El caos gobierna México
Vaya semana previa al cierre del periodo vacacional de verano. La imagen del país sufrió severas contusiones que lo exhibe ante el mundo como una nación con serios problemas de violencia doméstica.
Manuel Narváez Narváez/ A los Cuatro Vientos
En medio del debate mediático de las “reformas de gran calado”, como las denominan los dueños de la verdad absoluta que regentean el “Pacto por México”; la casta política dio muestra de su enorme capacidad de antropofagia, y el sistema de justicia, colapsado desde hace mucho, de esconder la impunidad entre la inmundicia de los errores procesales de jueces y magistrados.
Contrapunteados por imponer una agenda con visión eminentemente partidista, el gobierno de la república y la oposición estiran hasta casi reventar la delgada soga que los ata para mantener a raya el descontento popular.
Para evitar la caída del libre del crecimiento económico de México, el presidente Peña se apresura a negociar la aprobación de las reformas energética y hacendaria, porque traerán al país -condiciona- , las inversiones extranjeras directas que detonen el desarrollo y la generación de empleo.
Desde que asumió la presidencia, la administración del mexiquense ha perdido un punto porcentual del PIB (producto interno bruto), es decir, de un 3.8% de crecimiento en 2012, cayó a menos del 3% en el primer semestre del año. Ahora la proyección es del 2% al 3%, según el Banco de México. Esto se traduce en 20 mil millones de dólares menos de inversión extranjera directa y 400 mil empleos menos en comparación al año anterior.
Si la tensión y la falta de cohesión entre las dirigencias del PAN y PRD con respecto de sus legisladores, que en todo caso son los que discutirán y dictaminarán las iniciativas, no fuesen suficientes para vislumbrar un acuerdo óptimo que redunde en reformas que sirvan para levantar la economía y darle trabajo a millones de mexicanos; azules y amarillos se enfrascan contra tricolores por imponer cada uno su agenda.
Pero como el debate sobre las reformas ya se convirtió en un nudo gordiano, seguramente alguien tuvo la genial idea de despresurizar la atención sobre la privatización o no de Pemex, que es la reforma que más afanosamente busca el gobierno peñista, aunque la que más urticaria provoca a la partidocracia, sobre todo a la izquierda; y sugirió que era el momento propicio para sacar a la calle a dos criaturas con ADN de parásitos: Raúl Salinas de Gortari y Rafael Caro Quintero.
La absolución del hermano del expresidente Carlos Salinas generó todas las reacciones posibles del imaginario colectivo, ya que la peculiar justicia mexicana lo encontró inocente de los delitos de enriquecimiento ilícito durante su paso por la extinta Conasupo, y ordenó la devolución de dinero y bienes incautados. Un chingo de lana, como tres mil millones de pesos.
Y ya encarrilados, y para no mandarlo solo al escarnio público, un amparo, ay dios mío, bendito amparo que le hace milagros a los que pueden pagarlos; la singular justicia azteca puso patitas en la calle al narcotraficante más importante de los ochentas, a Caro Quintero. Un juez ordenó su pronta liberación al haber cumplido su condena de 28 años por asociación delictuosa, pero lo exculpa por el homicidio de un agente de la DEA (agencia antidrogas gabacha), con el argumento de que no se acreditó el estatus del norteamericano en tierra mexicana.
A la liberación de don Rafael, acompañaron como granizada todo tipo de municiones en contra de la resolución, a tal grado que los ofendidos vecinos del norte amagaron con venir por él para hacerlo pagar por la muerte de uno de los suyos. En contraste, hasta este momento no he visto una postura oficial del Estado mexicano en relación a la absolución de un agente fronterizo que en 2011 asesinó de un balazo en la cabeza a un adolescente juarense de 14 años, bajo un puente que conecta a El Paso, Texas con Ciudad Juárez.
Ante las vergonzosas liberaciones de criminales de la talla de Salinas, Caro Quintero y de la francesa Florence Cassez, el senador panista Javier Lozano, acusó al gobierno de Peña de permitirles la salida por la puerta grande. Nada más puntual que eso; sin embargo, el que escupe para arriba, tarde o temprano en la cara le ha de caer; remember: En el gobierno de Fox, Joaquín el “Chapo” Guzmán escapó por la puerta de servicio, en un carro de lavandería, entre sábanas y un colchón. Listo para la tintorería.
Como colofón al caos que gobierna México, las tribus izquierdistas y los antropánfagos azules se dieron con todo, dándole un toque colorido a tan rupestre cuadro típico de la tragicomedia mexa.
Al final de la semana pasada reapareció el Peje. Dice que viene a impedir la privatización de Pemex; para esto, condicionó a su ex, el PRD, de ir juntos en la “defensa” del patrimonio nacional. Ya le respondieron, en pocas palabras le dijeron que no esté jodiendo porque ya no es uno de ellos. Hasta Ebrard atizó demandando la salida del sol azteca del “Pacto por México”; y Miguel Mancera, otro cabeza de tribu, sigue con la mirada puesta en la despenalización del cultivo y comercialización de la mota.
Para terminar con las vacaciones de verano y darle la bienvenida a millones de jóvenes que regresan a las aulas, lo panistas cerraron con broche de oro. Al igual que sus aliados del Pacto, las tribus de Gustavo Madero y de Felipe Calderón se dieron con todo durante la Asamblea Extraordinaria a la convocaron a miles de militantes.
Resulta que el chihuahuense Madero Muñoz y todavía dirigente nacional del PAN, denegó a sus enemigos calderonistas la posibilidad de un recuento de votos sobre la aprobación por mayoría absoluta, de la reforma de estatutos que establece la elección directa por parte de la militancia, de sus dirigencias.
La furibunda respuesta fue orquestada, dicen algunos de los que asistieron, por otro chihuahuense: Jorge Manzanera. Huestes fieles al expresidente mexicano, azuzados por los senadores Gabriela Cuevas y Roberto Gil, intentaron infructuosamente y gracias al fuerte operativo de seguridad implementado por Madero, obligar al recuento. Lo que sí consiguieron fue despedirlo con temerarias consignas de ¡fraude!, ¡vendido! y ¡peñista!, además de una lluvia de artículos de conciencia cívica impresa y frutas de temporal que impactaron la anatomía del sobrino bisnieto del prócer de la democracia.
P.D. Bonito regreso a clases.