El circo de los tigres de papel
El jueves 27 de marzo se reunieron en el Parque del Mestizaje tres líderes de Morena. Eduardo Cervantes Díaz Lombardo, Martí Batres y Andrés Manuel López Obrador. Los tres están haciendo un recorrido por las Delegaciones del DF para impulsar la construcción de Morena y preparar el ambiente para las campañas que vienen. A su alrededor y haciendo honor a las viejas tradiciones, apareció la nomenclatura, los jefes de tercer nivel y un montón de arribistas que hasta hoy no se sabe de dónde salieron. Los militantes de a pie, la prole, los que asistimos por convicción a estos actos políticos, fuimos pocos. Los acarreados, los aplaudidores por consigna y los que llenaron el templete, no cabían de contento. ¡Se sentían los tigres de papel!
Jesús Sosa Castro/ A los Cuatro Vientos
Para Morena, este encuentro fue importante. Vino a sumarse a otros que poco a poco están sacudiendo el ánimo social y contribuyendo al impulso de la polémica interna sobre el desempeño que está jugando y debe jugar el Movimiento Regeneración Nacional. Los discursos que se pronunciaron en este encuentro fueron “radicales” Pusieron el acento en asuntos que tienen trabado el crecimiento de Morena en la GAM. Hablaron de unidad, de principios, de organización, de avances en la construcción de los Comités Territoriales, del proyecto político, del inevitable triunfo de Morena en los comicios por venir. Lástima que estos juicios se hayan dicho de dientes para afuera. No tienen sustento en la realidad. Por lo menos por ahora. Los oportunistas de pañal que atiborraron el templete, se quedaron patidifusos ante el enorme trabajo que les espera.
Los que andamos en las colonias, los que hacemos la talacha, nos dimos cuenta que mucho de lo que se estaba diciendo carecía de veracidad. No es cierto que estemos creciendo en la proporción que señalan los dirigentes. Veintidós comités de ciento ochenta y siete colonias que hay en la GAM no pueden presumirse. De estos, cuando mucho funcionan diez. Una buena parte de los consejeros estatales, distritales y Comités Delegacionales son puro jarabe de pico. Se paran el cuello ante sus superiores diciendo mentiras y éstos las creen porque nunca se han parado en los comités territoriales. Jamás han tenido contacto con la gente, con la realidad y con el tiempo
En este ir y venir de la “clase política de Morena” se la pasan gritando que vamos a “derrotar políticamente a la oligarquía para hacer valer la democracia, establecer un gobierno que combata la codicia y la corrupción, distribuya con justicia las riquezas de México y garantice el bienestar y la felicidad de nuestro pueblo” Pero hasta ahora, no acompañan sus dichos con los hechos. Lograr este objetivo requiere contar con el apoyo del pueblo, estar ligado a sus luchas, correr a los oportunistas y abrir los espacios para la crítica y la autocrítica. Sin esto, sin concientización política, organización, trabajo, información, ideales y el apoyo de los ciudadanos, nada será posible
Los líderes de Morena, excepto AMLO, los otros no hablan, no escriben, ni educan a nadie. Hay pobreza de ideas, de propuestas y de trabajo por parte de la mayoría de los dirigentes. Lo que predomina es la banalidad, el folclor político y el desprecio a la inteligencia ciudadana. Es patético ver cómo aquellos que elegimos para que coordinaran nuestro trabajo, se han convertido en defensores del status quo, olvidaron sus responsabilidades con las bases, no dan información ni se presentan a las reuniones. Ya se volvieron cupuleros. Ahora lo que buscan es codearse con los que tienen el poder. Suponen que las viejas prácticas políticas serán las que se impongan en la distribución de los puestos. Son esos “adelantados” ridículos y esquizofrénicos, de los que habla Andrés Manuel
Si el sistema ha pervertido las ideas y el comportamiento cultural y político de la sociedad, Morena está obligada a empeñar grandes esfuerzos para capacitar a sus “líderes” para que éstos contribuyan al mejoramiento del nivel cultural de los electores. Pareciera, sin embargo, que éstos rápidamente se están acomodando a las nuevas circunstancias. Los esfuerzos por remontar estas debilidades, no los conmueve. Se sienten bien donde están y como están. Por eso hay que desprendernos de quienes sostienen que la política sólo la pueden hacer los políticos. Los que saben. El pueblo no tiene necesidad de pensar ni de actuar porque para eso están los líderes, los ilustrados. Los de la prole, hay que mandarlos al destierro político, según lo describió en El imperio perdido, el gran demócrata José María Pérez Gay
El desencanto que nos aplastó por muchísimos años está viviendo su agonía. La marea que ha de subir las aguas viene de abajo hacia arriba. Los de a pie, los marginados, los olvidados por el sistema y por los de la nueva élite de Morena, estamos levantando la frente y pronto nuestros pasos serán oídos en toda la nación. ¡Se equivocan quienes nos quieren marginar! La práctica demuestra que todo cuanto tenga que hacerse para transformar el país, tendrá que hacerse con la gente. Nada vendrá desde arriba. Hemos llegado al punto en que si no hay insurrección no hay revolución. Muchos queremos que Morena sea el partido del cambio. Pero eso, sólo será posible si los arribistas no se suben al barco y se adueñan del timón. De lo contrario…