verdadero.
Sin embargo, ante el probable escenario victorioso para Obrador, las élites políticas de Estados Unidos y México ya han comenzado a mover los hilos del poder. En pocas palabras, si gana AMLO, habrá en México un Golpe de Estado Militar, pues está claro que el ejército comulga con el Grupo Atlacomulco y sus intereses neoliberales.
Conquistar un verdadero estado de Derecho en México no será nada fácil, y lo más probable es que nos enfrentamos al mismo escenario que Chile vivió cuando triunfó Allende. Hay que tomar precauciones desde ya, organizarnos, informarnos, crear redes sociales verdaderas y sólidas; es momento de que los liderazgos locales asuman su responsabilidad social. Sólo así podremos hacerle frente a lo que se viene.
Finalmente, quisiera cerrar mi última columna del 2016 con otro pronóstico realista y por lo tanto, doloroso. Bastará con un pequeño recordatorio: la Primera Guerra Mundial inició con el asesinato del archiduque Francisco Fernando, heredero de la corona imperial austro-húngara, cuya muerte explosionó el primer conflicto bélico de proporciones globales en el Siglo XX. Las condiciones ya estaban ahí, el asesinato del archiduque sólo prendió la mecha. Bueno, ahora es momento de mirar el panorama político internacional, y ser analíticos con el hecho que ocurrió del día de ayer: el asesinato del embajador ruso en Turquía. Con este hecho, la conclusión es una: el 2017 iniciará con la pólvora lista. Esperemos que no llegue la chispa.
* Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la
Universidad Autónoma de Baja California. Reportero y columnista en 4 Vientos. Interesado en el periodismo de investigación, la literatura, la poesía, el estudio de las redes sociales y el desarrollo político del país.