El hartazgo, una realidad que recorre el país

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Ya es la tercera semana del cuarto mes del año y el país no encuentra sosiego. Decía mi padre que cuando las cosas se enredan, hay que buscar sus causas en quien tiene el timón en la mano. ¡Y tenía razón! En medio de su limitada cultura de campesino, visualizaba razonablemente la complicada situación que vivía. A su modo, se explicaba la frustración que representó la Revolución de 1910-17, se preguntaba el porqué de la guerra cristera y buscaba las causas del desvanecimiento del proyecto social de los hermanos Flores Magón, de Zapata y de Villa. Ya no vio a plenitud que los jijos y nietos de la Revolución se montaron en el poder, y que hasta hoy, no ha habido fuerza humana que haya podido evitar el surgimiento de la inestabilidad, la confusión y la irritación que vivimos

Jesús Sosa Castro/ A los Cuatro Vientos

En ese loco afán de saber lo que pasa en México, con frecuencia me pongo a darle seguimiento a los planteamientos de la abyecta clase política que padecemos. A la fecha, no encuentro razones para suponer que va en la ruta correcta. Escudriño el pensamiento político de esta élite y lo que encuentro es confusión, un pensamiento carcomido por el pragmatismo y una falta total de coherencia en su discurso. Vive una pobreza intelectual atrozmente dañina que se agrega a la indigencia física en que se encuentran sesenta millones de mexicanos. En sus acciones, no hay materia gris que cultive un razonamiento juicioso que explique las causas del hartazgo que vive el país

A pesar de que no es fácil dilucidar las cosas que nacen y se reproducen como algas a lo largo y ancho de la República, una cosa es innegable. México, es un volcán a punto de estallar. La nobleza y el aguante de nuestro pueblo, el que trabaja y sufre las veleidades del capitalismo salvaje, están llegando a su límite. Desde el Presidente hasta los funcionarios de los otros poderes, son portadores de una incapacidad política, ideológica y cultural inenarrable. La rebelión de la gente no solo es resultante de vivir la pobreza económica y la ignominiosa exclusión de sus derechos legítimos. Su inconformidad deviene porque los funcionarios de todos los niveles, son la expresión de un discurso estupidizante que ofende su dignidad y su inteligencia

Si quieres ser oído y respetado, tienes que ser producto de la legalidad y del respeto hacia la ley. Pero si tu poder no es resultado de ésta, entonces estás expuesto a que tu discurso se abata porque carece de basamento jurídico. Esta es la razón por la que Peña Nieto no es un interlocutor válido ante la gente, no fue electo de manera constitucional por eso su prédica, navega en la cresta de un mar de inconformidades políticas y sociales. Como no puede convencer, quiere vencer al través de la fuerza. Solo que su persistencia, se está topando con un pueblo politizado, que ya cobra conciencia que las luchas aisladas, sin programa y sin organización, son fácil presa del golpeteo y de las conductas represivas de los gobiernos

Como nunca, la gente ha ganado en experiencia. Su participación y sus liderazgos ligados a ella, son la mejor carta que ha puesto en su agenda nacional. Distingue con claridad el papel que juegan los funcionarios públicos, los partidos y los grupos de poder. Sabe quiénes apoyan sus luchas y quiénes se han pasado al campo del oficialismo neoliberal. Entiende que los miles de policías federales, estatales y municipales son cuerpos represivos que sirven al sistema y los gobiernos los utiliza contra sus luchas. Por eso el poder de las mafias crece, mientras los gobiernos contienen y acotan las acciones de protesta

Lo que más lastima a la gente es el intento de imponer leyes que van contra sus derechos constitucionales. Es humillante que haya funcionarios públicos que intentan posicionar sus propuestas, con argumentos que rayan en una incultura lamentablemente silvestre. Los casos de los Gobernadores Ángel Aguirre y Graco Ramírez, son verdaderamente patéticos. Estos mastines de la izquierda chaquetera, son un descrédito que la ofende

Mientras las fuerzas represivas anden en las calles y los políticos proponiendo leyes represivas en lugar de abonar a la trasformación económica y social de México, no habrá paz en el país. Si no cambian su mirada y se ponen a estudiar las soluciones que requiere la compleja situación nacional, el pueblo seguirá manifestándose en la calle porque es el espacio que le han dejado para protestar. Ya estamos hartos de los políticos mediocres y rateros. Si queremos apostarle a la paz, atajemos con soluciones, inmediatas y justas, el fantasma de la irritación y el hartazgo. De lo contario, el pueblo organizado tendrá derecho a decidir lo que sigue.

jesus sosa castro*Jesús Sosa Castro. Destacado militante de la izquierda mexicana. Columnista de SDP y colaborador de 4Vienos.net.

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