El Poeta

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Era un hombre que se volvía poeta en los plenilunios. Le crecía el cabello. Los ojos se le colmaban de brillos. Una palidez marfilínea le asaltaba en la cara. Estaba sujeto a los caprichos lunares como las corrientes oceánicas. También como los licántropos. Acostumbraba escribir sus versos en las arenas de las playas para que después las mareas se encargaran de borrarlo todo.

Luis Arturo Ramos / El Cuento

Un día no pudo ver la luna llena por las nubes que cubrían el cielo. Tampoco los ojos se le llenaron de brillos. Murió de pena con los versos atorados en la garganta. Compadecido Dios le concedió la cabellera. Quedó flotando sobre el mar. Confundida con las algas.


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